Un año con crecimiento lento y menores riesgos
El pasado fue otro año difícil para la economía global. El crecimiento de las economías desarrolladas sigue por debajo de la tendencia, con un alza promedio de la producción de 1% anual, mientras que los mercados emergentes se desaceleraron hasta un crecimiento de 4,8% por debajo de la tendencia. Tras un año de un mediocre crecimiento global de 2,9 por ciento ¿qué depara 2014?
La buena noticia es que el rendimiento económico repuntará modestamente tanto en las economías desarrolladas como en las emergentes. Las desarrolladas, beneficiadas por un lustro de doloroso desapalancamiento del sector privado, de menor presión fiscal (con excepción de Japón) y de políticas sostenidas de reacomodamiento monetario, crecerán a un ritmo cercano a 1,9 por ciento.
La mayoría de las economías desarrolladas (Estados Unidos, eurozona, Japón, Reino Unido, Australia y Canadá) a duras penas alcanzarán su potencial de crecimiento, o simplemente no lo harán. Los hogares, los bancos y algunas empresas no financieras de la mayoría de las economías desarrolladas seguirán bajo el yugo de altas tasas de endeudamiento, lo que implica una continuidad del desapalancamiento. Los altos déficits presupuestarios y la pesada carga de las deudas públicas forzarán a seguir con un doloroso ajuste fiscal. Y la gran incertidumbre en términos de política regulatoria seguirá jaqueando el gasto en inversión privada.
Los problemas de fondo de la eurozona siguen sin resolverse: bajo potencial de crecimiento, alto desempleo, deuda pública elevada o en alza, pérdida de competitividad y lenta reducción de los costos de mano de obra por unidad (que la apreciación del euro no hace más que empeorar), y una fuerte y estricta racionalización del crédito por el desapalancamiento de los bancos. El avance hacia la unidad bancaria será lento.
En Japón, el gobierno hizo avances para superar casi dos décadas de deflación, gracias al relajamiento monetario y la expansión fiscal. La fuente de incertidumbre es el aumento del impuesto al consumo y la lenta implementación de la tercera "flecha" de la "Abenomics", a saber, las reformas estructurales y la liberalización del comercio.
En EE.UU., el desempeño económico en 2014 será beneficiado por la energía shale, la mejora del mercado laboral e inmobiliario y la repatriación de industrias. En contrapartida, los riesgos surgen de la incertidumbre regulatoria, de la paralización del Congreso, que seguirá limitando el avance de una consolidación fiscal a largo plazo, y de la falta de claridad sobre el abandono, por parte de la Reserva Federal, de su política de expansión monetaria cuantitativa y de tasa cero.
El difícil año que atravesaron los mercados emergentes es reflejo de varios factores, entre ellos, la ralentización de la economía china, el fin del superciclo de las commodities, y una caída del crecimiento potencial, debido a la demora de reformas estructurales. Además, varias de las grandes economías emergentes recibieron un fuerte golpe tras las señales de que la Reserva Federal abandonaría la expansión monetaria, que desencadenaron una reversión del flujo de capitales y dejaron al descubierto las vulnerabilidades resultantes de la laxitud monetaria, fiscal y crediticia de los años del boom del dinero barato.
En 2014 y por diversas razones, las economías emergentes crecerán con más fuerza: cerca de 5 por ciento. Una recuperación más rápida de las economías desarrolladas empujará las importaciones desde mercados emergentes. Las reformas anunciadas en China atenuarán el riesgo de un aterrizaje forzoso de su economía. Y como muchos mercados emergentes aún están en proceso de urbanización e industrialización, la ascendente clase media consumirá más.
Algunos mercados emergentes –como la India, Indonesia, Brasil, Turquía, Sudáfrica, Hungría, Ucrania, Argentina y Venezuela– seguirán siendo frágiles en 2014, debido a grandes déficits externos y fiscales, a la ralentización del crecimiento, a una inflación por debajo de la proyectada, y a tensiones políticas relacionadas con procesos electorales.
Los mercados emergentes con mejor desempeño son los que manifiestan menos debilidades macroeconómicas, financieras y regulatorias: Corea del Sur, Filipinas, Malasia y otros exportadores industriales de Asía, Polonia y República Checa en Europa, Chile, Colombia, Perú y México en Latinoamérica, Kenia, Ruanda y un par de países más en África subsahariana, y los países exportadores de petróleo del Golfo Pérsico.
Finalmente, China mantendrá una tasa de crecimiento anual por encima del 7% en 2014. Pero a pesar de las reformas lanzadas por el Tercer Plenario del Comité Central del Partido Comunista, el giro en el modelo de crecimiento se producirá muy lentamente. Hay muchos intereses afectados, incluyendo los gobiernos locales y las empresas públicas, que resisten el cambio. Un elevado volumen de deuda privada y pública sería perjudicial. Y los dirigentes del país están divididos respeto de la velocidad con la que deberían implementarse las reformas. Por más que China logrará evitar un aterrizaje forzoso, sus perspectivas a mediano plazo son preocupantes.
En resumidas cuentas, la economía global crecerá con más ímpetu en 2014, mientras que los riesgos serán menores. Pero con la posible excepción de EE.UU., el crecimiento seguirá anémico en la mayoría de los países desarrollados, y la fragilidad de los mercados emergentes podría ser una carga para el crecimiento global en los años subsiguientes.
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