Un debate en el que asomó la necesidad de un cambio "cultural"
Los empresarios creen que en ese aspecto está la base de la corrupción; optimismo por el futuro
MAR DEL PLATA.- Podrán quejarse de la caída en la actividad, el costo salarial, el tipo de cambio o la presión tributaria, pero, en el fondo, los hombres de negocios creen que el problema argentino es sistémico y más abstracto. Tal vez se trate del más pesimista de todos los pronósticos. Pero la mayoría lo dejó entrever ayer aquí, durante el panel interactivo del Coloquio de IDEA , cuando el moderador, el periodista Luis Novaresio, les daba a todos a elegir entre cuatro "focos" sobre los que el país debería poner el acento para resolver su futuro: económico, político, social y cultural.
Y el auditorio, un salón pleno de ejecutivos de sectores diversos, coincidió de un modo abrumador: el nudo gordiano argentino es "cultural".
Fue una respuesta de último momento que le dio sentido a un debate que se había detenido una vez más, durante varios minutos, en el tema de la corrupción. Pareció, para todos, inevitable no vincular ambas cuestiones: como si una degradación llevara a la otra. "La sociedad se ha acostumbrado a vivir del Estado, a buscar un empleo público -planteó en voz alta Miguel Blanco, director ejecutivo de Swiss Medical y ex presidente de IDEA-. Hay mucho empresario esperando préstamos a tasa subsidiada y sin querer competir. Lo que necesitamos es un cambio cultural importante". Al diagnóstico se sumó Javier Goñi, presidente de Alpargatas: "Los cambios culturales son los más difíciles, nos pasa en las propias compañías: cuando hacés un cambio cultural cambiás todo lo demás".
La coincidencia espontánea de las respuestas, plasmadas en una pantalla que recababa las opiniones que todos enviaban de manera anónima a través de sus teléfonos móviles, llamó la atención en un coloquio que transcurre en plena recesión.
Es cierto que el panel venía de una deliberación que se convirtió poco menos que en catarsis, la de la transparencia, y eso había desacartonado bastante al auditorio. Por ejemplo, cuando la pregunta fue "sobre qué impacta mayormente la transparencia", la mayoría no eligió ni "calidad institucional" ni "competitividad", sino "corrupción". Novaresio intentó entonces ampliar la encuesta: "Que levante la mano el que piensa que el Gobierno va a mejorar ese tema", pidió, y casi todos la levantaron.
Empezaron entonces los lugares comunes, las alusiones a los gobiernos y al rol del Estado, hasta que Miguel Arrigoni, de la consultora First Corporate Finance Advisors, viró para el costado más incómodo: el autorreferencial. "Nos hemos acostumbrado tanto a la corrupción en la Argentina que ya ni sabemos en dónde queda. ¿Cómo hacemos para explicarles a nuestros hijos que hemos cometido un acto de corrupción? Llegamos a casa y no hablamos de eso. Y los empresarios miramos para otro lado porque, si no, te hacen de goma. Una de las cosas que promete este gobierno es encarar la corrupción como un tema global".
A Ignacio Stegmann, presidente del coloquio, no le gustó tanta generalización. "Hay empresarios sanos y empresarios corruptos, políticos sanos y corruptos, igual que periodistas serios y de los otros. Que la mirada no sea sectorial, tan vertical, porque eso no va a ayudar", corrigió.
El público empezó enseguida a soltarse, muchos no estaban de acuerdo y varios se apuraban para opinar. Walter Kugler, socio gerente de la semillera Natal Seeds, objetó por ejemplo la pregunta inicial: "Creo que debería ser: ¿alguien cree que no va a haber un cambio esencial en la lucha contra la corrupción?", dijo, remarcando el "no", y unos pocos levantaron la mano. Y Marcelo Salas Martínez, socio de Café Martínez, volvió a poner el foco en los propios empresarios. "Creo que la pregunta sería si nosotros estamos dispuestos a terminar con la corrupción", planteó, y se dirigió a sus pares: "¿Están?" Todos aprobaron.
Tanto optimismo público no resultaba en realidad del todo convincente. Porque, por lo pronto, no coincidía con el reclamo anónimo de un cambio cultural tan drástico: ¿que el 100% de los hombres de negocios esté dispuesto a trabajar por la transparencia no resolvería al menos la mitad del problema? Es lo que pareció interpretar el pensador peronista Julio Bárbaro ante el pedido de que hablara: "Hay por lo menos una decisión de salir del autoritarismo, y el autoritarismo es clave en la corrupción. Sin embargo, cuando hubo autoritarismo, el empresario no estaba en la vanguardia".
El planteo, que devolvía así el debate al terreno estructural, no personal, fue apuntalado por Cristiano Rattazzi, líder de FCA (Fiat Chrysler): "Si un trámite que demora un día en el resto del mundo acá tarda un mes, se está creando un ámbito para la corrupción", dijo. Que esa frase, la última del debate, haya coincidido con el día de reincorporación de Juan José Gómez Centurión a la Aduana, sonó aquí como sugestiva coincidencia.
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