Todo marcha “casi” acorde al plan Caputo
Algunos de los vaticinios que hizo el ministro de Economía en julio están cerca de cumplirse, mientras otros están lejos; el mercado se pregunta cómo seguirá todo en lo cambiario y tributario
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El dólar contado con liquidación (CCL, en la jerga), el que se usa para hacerse de divisas en el exterior, va a bajar a $1100 a partir de octubre. Y la inflación va a empezar con 1 o 0 en septiembre. Estos fueron dos de los vaticinios que el ministro de Economía, Luis Caputo, hizo a fines de julio, ante un puñado de representantes de sociedad de Bolsa. Por esos días, el dólar CCL había tocado un máximo de $1400 y el indicador de riesgo país se acercaba a los 1600 puntos básicos.
El primero de ellos, el del dólar, está muy cerca de cumplirse (aunque en aquella reunión Caputo lo describió, entre risas, como un “problema” del que eventualmente debería tener que ocuparse Santiago Bausili, el presidente del Banco Central). El segundo, el de la inflación, está bastante más lejos. Sin embargo, ayer, el Indec informó que el índice de precios al consumidor (IPC) de septiembre se ubicó en 3,5%, un valor que no veía desde noviembre de 2021. TMAP (Todo Marcha Acorde al Plan) podría decir la administración libertaria, tal cual solía firmar una de las cuentas de X, ahora eliminada, atribuida al asesor presidencial Santiago Caputo. O, al menos, reformularla sutilmente: Tmcap (Todo marcha casi acorde al plan).
Los buenos resultados del frente fiscal, aseguran quienes siguen de cerca los números de Hacienda, están practicamente garantizados al menos hasta noviembre. Septiembre habría cerrado incluso mejor de lo previsto; octubre vendría sin grandes inconvenientes, con una ayuda adicional, y es que, en línea con la decisión del Congreso, que vetó el decreto de Javier Milei, la SIDE acaba de devolverle al Tesoro los $80.000 millones que se le habían transferido hace dos meses y que no habría llegado a gastar. En tanto, en noviembre, por ahora el superávit primario también estaría casi asegurado (no así todavía el financiero, dado que ese mes hay pagos que hacerle al Fondo Monetario Internacional).
El ajuste, además, continúa. En Cammesa, la empresa estatal encargada de vender la energía en todo el país, pusieron en marcha una estrategia integral para intentar cobrar la energía en aquellas provincias que acarrean grandes moras. En Chubut, por caso, con la anuencia del gobernador Ignacio Torres, tomaron el control de una cooperativa eléctrica morosa, en conjunto con un interventor judicial designado por la Justicia Federal. Al mismo tiempo, por primera vez en su historia, la empresa presentó un recurso extraordinario ante la Corte Suprema contra la provincia de La Rioja, que le adeuda nada menos que $8000 millones. La distribuidora de electricidad de La Rioja, Edelar, presidida por Jerónimo Quintela, hijo del gobernador, no pagaba el total de la factura que le pasaba Cammesa desde abril, gracias a un decreto provincial que la amparaba. La Rioja fue la única provincia en no aumentar la electricidad, cuando el resto del país se vio obligado a hacerlo. Excentricidades de feudos que empiezan a exponerse.
Con el frente fiscal casi cubierto –el veto a la ley que incrementaba el financiamiento a las universidades fue otra señal potente en esa línea, aunque no exenta de polémica–, el mercado ahora se pregunta cómo sigue el plan en materia cambiaria y monetaria.
El presidente Javier Milei insistió esta semana en que todavía no están las condiciones para levantar el cepo. Pero en el mercado hay quienes, como es el caso de los economistas de Delphos Investment, no descartan que ensayen algún relajamiento gradual de algunos controles antes de fin de año. Más aun si continúan las buenas nuevas que comenzaron a darse en septiembre.
Para las empresas –y para los inversores– la liberación del mercado de cambios es el paso fundamental para terminar de creer en una Argentina de tinte liberal. Más allá de que el ministro Caputo asegure que ningún inversor le pregunta del tema, tal cual volvió a decir ante el Financial Times, la realidad en privado es muy distinta. (El diario británico, una “Biblia” para el mundo financiero, de hecho eligió titular con la delcaración de Milei a propósito del cepo).
