Un creciente flujo de turistas de EE.UU. sacude la economía de Cuba
LA HABANA—Aunque el embargo de Estados Unidos todavía les impide oficialmente visitar las playas de Cuba como turistas, los estadounidenses ya están transformando la industria turística y la economía comunista de la isla.
Durante décadas, el sector turístico cubano estuvo orientado a canadienses y europeos, que compraban paquetes de bajo costo en Varadero y otras playas. En general, ese tipo de turismo mantenía a los extranjeros aislados de los cubanos comunes y corrientes, en línea con las preferencias del gobierno.
Pero ahora que Washington ha aliviado las restricciones del embargo económico sobre lo que las autoridades llaman “viajes con propósito” a Cuba, los estrategas del gobierno del presidente Barack Obama apuestan a que el dinero que los estadounidenses gastan en alojamiento, taxis, comidas en restaurantes de propiedad privada y otros servicios nutrirá a la naciente clase media urbana cubana y acelerará el cambio político y económico en la isla.
Los líderes cubanos, por su parte, apuestan a que la bonanza del turismo apuntalará la economía de la isla y aliviará la presión pública por cambios políticos más profundos.
“El sector del turismo está prosperando”, señala Emilio Morales, un ex funcionario cubano y actual presidente del Havana Consulting Group en Miami. Morales dice que los líderes cubanos han comprendido que si el futuro del régimen revolucionario depende de que éste pueda sostener la economía, “se han dado cuenta de que esto es lo único que funciona”.
Bajo el embargo, sigue siendo ilegal para los estadounidenses hacer turismo en Cuba. Pero con la promoción de los llamados “viajes con propósito”, el gobierno de Obama estableció 12 excepciones a la prohibición de viajar, desde misiones médicas y religiosas hasta visitas de intercambio cultural.
El resultado ha sido el aumento del turismo durante los 18 meses que siguieron al anuncio de restablecimiento de las relaciones entre Cuba y EE.UU. Entre los 3,5 millones de turistas que visitaron la isla el año pasado hubo más de 450.000 ciudadanos o residentes de EE.UU. El número total de visitantes aumentó 17% frente a 2014, según el gobierno cubano.
Durante el primer semestre de 2016, el total de visitantes de EE.UU. creció 26%, a 304.000 personas, respecto de igual período de 2015, lo que convierte a los estadounidenses en el segundo mayor contingente turístico a la isla después de los canadienses, según un cálculo preliminar realizado por José Luis Perelló, decano del programa de turismo de la Universidad de La Habana.
Los cubano-estadounidenses que visitan a sus familiares en la isla constituyen la mayor parte de este contingente, pero casi 136.000 personas llegaron en los últimos seis meses bajo otras excepciones a las restricciones de viaje a la isla, un aumento de casi 90% respecto del mismo período del año anterior.
Perelló estima que hasta junio la isla recibió a 2,1 millones de visitantes. Este cálculo indica que el crecimiento del turismo va muy por delante de la estimación de 3,8 millones de viajeros hecha por funcionarios cubanos para todo el año. Se espera que el número de visitantes estadounidenses aumente aún más esta próxima temporada de invierno boreal una vez que empiecen los vuelos comerciales directos desde ciudades de EE.UU.
El jueves pasado, reguladores de Washington otorgaron a ocho aerolíneas estadounidenses 20 rutas comerciales diarias sin escalas entre distintas ciudades del país y La Habana. El mes pasado, los reguladores habían autorizado a seis aerolíneas cubrir nueve destinos provinciales en Cuba.
A pesar de los visitantes, la economía cubana creció apenas 1% hasta junio, lo que significa una fuerte desaceleración del crecimiento del PIB respecto de 2015, dijo el presidente Raúl Castro a los legisladores el viernes, cuando esbozó medidas de austeridad en medio de los recortes de las importaciones de petróleo de Venezuela y otros males económicos. Castro también presentó planes para orientar las inversiones en áreas económicas que generen divisas, como el turismo. “No renunciaremos al propósito de continuar restableciendo la credibilidad internacional de la economía cubana”, señaló el mandatario.
Funcionarios cubanos dicen que van a construir decenas de hoteles y 108.000 habitaciones en los próximos 14 años, en comparación con las 65.000 que existen en la actualidad. Grupo de Turismo Gaviota, la empresa de las Fuerzas Armadas cubanas que posee la mayoría de los hoteles de la isla, ha dicho que autofinanciará la construcción de 50.000 habitaciones para el final de la década. Todas, excepto 2.000, se ubicarán en la playa.
Expertos de la industria creen que esos objetivos son imposibles de cumplir sin una importante inversión externa. Aunque las empresas hoteleras extranjeras tienen contratos para operar muchos hoteles y casi todos los centros turísticos de playa, sólo existen dos decenas de empresas conjuntas con el gobierno cubano, que siempre es el socio mayoritario. En marzo, Starwood Hotels and Resorts Worldwide Inc., de Connecticut, firmó contratos para gestionar dos hoteles en La Habana, y expertos de la industria dicen que otros pactos con firmas estadounidenses están en camino.
Muchas de las habitaciones de hotel de La Habana necesitan urgentes renovaciones, pero a menudo están también totalmente ocupadas. Los precios de las habitaciones que ofrece un puñado de hoteles en buenas condiciones se han duplicado o más que duplicado en los últimos meses, y se prevén más aumentos.
“Los planificadores nunca pensaron que iban a ver la normalización del mercado en el corto o largo plazo”, dice Perelló, en referencia a la falta de previsión de los funcionarios de turismo cubanos.
Debido a esta escasez de opciones, los visitantes recurren cada vez más a los llamados bed and breakfast privados y evitan los restaurantes administrados por el Estado en favor de los llamados “paladares”, restaurantes privados cuya comida y servicio son considerados de mucha mejor calidad.
“El verdadero auge en La Habana y otras ciudades turísticas está en los bed and breakfast”, dice Richard Feinberg, un economista de la Universidad de California en San Diego, cuyo libro Open for Business (algo así como Listo para hacer ne-gocios) disecciona la cambiante economía cubana.
Ya hay cerca de 50.000 habitaciones en viviendas particulares para alquilar en toda la isla y se están construyendo más, estima Morales, de Havana Consulting Group. El número de paladares en todo el país se ha disparado de 113 hace cinco años a más de 1.600 hoy, dice.
“Los turistas en general, y los norteamericanos en particular, están muy curiosos por ver la Cuba real, conocer cómo viven, cómo piensan, cómo organizan su vida los cubanos”, dice Mauricio Alonso, un ingeniero que con su esposa opera una posada en su apartamento de La Habana. “Y la experiencia en las casas particulares es vital para ello”.
Se espera que el turismo ayude al aumento de los ingresos de los cubanos. Alojamientos, restaurantes y otros negocios privados emplean hoy más cubanos y pagan mejores salarios que los establecimientos estatales. Alrededor de un tercio de los trabajadores cubanos son autónomos o propietarios de negocios privados.
“En los próximos cinco años este va a ser un país muy diferente”, afirma Morales.
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