Tras la desaceleración, el Gobierno enfrenta el desafío de romper la inercia
Es necesario aplicar un plan de estabilización que quiebre el 5%, lo que podrá suceder de forma más lenta, y con el riesgo aparejado de corregir tarifas y el tipo de cambio
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Tras el último dato de inflación de abril (8,8%), que reforzó la tendencia a la desaceleración de los precios, y ante la perspectiva de que mayo llegue a valores entre el 4,4% y el 6%, el nuevo desafío del Gobierno será cómo manejar la inercia inflacionaria hacia delante.
Según los analistas, cada vez va a ser más difícil de mantener el descenso del IPC. De hecho, las estimaciones ubican un piso en torno al 5% o 6% a partir de ahora que, aunque por debajo de enero (20%), sigue siendo un número alto, sobre todo ante la perspectiva de que no se lo pueda romper.
“Con una hiperinflación, por ejemplo, la inercia se rompe de golpe, que es lo que pasó con la convertibilidad”, comentó Martín Kalos, de la consultora Epyca.
Si bien los valores actuales de inflación son altos, esta no se va a “cortar de cuajo”, porque, como siguió explicando el especialista, para eso se necesita un plan de estabilización para que el Estado coordine ese quiebre.
“Hay que romper con indexaciones de contratos, con actualizaciones frecuentes de precios y de paritarias, de manera que todo vaya bajando la inercia y confluyendo en una inflación más baja. Pero eso implica un rol activo de parte del Estado, coordinando expectativas y actualizaciones de precios, y eso es lo que la conducción de [Javier] Milei no cree, ideológicamente, que tiene que hacer”, detalló.
En cambio, en la visión del economista, el plan de ajuste ortodoxo del Gobierno se centra en bajar gastos, cobrar más impuestos y reducir la emisión monetaria para financiar ese gasto, en vez de generar políticas productivas, de ingresos, de desarrollo o de coordinación de precios y salarios.
Por otro lado, Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos, cree que ese 5% estimado como piso se va a perforar, aunque va a ser más difícil o más lento. “Si uno ve la secuencia desde diciembre, no creo que se repita esa velocidad en los próximos meses, pero eso no quiere decir que la inflación no pueda bajar del 5%”, sostuvo.
También se expresó sobre la relación con el tipo de cambio y la devaluación mensual del 2% que, de mantenerse, podría llevar la inflación a un número cercano. “Obviamente que la necesidad de corregir tarifas va a complicar las cosas, pero me parece que podría llegar a bajar más”, sostuvo.
Sin embargo, el atraso cambiario y la necesidad de corregir tarifas juegan un rol preponderante, que puede repercutir en que sí sea más difícil bajar del 1% mensual, por lo menos en el corto plazo.
De todas formas, Tiscornia también planteó que existe el riesgo de que se produzca otro salto del tipo de cambio, y que lo más importante para el Gobierno es persistir en el superávit fiscal para que la inflación continúe el descenso.
Elisabet Bacigalupo, responsable macro de la consultora ABECEB, consideró que van a seguir operando tres tipos de inercia: la tarifaria, la indexatoria y la salarial, y que no ven una inflación al 5% mensual durante la segunda mitad del año, sino más cercana al 4% o 3%. Esto se daría en un contexto donde el Gobierno utiliza como instrumento el ancla cambiaria del 2% hasta fin de año.
“También van a utilizar otros instrumentos: ajustes de tarifas de luz y de gas, mecanismos de actualización mirando una inflación futura (menor) y no la pasada. Esto te ayuda a desarticular parte de la inercia”, contó, y agregó que se deben sumar los ajustes de precios relativos pendientes, responsables de que la inflación no baje automáticamente al 2%. Aun así, la combinación de elementos detallados por la especialista podría romper la inercia más rápidamente.
“Los escenarios de normalidad en la Argentina son complicados, porque todavía la macro no está del todo estabilizada, entonces los saltos de la brecha o cualquier riesgo que aparece en el horizonte pueden impactar”, concluyó.
Un escenario similar es el que sostuvo Claudio Caprarulo, director de Analytica, quien opinó que no están dadas las condiciones para proyectar una inflación menor al 1% mensual: “Ese ansiado resultado va a ser la consecuencia de tener una macroeconomía estable. La última vez que tuvimos una inflación mensual promedio de ese valor fue entre 2003 y 2006. En los 90 se dio a partir de 1993. En ambos casos, después de fuertes crisis y de un proceso de estabilización ya resuelto”, dijo.
En cuanto a la estabilización, Alejandro Giacoia, de Econviews, remarcó que esta debe basarse en el shock, e hizo una comparación con el Plan Austral: “Cuando mirás la evolución inflacionaria después del lanzamiento del Plan Austral o la Convertibilidad, lo que se ve es un quiebre fuerte, algo que ahora, si bien bajó el pico de diciembre, no sucedió”, concluyó.
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