Un 2014 con claras oportunidades, pero sin abundancias
La sensación es una casi curiosa tentación. Casi doce meses atrás, ante este mismo instante de proyección analítica, el pronóstico no era esencialmente muy distinto que el actual: coyuntura local político-económica crecientemente compleja y tensa, profundización del modelo, perspectivas de empleo sombrías.
Pero durante 2013 las búsquedas ejecutivas vivieron otra película. Con tremendos altibajos, demanda inconstante y permanente incertidumbre, es cierto, pero con un balance anual que terminó por encima del equilibrio.
El Índice de Demanda Ejecutiva (IDE), elaborado por el sitio de empleos Portal RH, marcó para 2013 un crecimiento en promedio de 2,5% en comparación con el año anterior. En el sector se acepta que en ese año no existieron menos búsquedas ejecutivas que en 2012. A fin de cuentas, la tormenta nunca llegó. Y entonces, la mentada tentación: ¿podrá en 2014 repetirse la historia?
El sí a la pregunta lo aportan aquellos sectores con potencial demanda de profesionales. Por lejos, la industria de Tecnologías de la Información (IT) encabeza este lote. De nicho, muy específica, cierto es que la élite de los programadores mobile, analistas funcionales SAP o administradores DBA viven en el irreal mundo del pleno empleo hace años.
Cultores también del bajo perfil, los centros de servicios compartidos mantienen su costumbre de ser una enorme opción de primer empleo para cualquier contador bilingüe que merodee por la zona. Por debajo, sectores como el de energía y petróleo y ciertos laboratorios, servicios financieros, agroindustrias o empresas de consumo masivo asoman con oportunidades, más selectivas y puntuales, pero con chances al fin y al cabo.
Pero, ¿qué más podría sostener un 2014 similar al actual y no peor? Existen tres fenómenos por considerar. Inicialmente, el piso de demanda formal de ejecutivos constituido por la rotación natural del negocio, consecuencia de salidas por performances insuficientes o jubilaciones de la franja etaria más longeva.
Sumado a eso, y en la base de la pirámide, el hecho de que las compañías –especialmente las multinacionales– mantengan la formación de sus semilleros de futuros talentos a través de sus programas de jóvenes profesionales, pasantías o similares.
Por último, la (aún) positiva propensión al cambio del gran grueso de los mandos medios (gerentes, jefes, coordinadores) actualmente empleados. Inquietos por naturaleza, cuantitativamente es un grupo mayoritario, cuyo movimiento destapa huecos que son precisos cubrir. Pero, ¡atención!: en la suerte y tendencia de estos tres factores se apoyará en gran medida la demanda laboral de los próximos meses.
Se entiende pues que 2014 no será de abundancias. Está claro, el shock de inversiones que detone una explosión de nuevos empleos es actualmente una quimera. El auge de ofertas de 2010 y 2011 parece lejano. Desde la vereda de los candidatos vale tener presente las oportunidades que la región sigue ofreciendo: Perú, Chile, Colombia y hasta Brasil muestran falencias estructurales en mano de obra calificada, y ahí el profesional argentino saca ventaja.
Con el temporal amenazando en el horizonte cercano (¿llegará finalmente?) estamos así en un año medible minuto a minuto, con oportunidades que serán de nicho, específicas y hasta volátiles, pero capitalizable al fin sólo por aquellos genuinamente atentos, osados y propensos al cambio.
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