Tras una pausa debido a la crisis, BHP vuelve a evaluar nuevas adquisiciones
La primera iniciativa importante de Marius Kloppers tras asumir la presidencia ejecutiva de BHP Billiton Ltd., la mayor minera del mundo, fue realizar un ambicioso intento por adquirir Rio Tinto PLC. Sin embargo, la fallida oferta en acciones que en algún momento alcanzó un valor de US$ 147.000 millones y hubiera sido el mayor acuerdo de la historia, ahora parece sacada de otra época.
BHP retiró la propuesta en noviembre de 2008, cuando los precios de las materias primas se desplomaban, los mercados de crédito estaban paralizados y las acciones de las empresas del sector colapsaban. Rio Tinto y otros competidores redujeron sus gastos en nuevos proyectos y realizaron miles de despidos. Algunos se abocaron a reducir deudas que ascendían a miles de millones de dólares.
Kloppers, de 47 años, sostiene que la empresa debió despedir empleados y cerrar una mina de níquel, pero —asegura— no tuvo que recurrir a medidas drásticas. BHP pasó de tener 102.000 empleados y contratistas a fines del año fiscal 2008 a 99.000 trabajadores en el año fiscal 2009, un descenso de 3%.
La minera emergió de la crisis con poca deuda y un robusto flujo de caja. Además, comprometió US$ 5800 millones a una sociedad con Rio Tinto que combina los preciados activos australianos de mineral de hierro de ambas.
En una entrevista en las oficinas londinenses de BHP, Kloppers analizó la economía mundial y la estrategia de la empresa. A continuación, algunos extractos de la entrevista.
WSJ —¿Qué logros concretos le ha permitido a la empresa su fortaleza?
Kloppers —Lo principal es que no tuvimos que recurrir a medidas drásticas. Logramos mantener nuestro presupuesto de inversión. Y los proyectos que se construyen en un bajón económico son más valiosos, debido al abaratamiento en los costos de la construcción, la mano de obra, etc. Así que creo que estas cosas nos dejan muy bien parados de aquí en adelante. El mensaje que recibo de los inversionistas es que si hay algo que tiene un impacto es la decisión de incrementar y seguir repartiendo nuestro dividendo durante una época de vacas flacas. Eso les ha dado a nuestros accionistas la confianza de que el dividendo debe ser tratado casi como una renta anual.
WSJ —¿Cómo prioriza el gasto?
Kloppers —No queremos perder la calificación triple A de nuestras finanzas. Esa es nuestra primera limitación. Luego evaluamos las oportunidades de expansión. Siempre comparamos nuestras oportunidades de crecimiento interno contra la opción [de recomprar parte de nuestras acciones]. Y lo otro es que queremos mantener y elevar el dividendo. Esas son las condiciones que tenemos que cumplir.
Tenemos la capacidad de considerar medidas que van más allá de lo orgánico. No querría especular al respecto... pero siempre estamos en busca de oportunidades de crecimiento fuera de nuestro portafolio.
WSJ —¿Cómo afectan sus planes de inversión los volátiles precios de las materias primas?
Kloppers —El corto plazo no tiene un gran impacto, a menos que se trate de un período de crisis como el de febrero, donde no se sabía si el sistema financiero se iba a derrumbar. En ese momento, hicimos una pausa y dijimos que teníamos que ser sumamente cautos respecto al efectivo en nuestro balance. Pero los temas que acapararon nuestra atención fueron ¿cuáles son los precios de largo plazo? ¿Hacia dónde van las monedas? ¿Dónde están subiendo los costos? y con una visión de cinco a 25 años, porque ese es el plazo en el que el capital que invertimos va a empezar a generar frutos. En realidad, nuestro desafío no es una recuperación lenta y desigual. El mundo se recuperará. El crecimiento se reanudará. Pensamos que China va a consumir una gran cantidad de materiales. India y el Sudeste Asiático seguirán el ejemplo.
WSJ —Sus proyecciones de gasto de capital casi no tienen cambios entre 2009 y 2010. ¿Contempla un aumento?
Kloppers —Los principales productos que tenemos hoy probablemente serán los que tengamos durante los próximos 10 años. La mayor parte de nuestros gastos de capital irán a parar probablemente a petróleo, gas, cobre y uranio.
The Wall Street Journal