Lo experimentó Diana Mondino, la canciller, hace algunos días, en un encuentro con empresas de la Amcham, la cámara de comercio norteamericana. “Mondino fue un poco más allá –relató uno de los empresarios presentes, con algo de sorna–. Dijo que no hay cepo, que el dólar es libre, sólo que existe un impuesto para operar, que es el valor del contado con liquidación, pero que nadie puede decir que existe cepo. Casi nos morimos todos”, confió.
Algunas empresas internacionales –sobre todo, mineras– aseveran en privado que también están a la espera de la resolución del cepo para presentar proyectos en el marco del Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI). A diferencia de lo que ocurrió en el pasado, serían los empresarios nacionales los que por ahora estarían llevando la delantera en la materia. Aunque podría empezar a haber excepciones. La minera australiana Galan Lithium estaría terminando de delinear los documentos para presentarse al RIGI con una inversión de US$218 millones, para su proyecto de litio en el salar del Hombre Muerto, en Catamarca. La minería, aseguró el economista Ricardo Arriazu esta semana en un evento organizado por las cámaras aseguradoras, está en este momento viviendo lo que Vaca Muerta transitó en 2011. Su potencial es gigantesco. Falta que haya algunas que terminen de animarse.
Chubut, históricamente una provincia antiminera –de hecho, adhirió al RIGI pero vetó el beneficio para la actividad minera– estaría tomando nota. En conversaciones privadas hay quienes señalan que el gobernador Torres empezó a deslizar que podría establecer alguna estrategia de zonificación, algo similar a lo que está haciendo Mendoza, otra provincia que apuesta al desarrollo minero, pero que en el pasado registró un fuerte rechazo social hacia la actividad. Por ahora, no más que versiones.
En búsqueda de indicios de cómo continúa el plan cambiario y monetario, quienes siguen de cerca a Caputo y compañía desde que estaban en el sector privado y publicaban informes desde la consultora Anker empezaron a desempolvar por estas horas algunos de sus últimos reportes previos a su asunción en la función pública. Muchas de las medidas que fueron aplicando en los últimos meses se desprenden de sus escritos de entonces. “Creemos que un programa que apunte al equilibrio fiscal, libre flotación cambiaria con liberalización del cepo y metas de inflación es una alternativa sumamente riesgosa a la que NO suscribimos”, decían en un informe en mayo de 2023, titulado “¿Es viable la dolarización?”, y que algunos señalan que fue el que llevó a Milei a posar los ojos en el equipo de Anker. “No estamos diciendo que no pueda funcionar, sino que puede NO funcionar”, subrayaban en aquel informe, en el que hablaban de una dolarización como alternativa viable, siempre y cuando se consiguiera financiamiento internacional. Vale la pena releerlo.
Tal vez, de todos los supuestos que fue asumiendo el equipo económico desde el comienzo, el que no termina de esclarecerse es el del financiamiento. Economía estaría avanzando con el REPO con un puñado de bancos para poder garantizarse los pagos de capital que vencen en 2025, pero no encontró en el Fondo Monetario Internacional (FMI) la flexibilidad que inicialmente pensó que tendría, para otorgarle al país dinero fresco. El Gobierno, no obstante, no pierde las esperanzas, aunque ya no habla de los montos que originalmente contempló. Cerca de Milei incluso señalan que los elogios que el Presidente le dedicó a China durante su entrevista con Susana Giménez sólo apuntan a que Estados Unidos tome nota del riesgo, y ayude a mejorar la negociación de la Argentina ante el organismo de crédito. Es una estrategia por demás riesgosa.
Ayer, de hecho, The New York Times, el diario norteamericano, levantó declaraciones de Brent Neiman, quien en un discurso ante el FMI se mostró inquieto por la opacidad de los préstamos –swaps– que China otorgó a 31 países emergentes, entre ellos, a la Argentina. Incluso, recoge el periódico, le solicita al Fondo Monetario que interceda ante China. Antes de fin de mes, el equipo económico estará viajando a Washington para la Asamblea del FMI. Será un viaje clave. Parece difícil pensar que en este contexto en Washington se les haya escapado que apenas semanas después, en noviembre, Karina Milei, tiene previsto viajar a China para reunirse al más alto nivel. La macro juega, pero la geopolítica también. Tmcap.
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