Un banco estadounidense advirtió sobre la inflación “estructural” de la Argentina y dijo que “la situación es compleja”
El Citi proyectó una inflación de 55% para el año próximo, pero advirtió que hay escenarios alternativos “de más estrés”
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La inflación en niveles del 50% anual llegó para quedarse por un tiempo largo. La preocupación de los analistas es que este piso de variación de precios se da en un contexto en el cual las tarifas de luz, gas, transporte y agua están congeladas y con precios relativos atrasados, como el tipo de cambio y los combustibles. El banco estadounidense Citi habló directamente de un problema “estructural” de la Argentina en su conferencia anual sobre Perspectivas macroeconómicas para 2022, ya que la inflación se mantiene constante por arriba del 3% anual desde hace más de un año.
“Luego de una desaceleración muy fuerte de la inflación en 2020 durante la etapa más dura de la pandemia, se aceleró de nuevo muy rápido por arriba del 50% este año. Hay varios factores que sugieren que el panorama inflacionario es bastante complejo hacia adelante. Hay un atraso tarifario que se profundiza y que se ve reflejado en la diferencia entre la inflación general y la núcleo, que quita de la medición los precios regulados y los más volátiles. Si se empiezan a ajustar los precios regulados, la inflación general se acelerará bastante”, indicó Fernando Jorge Díaz, economista del banco para Ecuador y el Cono Sur, en una conferencia de prensa.
“Además de un atraso tarifario, este año vimos que el Gobierno depreció el tipo de cambio oficial a una tasa muy baja para tratar de reducir la inflación. La pregunta es qué pasará con los precios generales cuando las autoridades permitan que el tipo de cambio se deslice más en línea con la inflación”, agregó.
En este sentido indicó que el hecho de que la inflación se haya mantenido muy estable en niveles altos refleja que “se está volviendo un problema estructural”. Como ejemplo, indicó que los salarios nominales aumentaron cerca de 50% en línea con la variación de precios general, lo que a su vez le pone “un piso muy alto a la inflación”. “Tenemos una recuperación parcial y una inflación que es más alta a lo que era hace tres años. Hay fenómenos estructurales que no se va a revertir en los próximos trimestres”, proyectó.
Para este año, el Citi proyecta que la inflación será de 51% y para 2020 estará en torno del 55%, muy por arriba de las estimaciones oficiales. El ministro de Economía, Martín Guzmán, proyectó una inflación de 45,1% para este año y de 33% para el próximo en el proyecto de Presupuesto, que todavía no fue tratado en el Congreso.
La expectativa de que la inflación se mantendrá alta también está explicada por la incapacidad del país de financiar su déficit con otros instrumentos que no sean la emisión monetaria. Al respecto, el economista señaló que este año, el Tesoro cubrió casi la totalidad del déficit fiscal con transferencias del Banco Central, que representaron el 58% de la base monetaria.
“El déficit primario en lo que va de 2021 no es tan alto, está en el medio de lo que fue en los últimos años. Pero esto se debe a que hubo muchos ingresos extraordinarios, como el impuesto a las grandes riquezas, llamado Aporte Solidario, y los impuestos a las exportaciones, que han sido altísimos. Estos ingresos equivalen a 1,4% del PBI en los primeros 10 meses del año. Si se los restamos, el déficit primario sería el tercero más alto en los últimos 30 años; solo más bajo que el del año pasado y similar al de 2015″, dijo Díaz.
El analista del Citi explicó que para un país como Argentina es “difícil de administrar el déficit porque tiene poco acceso al financiamiento voluntario en el mercado”. Fue en este contexto que advirtió sobre la alta emisión y sobre el nivel de reservas internacionales del Banco Central.
“Si se restan las obligaciones de corto plazo, las reservas cubren un poco más del 10% de todos los pesos de la economía y alcanzan solo para seguir pagando a los organismos internacionales hasta marzo del año próximo. Quedan entre US$6000 y US$7000 millones de reservas netas. Esto implica una situación compleja que, junto con la inflación alta estructural, presionan sobre el tipo de cambio, cuando la cantidad de dólares que tiene el Banco Central para absorber esos pesos es acotada”, advirtió.
Díaz criticó que, pese a “los precios altísimos de los commodities, a los recursos extraordinarios como el impuesto a la Riqueza y al reparto de los derechos especiales de giro [DEG, el dinero del FMI], se terminará con los mismos niveles de reservas del Banco Central que el año pasado”.
Proyecciones 2022
El economista pronosticó, por lo tanto, que el escenario para 2022 es difícil. Además, pronosticó que el Gobierno hará “algo de ajuste” e intentará “reducir el déficit fiscal ajustando los servicios públicos y acelerará la tasa de apreciación del tipo de cambio oficial”. “Creemos que eso generará un poco más de inflación en torno al 55%”, dijo.
“Es importante destacar que ese es nuestro escenario base. Hay otros alternativos de más estrés, en los cuales los desequilibrios se siguen ampliando y puede haber un salto discreto del tipo de cambio y una inflación más alta”, concluyó.
Más temprano habló también Ernesto Revilla, jefe Economía Latam del Citi, quien indicó que el año próximo, América Latina podría verse afectada por un “incremento de tasas por parte de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos y la desaceleración de China”.
“Una suba de tasas de interés dependerá de qué pase con la inflación y eso, a su vez, dependerá de qué pase con el mercado laboral de Estados Unidos. Este tuvo un desempeño histórico por la pandemia, con una caída muy grande de 22 millones de empleos que se perdieron entre febrero y abril de 2020. A partir de ahí, hubo una recuperación histórica, donde se crearon 18 millones de empleos. Al momento estamos con 4 millones de puestos de trabajo menos de que lo que había prepandemia en Estados Unidos, pero hay señales de que hay escasez de trabajo. Por eso el crecimiento de los salarios está por arriba de los registros históricos. A los emperadores les cuesta encontrar trabajadores en ciertos sectores de la economía y para atraerlos tienen que subir salarios”, indicó.
“¿Cómo se explica esto? Por la tasa de participación laboral, que cayó de manera discreta. La gran duda es si esto es un choque cíclico o estructural. Hay mucha gente que salió del mercado de trabajo con la pandemia y no volvió. Esto puede ser o porque se retiró de manera temprana, a los 55 años, o porque no encuentran una forma de cuidar a los chicos o porque se replantean su vida laboral. Si siguen o no es la pregunta más importante que afectará a la inflación y, por lo tanto, a la Fed”, reflexionó Revilla.
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