Bolsos abandonados, bomberos y el zumbido del turbohélice: cómo fue el primer vuelo de Avianca en la Argentina
Luego de un confuso episodio en Aeroparque, la colombiana dio por inaugurada la ruta; el pasaje cuesta $ 754 y el vuelo demora 55 minutos
"¡Para atrás, por favor!"
El grito de la agente cortó en seco el murmullo que había copado aquel sector del Aeroparque Jorge Newbery. Allí, donde decenas de personas se juntaban para la inauguración del primer vuelo de Avianca entre Buenos Aires y Rosario, habían aparecido dos bolsos sin dueño. Y era necesario abrir camino para que miembros de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y los bomberos revisaran su contenido.
Algunos minutos más tarde, cuando las fuerzas de seguridad abandonaron el recinto sin encontrar ningún dispositivo peligroso en el equipaje y el acto finalmente pudo comenzar, Germán Efromovich, presidente de Avianca, bromeó sobre el episodio. "Me había dejado la mochila -dijo entre risas a los invitados-. Ahora he perdido hasta los calzoncillos".
Nadie reclamó los bolsos, que atrasaron más de media hora el comienzo del acto.
Guillermo Dietrich, el ministro de Transporte, llegó sobre la hora pero igual pronunció un discurso breve. Aseguró que "hace 11 años que no se instala una empresa aerocomercial en el país". Recordó también que en ese período se perdieron "US$ 5000 millones por financiar a Aerolíneas Argentinas" y se sorprendió al enterarse que la firma de bandera tenía -hasta ese momento- el monopolio de los vuelos a Rosario. Algo incómodo por estas referencias parecía Mario Dell'Acqua, presidente de la estatal, sentado a escasos metros del funcionario.
La llegada de Avianca al país se produce luego de un año de negociaciones, cuando el Gobierno busca abrir el mercado aerocomercial a nuevos actores para impulsar su competitividad. La compañía colombiana prometió invertir US$ 290 millones en una flota de 12 aviones, con la que planea unir varios puntos estratégicos del interior.
Los pasajes baratos son parte de su atractivo: los de Rosario cuestan $ 754 con impuestos incluidos, más caro que el costo de un colectivo -alrededor de $ 450-, pero con la duración del viaje como diferencial: el vuelo demora 55 minutos, en vez de cuatro horas y media. Por ahora, habrá dos frecuencias diarias, aunque Avianca aspira a sumar cuatro más en 2018.
La estrella de la tarde fue el ATR 72-600, el avión turbohélice de 72 butacas que debutó en los cielos argentinos de la mano de la colombiana. Fue en uno de estos modelos a estrenar que una reducida comitiva de ejecutivos y un puñado de periodistas realizó el vuelo inaugural.
Para el equipo argentino de Avianca, este viaje representaba la concreción de un sueño muy demorado. "Huele a auto nuevo", dijo un hombre mientras inspeccionaba el interior de la aeronave. Cerca de él, cuatro personas posaban para una selfie con esa energía frenética usualmente asociada a los viajes de egresados. Uno de ellos estaba particularmente entusiasmado. Fotografiaba la cuerina intacta de los asientos, la alfombra todavía impoluta en el piso, las cartillas de seguridad en los respaldos.
Las turbohélices son quizá los elementos más distintivos de los ATR. Durante el despegue, produjeron un sonoro zumbido mecánico, aunque ya en vuelo el sonido casi no se distinguía del de otras aeronaves. La corta distancia entre Buenos Aires y Rosario -tan sólo 300 kilómetros- obligó a acelerar la rutina. Apenas 15 minutos después de comenzado el viaje, las azafatas -vestidas de pies a cabeza con el rojo de la marca- repartieron entre los pasajeros un alfajor y una caja de jugo. Poco después pasaron de nuevo para llevarse los desechos.
El tiempo vuela. No habían pasado todavía 45 minutos cuando aparecieron en las ventanas las luces de Rosario, esa constelación ordenada de luminarias que muere en los márgenes del río Paraná.
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