La persona que busca asesoramiento tiene que tomar la decisión en base a su experiencia, su perfil inversor y sus expectativas
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“Bajaron mucho las acciones de Netflix. ¿Es momento de comprar?”
Los economistas que nos dedicamos al mundo financiero recibimos preguntas de este tipo cada vez más seguido. No solo sobre la plataforma de streaming -que al momento de escribir esta columna acumula una caída del 74% desde el máximo de 700 dólares que tocaron sus acciones en noviembre de 2021-, sino también sobre otras grandes empresas internacionales conocidas por la mayoría.
Contestar por la afirmativa o la negativa sería totalmente irresponsable. En todo caso, debemos responder con 3 preguntas para que la persona que busca asesoramiento pueda tomar la mejor decisión posible en base a su experiencia, su perfil inversor y sus expectativas.
En adelante, algunas de las tantas consultas que me hicieron en el último tiempo y mis devoluciones en forma de pregunta:
¿Qué inversiones tenés hoy?
Tiempo atrás, Horacio quería saber si era momento de comprar Bitcoin y yo deseaba responderle que sí, pero evité hacerlo. Al día siguiente, Roxana llegó con la misma consulta y me nacía decirle que no, pero también me frené. Si hubiera respondido como pensaba, ¿habría contestado cualquier cosa? ¿No será que la respuesta depende de la persona con quien estemos hablando más que del activo en sí?
Lo primero que debemos entender es que nadie sabe cómo evolucionará el precio del Bitcoin en los próximos años. Aunque desbordemos de optimismo, no podemos desconocer el alto riesgo que implica volcar parte de nuestro capital en una nueva tecnología que aún no ha sido regulada en EEUU, el país que hoy termina imponiendo las condiciones financieras a nivel mundial. Por ese motivo y por otras razones, la respuesta sobre la principal criptomoneda siempre es relativa.
Ahora vamos con las diferencias entre Horacio y Roxana: mientras él posee un portafolio 60/40 (60% en acciones y 40% en bonos), ella descree de esos activos y tiene invertida la mitad de sus ahorros en Bitcoin y Ether, la criptomoneda de Ethereum. En consecuencia, mientras que para Horacio implicaría convertir su portafolio en un 55/35/10 (55% acciones, 35% bonos y 10% Bitcoin), Roxana pasaría a concentrar más del 50% de su cartera en dos activos sumamente volátiles del joven mundo cripto.
En el caso de Roxana, ¿qué sentido tiene arriesgarlo todo en muy pocos nichos cuando tiene la opción de diversificar? En el caso de Horacio, ¿por qué no diversificar destinando una parte marginal de su portafolio a un abanico de activos tan disruptivos como prometedores?
¿Cuál es tu horizonte de inversión?
Patricio y Cristian tienen sus portafolios divididos en porciones similares de renta fija, renta variable y criptomonedas.
Patricio me pregunta si es momento de comprar el ETF del Standard and Poor’s 500 (principal índice de Nueva York) que cotiza tanto en EEUU como en Argentina a través de un Cedear. En estos momentos, se encuentra 17% debajo de sus máximos históricos alcanzados a comienzos de año. Frente a Patricio, la respuesta es un sí, pero después viene Cristian con la misma consulta y digo que no.
Conozco hace mucho a Patricio y sé que es un inversor de largo plazo. Ya pasó por otras crisis financieras importantes como el derrumbe bursátil por la burbuja de las hipotecas en EEUU en 2008 y, mucho más acá en el tiempo, el Coronacrash. De ambas tempestades pudo salir airoso gracias a su templanza, paciencia y confianza.
A Cristian, en cambio, no lo conozco tanto, pero sé que recién ahora está comenzando a invertir en los mercados y no tiene experiencia en caídas importantes o estrepitosas. Además, es probable que necesite el dinero de la inversión en un plazo de entre 6 y 9 meses. Debe realizar gastos impostergables.
Por más que uno sepa que el índice S&P ha otorgado retornos del 10% anual promedio desde 1928, lo cierto es que nadie puede asegurar que no estemos ante un período de uno o dos años negativos luego de tantos años de suba. Más adelante, cualquier caída probablemente será recompensada por alzas superiores, pero bien podrían demorar y él no cuenta con ese tiempo.
Por lo tanto, recomendar un activo volátil para el corto o mediano plazo en momentos de turbulencia no parece conveniente. Una vez más, la respuesta depende de nuestro interlocutor y sus condicionamientos e intereses.
¿Cuánta liquidez tenés?
Supongamos que hago un análisis técnico del SPY y concluyo que podría seguir bajando hasta el nivel de la Media Móvil de 200 semanas (el promedio de los cierres de las últimas 200 semanas), que para muchos especialistas actúa como el soporte más importante en una tendencia alcista de largo plazo.
Entonces, Mariana y Claudio, quienes vieron el gráfico que armé, deciden preguntarme si conviene esperar a que llegue a la zona de la línea para empezar a comprar. A Claudio le digo que sí, pero a Mariana le respondo que no.
Sucede que Claudio tiene el 80% de su portafolio repartido en acciones, bonos y criptomonedas, por lo que cuenta con un 20% en cash disponible para realizar la compra. Si mi análisis está errado y el SPY no solo no sigue bajando, sino que pega una vuelta brusca hacia arriba y alcanza máximos, el 80% del portafolio de Claudio se verá probablemente muy beneficiado, mientras que Mariana, que tiene solo un 20% invertido y el resto en cash, mirará prácticamente de afuera la suba y seguirá padeciendo los efectos de la inflación sobre sus dólares, que se deprecian año a año.
Podría pasar que el SPY nunca llegue al piso proyectado por mí en el gráfico y Mariana pierda cada vez más poder adquisitivo por el afán de arriesgar tan poco como un 20% de su portafolio en un contexto de depreciación del dólar que, a los ahorristas que no invierten, solo les augura pérdidas constantes y cada vez más pronunciadas.
Con estos ejemplos, vemos cómo el nivel de liquidez también puede impactar en las decisiones de inversión. Por supuesto, aquí no estamos aconsejando nada. Simplemente, describimos situaciones hipotéticas que nos permiten interpelarnos en tanto inversores y tomar las mejores decisiones posibles a partir de los análisis que podamos (y debemos) hacer.
Conclusión
Podemos navegar en Twitter y encontrar cientos de recomendaciones de compra de acciones o criptomonedas de influencers que no nos aconsejarán pensar por nosotros mismos. Seguirlos ciegamente por comodidad, vagancia o falta de confianza en nuestro criterio es un error que, más temprano o más tarde, se termina pagando muy caro.
El objetivo con la columna de hoy es que ustedes no corran a preguntarle a un supuesto gurú u oráculo si es momento de comprar o no un activo, sino que puedan interpelarse a partir de las 3 preguntas que repasamos y actuar en consecuencia, sin apresurarse ni impacientarse.
Hay gente que le teme tanto al riesgo que prefiere no tomar decisiones por cuenta propia y delegar. Deben saber que nada hay más riesgoso que eso.
Lo cierto es que poner en práctica el ejercicio de las preguntas a uno mismo junto con métodos vistos en columnas anteriores no garantizarán el éxito siempre, pero servirán que aumentar sus chances.
Ya saben: antes de preguntar a otros, busquen sus propias respuestas. Luego sepan leer opiniones de grandes analistas, pero siempre con ojo crítico. Escuchen a quienes piensen distinto y elaboren argumentos que sostengan sus posiciones o permitan modificarlas.
¡Les deseo buenas inversiones! ¡Hasta la semana próxima!
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