Tres años después de Lehman, los bancos aún son vulnerables
Cuando ya han transcurrido tres años desde el estallido de la crisis financiera y la reforma del sistema regulatorio de Estados Unidos, la economía mundial sigue expuesta a los peligros que casi derrumbaron la banca en 2008.
La Reserva Federal de EE.UU. (Fed) vuelve a estar ansiosa ante la posibilidad de que los inversionistas huyan en masa del mercado de fondos mutuos, un negocio de US$2,6 billones (millones de millones) donde millones de estadounidenses depositan sus ahorros y al que recurren los bancos del mundo en busca de financiamiento de corto plazo. Aún no hay reglas comunes entre los países para levantarse tras el colapso de un gigante financiero global. Los bancos parecen haberse subido a una montaña rusa desde hace meses y los gobiernos no pueden costear grandes rescates.
"Las preocupaciones sobre los problemas fiscales y de la banca de Europa han contribuido a nuevas fisuras en los mercados financieros del mundo", dijo el presidente de la Fed, Ben Bernanke, el miércoles en una rueda de prensa. Estos temores, añadió, "probablemente tendrán efectos adversos sobre la confianza y el crecimiento".
El colapso esta semana de la firma de valores de Wall Street MF Global Holdings Ltd. refleja el alcance e irritabilidad del mercado global. Una serie de apuestas erróneas en Europa desataron una estampida de sus clientes que la obligó a acogerse a la ley de protección por bancarrota en cuestión de días. Las sospechas de fraude acentuaron los temores de los inversionistas.
Por ahora, la quiebra de MF Global parece ser un acontecimiento aislado. Su caso, no obstante, intensifica las dudas de los reguladores y el público de que el sistema financiero global no ha superado del todo la crisis de 2008 y es propenso a la inestabilidad.
Una entidad de mayor envergadura y más interconectada que MF Global podría acabar con una cartera incobrable ligada a un acreedor como Grecia. El impacto de su hundimiento se podría propagar, derrumbando los mercados y congelando el crédito, es decir lo mismo que pasó en 2008. Por el momento, ese escenario es improbable ante la alerta de los reguladores, los inversionistas y los propios bancos. Sin embargo, no se puede descartar la posibilidad.
"Todo lo que se necesita para que los mercados se vuelvan a congelar es algún tipo de pánico", dice Anil Kashyap, profesor de la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago. "Si se esfuma la confianza y los mercados se congelan, nos enfrentamos a un problema gigantesco", asevera.
Estos son algunos de los asuntos que analizarán los líderes del Grupo de las 20 mayores economías del mundo, que se reúnen esta semana en Cannes.
Las economías desarrolladas, altamente endeudadas, se encuentran en una posición más débil para abordar la crisis que en 2008. Cuentan con menos recursos y menos impulso político.
Por otra parte, el sistema financiero es más resistente que hace tres años. El patrimonio de la banca estadounidense, o sea los activos menos los pasivos, ha crecido 20%, unos US$264.000 millones, desde septiembre de 2008, según el gobierno. Esto les otorga a los bancos más capital de reserva contra pérdidas imprevistas.
Los bancos también son más líquidos. El efectivo a su disposición se ha más que cuadruplicado desde 2008, para bordear los US$1,8 billones, según la Fed, gracias en parte a las generosas sumas que el banco central ha inyectado en el sistema.
De todos modos, hay rincones del sistema financiero que siguen bajo presión. Los costos de financiar préstamos de bienes raíces comerciales se han disparado desde junio. Los bancos europeos, a su vez, están pagando más para tomar prestados dólares.
Asimismo, las firmas financieras siguen estando tan interconectadas como cuando colapsó el banco de inversión Lehman Brothers. Cuando una tambalea, otras se preparan para lo peor.
"Algunos se preguntan: ‘¿cómo puede haber contagio desde Europa a EE.UU.?’ Hasta cierto punto, y esto es discutible, ya lo tenemos", afirmó recientemente ante un grupo de economistas Eric Rosengren, presidente del Banco de la Reserva Federal de Boston.
El costo de un seguro contra una cesación de pagos de bancos estadounidenses como Morgan Stanley, Citigroup y Bank of America ha aumentado drásticamente en los últimos meses, al igual que el de los bancos europeos.
Aunque las instituciones financieras de EE.UU. han reducido su exposición a Grecia, que en junio alcanzaba US$8.300 millones, su vulnerabilidad ante Europa es mucho más significativa y totalizó US$1,8 billones en junio, según datos del Banco Internacional de Pagos. Estas cifras no toman en cuenta la exposición mediante contratos conocidos como seguros contra cesaciones de pagos.
"Lo que aprendí en 2008 es que en realidad no sabemos o no entendemos completamente todos los eslabones en nuestro sistema bancario y todas las conexiones que se descubren cuando las cosas salen mal", afirma Carl Weinberg, economista jefe de la consultora High Frequency Economics.
Una de las preocupaciones de la Fed es que los temblores que atraviesan el sistema financiero generen un terremoto. Una falla geológica potencial es el mercado monetario, un engranaje vital del sistema. Un pánico podría rápidamente restarle una fuente de recursos a los deudores y desestabilizar a los propios fondos.
Una preocupación es la exposición a los mercados internacionales. Las entidades no estadounidenses en busca de dólares acuden al mercado monetario para obtener efectivo de corto plazo y la exposición internacional ha aumentado desde el colapso de Lehman Brothers en 2008.
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