Sin dólares, denuncian un “menú nefasto” de cepos blue y alertan por las consecuencias del “apagón”
Con medidas extraoficiales, como la desaparición de la fecha de pago, se clausuró el acceso al mercado de cambios hace casi un mes y la situación se fue agravando; hay temor por una devaluación y por desabastecimiento de productos; permisos a combustibles, campo y salud
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Fue para calmar el nerviosismo que reina entre los empresarios por la dramática imposibilidad para acceder al dólar para importar y producir. Bajo el radar, la reunión se hizo en la Aduana que dirige Guillermo Michel, el hombre más importante en el esquema de poder de Sergio Massa. Lo acompañaba Germán Cervantes, el encargado del teléfono rojo de las importaciones en la Secretaría de Comercio. A las 13, recibieron a tres hombres de la cúpula de la Unión Industrial Argentina (UIA). Fueron Miguel Ángel Rodríguez (vicepresidente de la entidad fabril y dueño de Sinteplast), Eduardo Nougués (secretario de la UIA y directivo de Ledesma) y Diego Coatz, director ejecutivo y economista jefe de la cámara industrial.
Según supo LA NACION, se habló del apagón que sufre gran parte del comercio exterior, donde las SIRA [permisos de importación] que se aprueban no se pagan; de un sistema informático en AFIP y en los bancos que prácticamente clausuró la operatoria; de deuda intraempresas, con proveedores o bancos del exterior que llegó al límite y promete cortarse en breve; y de una situación productiva –contaron– que está en la frontera de una crisis para varias plantas industriales (ya casi sin stock de seguridad o con partes finitas para fabricar). Los industriales alertaron que, si la situación se extiende, podrían comenzar a notarse faltantes el mes que viene.
“Cada día se complica más; la actual situación no se puede prolongar”, advirtió uno de los participantes. “Hace un mes que no se garpan [sic] las SIRA. Sólo las esenciales o para alguna pyme”, afirmó. Les pidió a los funcionarios que ofrezcan señales urgentes para que no se corte el crédito en el exterior. “La situación es muy jodida. Todo muy estresado”, afirmó otro de los presentes.
Los funcionarios afirmaron que, ante la escasez de divisas en la Argentina –las reservas netas del Banco Central (BCRA) serían negativas en US$11.000 millones–, se están “priorizando” sectores. Los mencionados en la reunión fueron: insumos médicos y laboratorios, combustibles y agroquímicos/fertilizantes. También habría algo para alimentos (frescos e insumos para producción) y partes para el sector automotor, mencionaron en el Gobierno, donde, según los industriales, admitieron que la situación es compleja y esperan poder comenzar a resolverla recién después del balotaje presidencial del 19 de noviembre próximo. Los hombres de Massa replicaron que se habría pagado algún barco de gasoil en estas horas, para dar cuenta de la “normalización” de la provisión de combustible. También mencionaron la liberación a otras firmas puntuales.
“Si querés traer un barco de China, tenés que hacer el pedido dos meses antes. Hay 45 días de viaje y 15 para que te preparen el embarque. Podrías pagar más adelante. El tema es que con la deuda que tenemos [con los proveedores], ya no te despachan mercadería si antes no pagás uno o dos de los embarques anteriores que debés”, contó un importante industrial.
Según los cálculos de la UIA, la deuda comercial de las empresas se disparó unos US$25.000 millones en los últimos meses y ya casi alcanza los US$55.000 millones. El flujo normal es de unos US$30.000 millones. Esto implica que Massa logró sostener la actividad gracias a la deuda de las empresas con sus casas matrices, sus proveedores y con bancos internacionales. Esta última, que debe estar garantizada, ya prácticamente no existe. El swap con China, con el que el ministro prometía comenzar a normalizar por lo menos el flujo para las pymes no se estaría usando aún. Algunos creen que esos yuanes sólo se liberarán en la previa electoral, si el mercado cambiario no se recalienta antes del balotaje.
