Un cambio de retórica calma los temores sobre Grecia y apuntala su deuda soberana
Los esfuerzos de Grecia para alcanzar un acuerdo con sus acreedores sobre nuevas medidas de austeridad sufrieron otro re-vés el lunes. Sin embargo, el apoyo que el país recibió de altos funcionarios de la zona euro sirvió para calmar los temores de una salida repentina de Grecia del bloque y propulsó el precio de sus bonos a su nivel más alto desde la reestructuración de deuda este año.
Diferencias sobre temas laborales y otras reformas truncaron nuevamente las conversaciones entre Grecia e inspectores inter-nacionales acerca de un plan de austeridad de 13.500 millones de euros (US$17.500 millones), disminuyendo las esperanzas de que ambas partes lleguen a un consenso a tiempo para la cumbre de la Unión Europea del jueves.
Aun así, el apetito de los inversionistas por deuda griega mejoró cuando los acreedores se mostraron más benevolentes, generando optimismo de que el país tendrá suficiente apoyo para permanecer en la zona euro.
La canciller alemana Angela Merkel y otras autoridades trataron de disipar los temores de un quiebre en el bloque y sugirieron que pronto podría concretarse una nueva ayuda para Grecia. "No habrá eventos inesperados" en la zona euro, dijo Merkel tras una reunión con el presidente de Panamá, Ricardo Martinelli. Sus comentarios siguieron a los de Olli Rehn, comisionado europeo para Asuntos Económicos y Monetarios, quien manifestó que prevé un acuerdo en los próximos días sobre metas fiscales y reformas estructurales para Grecia. En una entrevista, Rehn dijo que las conversaciones con Grecia sobre las condiciones para la entrega de un nuevo tramo del paquete de ayuda deberían cerrarse a mediados de noviembre.
El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, dijo el domingo que no pensaba que Grecia dejará de pagar su deuda, lo que generó especulación de que Europa garantizaría la permanencia de Grecia en la zona euro y que el país recibiría la ayuda necesaria para cumplir con sus obligaciones. "Hay un mar de diferencia en el humor del mercado con respecto a junio, cuando las autoridades reconocieron la necesidad de una unidad fiscal", señala Richard McGuire, estratega de renta fija en Rabobank International, añadiendo que los inversionistas ahora opinan que no habrá una ruptura de la unión monetaria.
El aparente cambio de retórica ha ayudado a que el rendimiento del bono griego caiga de manera significativa por primera vez en meses. El retorno del bono que vence en 2023, lo más cercano que tiene Grecia a la típica deuda de referencia a 10 años, cayó en casi dos tercios de un punto porcentual a 17,2%, su menor nivel desde fines de marzo, según Tradeweb.
Pero los volúmenes son bajos y los intereses siguen siendo insostenibles, por lo que los analistas dicen que a Grecia aún le falta mucho para ganarse la confianza de los inversionistas a largo plazo.
El rendimiento del bono portugués comparable es de menos de la mitad, 7,93%, y es improbable que Portugal vuelva al mercado de deuda hasta el segundo semestre del año entrante.
Las conversaciones en Atenas se estancaron el lunes en una propuesta para flexibilizar el mercado laboral. "Estamos tratando, pero no creo (que las medidas estén listas para el jueves)", dijo el ministro griego de Finanzas, Yannis Stournaras, agregando que "las negociaciones continuarán hasta el encuentro de la UE y después".
Grecia inició el mes pasado negociaciones con inspectores de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, conocidos como la troika, sobre un plan de austeridad de dos años, una condición para recibir su siguiente paquete de ayuda.
The Wall Street Journal