Un desempleo bajo ayuda a China a sortear el enfriamiento económico
BEIJING—Los salarios siguen escalando rápidamente en China y numerosas empresas pasan apuros para llenar vacantes pese a la acusada desaceleración económica, prueba de una escasez estructural en el mercado laboral que podría ayudar al país a ajustarse al menor crecimiento sin inestabilidad política y estimular el apetito de los consumidores por bienes extranjeros.
Durante el primer semestre, los ingresos salariales por hogar urbano registraron un alza interanual de 13% y el ingreso promedio mensual para trabajadores inmigrantes subió 14,9%, según el Instituto Nacional de Estadística de China. Un sondeo del Ministerio de Trabajo realizada en 91 ciudades en el primer trimestre reveló una demanda por trabajadores que superaba la oferta en una cantidad récord, sugiriendo un desempleo bajo.
La situación laboral, que contrasta con niveles preocupantes de desocupación en Estados Unidos y Europa, ayuda a explicar por qué Beijing no se apresura a igualar el masivo plan de estímulo que implementó en 2009. Entonces, un colapso en el comercio global forzó despidos a gran escala en fábricas de la costa industrial del país y 20 millones de trabajadores migran-tes volvieron a sus pueblos de origen, alimentando la amenaza de disturbios sociales que llevaron al gobierno a invertir profusamente en proyectos como un tren de alta velocidad y autovías para apuntalar el crecimiento.
Por ahora, la desaceleración global no es ni de lejos tan profunda como en 2009, cuando la economía mundial se precipitó hacia una recesión. Shen Laiyun, vocero del Instituto Nacional de Estadística, dijo que en el primer semestre del año se crearon en torno a seis millones de puestos de trabajo en las ciudades chinas, y que las contrataciones de trabajadores inmi-grantes también subieron.
El alza en los salarios también acarrea riesgos. En China, empiezan desde una base muy baja, pero están aumentando con rapidez. A sus niveles actuales, los salarios de manufactura en el sector privado para 2015 se duplicarán frente a los de 2011, y se triplicarán para 2017, erosionando su competitividad y dañando las exportaciones que han jugado un papel clave en el despegue de China.
Boston Consulting Group calcula que los salarios en China podrían superar los de México este año, al tomar en cuenta las diferencias de productividad entre ambos países.
La transición hacia una economía de salarios más altos, con un papel mayor del sector de servicios y un consumo interno más robusto, no será fácil. Aún tienen que implementarse difíciles decisiones políticas, incluyendo la apertura de partes cruciales del sector de servicios —como la banca y las telecomunicaciones— para fomentar una mayor competencia. Algunas de estas medidas pasan por un enfrentamiento con poderosos grupos de interés, como las empresas estatales y los gobiernos locales. El proceso puede demorar años.
Los resultados tendrán consecuencias tanto para los ganadores como para los perdedores.Los principales beneficiarios de la expansión de China por ahora han sido los exportadores de materias primas como Australia, rica en mineral de hierro, y fabricantes de maquinaria de punta, como Alemania. En el futuro, los productores de bienes de consumo de alta gama en EE.UU. y Europa podrían llevarse una mayor tajada de este mercado.
El giro hacia salarios más altos se ve impulsado por cambios demográficos y en las políticas gubernamentales. El tamaño de la mano de obra ha tocado techo, aseguran los expertos, y se empezará a reducir a mediados de esta década, intensificando la demanda de trabajadores.
China ha prometido elevar drásticamente los salarios mínimos, lo que pone a los empleadores bajo presión para aumentar los sueldos de los trabajadores mejor calificados.
Beijing también ha aumentado los requisitos para las indemnizaciones por despido, lo que disuade a las empresas de hacer recortes de personal hasta que el negocio decae en forma severa. Tal dinámica ayuda a explicar por qué ha habido tan pocos despidos, pese a que el crecimiento casi ha descendido a la mitad desde su máximo de 14,8% en el segundo trimestre de 2007, a 7,6% en igual lapso de 2012.
The Wall Street Journal