La actualidad del comercio exterior
La situación es crítica. Desde hace un mes, más allá del cepo formal que rige sobre el comercio exterior, comenzó un apagón informal del sistema que afecta a todos los sectores casi por igual. La situación se agrava por un problema autoinducido: el cepo cambiario genera una brecha (cada vez más grande) que impulsa expectativas de devaluación. Estas últimas están además alimentadas por los anuncios de dolarización de Javier Milei y por la devaluación posPASO que pactaron Massa y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para poder liberar DEG (la moneda del Fondo) antes de las elecciones del 22 de octubre pasado. Estas expectativas crecen con las perspectivas de atraso cambiario –los privados ven un dólar oficial a $600 en diciembre– y aceleran los pedidos de importación. Todos piden SIRA para acceder al mercado cambiario a $350, el dólar oficial fijo de hoy. Allí se mezcla todo: las empresas que necesitan producir, aquellas que desean resguardarse ante lo que viene, y los que –gracias a la brecha creada por el Gobierno– tienen una startup que accede al dólar oficial y vende en los paralelos. Los “especuladores” son, en definitiva, monstruos oficiales.
El 24 de octubre pasado, por caso, el BCRA publicó la Comunicación “A” 7866 que exigía lo siguiente: “Al momento de dar acceso al mercado de cambios, la entidad deberá contar con una convalidación de la operación en el sistema informático Cuenta Corriente Única de Comercio Exterior (Ccuce) implementado por la AFIP, generada en el mismo día o en el día hábil previo”. Básicamente, las SIRA habilitadas no podrían quedar flotando en suspenso en el tiempo sino que deberán activarse casi al momento. ¿Por qué? “Se timbean en pesos y cuando sale la autorización no tienen liquidez”, argumentaron en la entidad monetaria.
Sin embargo, en el sector le dan poca trascendencia a las trabas operativas oficiales. Los problemas, recalcan, son el nuevo “menú nefasto de freno de pagos” completamente informal. Enumeran: “Inconsistencia 46, inconsistencia 47, inconsistencia 49, para los pagos que se hacían desde el ingreso a Zona Franca, desaparición de la fecha de pago un día antes de que esta llegue a su aplicación y corrimiento de fecha para más adelante, o sea, reperfilamiento de la SIRA. A eso se suma que tenés la inconsistencia de la Ccuce o la caída de los swift de pagos al exterior”, contó un operador.
“Después del día de la elección, al lunes siguiente se pararon prácticamente a cero todos los pagos internacionales. La cadena de pagos internacionales está hoy cortada en un 95%. Dejaron de salir pagos de cualquier cosa, incluyendo los bienes de salud. Por eso se armó todo este despelote (sic) la semana pasada”, agregó el especialista.
“Todo esto es porque no hay con qué pagar. Es tal el problema económico que ya prácticamente no quedan reservas, así que han parado todos los pagos violentamente. Y es una incertidumbre lo que vaya a pasar el día después de las elecciones. Pero si te paran todos los pagos y encima sacan una comunicación del Banco Central en la que te permiten abrir una cuenta de capitalización dollar link para todos los pesos de importaciones que no se han podido pagar hasta la fecha de pago, yo me imagino que el día después de las elecciones puede ser catastrófico”, alertó.
Massa ratificó en la última entrevista televisiva que dio en LN+ que no habrá una devaluación brusca el martes posterior al balotaje (el lunes es feriado). Sí, como había anticipado semanas atrás el viceministro de la cartera, Gabriel Rubinstein, mencionó que volverá el crawling peg (microdevaluaciones diarias) al 3% mensual. En el mercado dudan por la devaluación posPASO y por la fuerte suba de la inflación que hizo perder toda la competitividad.
“Esa devaluación que pidió el FMI no sirvió. Ya se vio”, contaron cerca de Massa a este medio, ratificando los dichos del ministro. Aseguraron que antes de cualquier movimiento cambiario debe haber un plan integral, un equipo y, sobre todo, un nuevo presidente que pueda generar confianza al mercado. Es lo mismo que Michel y Cervantes le dijeron a los industriales. Para soluciones, hay que esperar a que se vaya Alberto Fernández.
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