Un empresario se bajó el sueldo para repartirlo entre sus empleados e insta a que lo imiten
Contrario a lo que muchos habían augurado sobre sus medidas, seis años después, la empresa ha triplicado su fuerza laboral, mientras que la tasa de rotación de personal se ha reducido a la mitad
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En 2015, el jefe de una compañía que procesa pagos con tarjetas de crédito en Seattle, Estados Unidos, estableció un salario mínimo de US$70.000 al año para los 120 trabajadores de su compañía, y personalmente se redujo el sueldo en US$1 millón. Seis años más tarde, Dan Price dice que la apuesta valió la pena.
En una reciente entrevista con CBS News, el empresario reveló que su política no ha cambiado y la gente sigue teniendo los mismos beneficios. Contrario a lo que muchos habían augurado sobre sus medidas, la empresa ha triplicado su fuerza laboral, mientras que la tasa de rotación de personal se ha reducido a la mitad.
Es por este motivo, que teniendo en cuenta las evidentes ventajas que su política trajo para la empresa y para la vida de los trabajadores, Price está instando a que otras compañías hagan lo mismo, al tiempo que lamenta que ninguna gran corporación haya tomado esa iniciativa. “Mis empleados han hecho por mí mucho más de lo que yo podría hacer por ellos”, dijo el empresario, quien contó que los trabajadores le regalaron un auto Tesla modelo S como muestra de afecto.
Años atrás, Dan Price estaba de excursión con su amiga Valerie en las montañas Cascade de Seattle, cuando tuvo una incómoda revelación. Mientras caminaban, ella le dijo que su vida era un caos, que su arrendador le había subido el alquiler mensual en US$200 y que tenía dificultades para pagar sus cuentas. Eso enfureció a Price. Valerie había estado 11 años en el ejército, dos veces en Irak, y ahora trabajaba 50 horas a la semana en dos empleos para llegar a fin de mes. “Ella es alguien a quien el servicio, el honor y el trabajo duro simplemente la definen como persona”, recuerda el empresario.
A pesar de que Valerie ganaba alrededor de US$40.000 al año, en Seattle eso no es suficiente para pagar una casa decente. Price estaba enojado porque el mundo se había convertido en un lugar tan desigual. Y de repente se dio cuenta de que él era parte del problema.
A los 31 años, Price era millonario. Su compañía, Gravity Payments, que fundó en su adolescencia, tenía alrededor de 2.000 clientes y estaba valorada en millones de dólares. Aunque él ganaba US$1,1 millón al año, Valerie le recordó que gran parte de su personal debía estar pasando dificultades económicas, y decidió hacer un cambio.
Una cruzada contra la desigualdad
Educado en Idaho, un estado profundamente cristiano y rural, Dan Price es optimista, generoso en sus elogios a los demás e impecablemente cortés. Y se ha convertido en un acérrimo activista contra la desigualdad en Estados Unidos.
“La gente se muere de hambre, los despiden o se aprovechan de ellos, para que alguien pueda tener un apartamento en la cima de una torre en Nueva York con sillas de oro”, lamenta. Y agrega: “Estamos glorificando la codicia todo el tiempo como sociedad”.
Antes de 1995, la mitad más pobre de la población de Estados Unidos tenía una proporción de la riqueza nacional superior a la del 1% más rico, explica. Pero ese año las cosas cambiaron: ese 1% pasó a ganar más que el 50% más pobre. Y la brecha continúa ensanchándose.
A subir los salarios
Price había leído un estudio de los economistas ganadores del premio Nobel Daniel Kahneman y Angus Deaton que analizaba cuánto dinero necesita un estadounidense para ser feliz. Tras reflexionar al respecto, decidió que aumentaría significativamente el salario mínimo en Gravity.
Después de calcular los números, llegó a la conclusión de que le pagaría a sus trabajadores US$70.000 al año como mínimo. Pero al mismo tiempo se dio cuenta de que no solo tendría que recortar su salario, sino también hipotecar sus dos casas y renunciar a sus acciones y ahorros. Reunió a sus empleados y les dio la noticia. Price esperaba que la gente celebrara, pero al principio no pasó nada. Se produjo como una especie de anti-clímax, cuenta el empresario. Entonces tuvo que repetir el anuncio para que la gente se convenciera de que era verdad lo que estaba pasando. Y así fue como un tercio de los empleados duplicó inmediatamente su salario.
Con información de BBC
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