Cecilia Todesca viajó a Washington y presentó sus planes para el BID
La funcionaria dejó la delegación del Presidente, que siguió rumbo a Indonesia para la reunión del G20, y expuso su visión para el banco al igual que el resto de los candidatos, en una sesión virtual cerrada
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WASHINGTON.- Cecilia Todesca debió cambiar sus planes de viaje por su candidatura a la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID): voló de París a Washington en vez de seguir con el Presidente Alberto Fernández y su delegación rumbo a la reunión del G20 en Bali, Indonesia, para presentar este domingo sus planes en una entrevista virtual que el BID organizó con los candidatos que compiten por liderar el principal banco de desarrollo de la región.
Todesca, una de las funcionarias de mayor confianza de Fernández, de bajo perfil en el gabinete nacional, viajó el sábado desde París a Washington, y este domingo participó de una sesión cerrada con los gobernadores del banco –los ministros de Economía o Finanzas de los países miembros– en la que cada uno de los candidatos tuvo la oportunidad de presentar y explicar su postulación y su visión, confirmaron fuentes del gobierno argentino.
Las entrevistas a los candidatos marcaron el inicio de una dura carrera hacia la presidencia del BID. Sin un consenso regional que permitiera elevar un candidato común, cinco países de América latina y el Caribe presentaron postulaciones para competir por la jefatura del banco, un escenario que augura un febril entramado de negociaciones entre los principales gobiernos de la región y Washington para terminar de dirimir quién quedará al mando. Aunque Todesca parece tener escasas posibilidades de llegar, en el Gobierno afirman que la contienda está abierta.
“En los tiempos que vive el mundo y en la historia que tiene el BID, la Argentina ha propuesto una gran candidata para presidir el BID, que es mujer, algo que también el mundo reclama, y que tiene una mirada regional absolutamente integradora, tal como Latinoamérica y el Caribe necesitan”, dijo Alberto Fernández en una conferencia de prensa en París, antes de viajar a Indonesia.
El Presidente también dijo que el Gobierno está conversando con otros países de la región en busca de un consenso que, hasta ahora, ha sido difícil de tejer.
“Lo que queremos no es imponer un candidato, sino tratar de lograr un consenso en el que todos veamos en ese candidato al mejor para la región”, afirmó.
El ministro de Economía, Sergio Massa –quien viajó con Fernández a Indonesia–, había dicho en su último viaje a Washington que la aspiración de la Argentina, Brasil y México, los principales accionistas del banco del cono sur, era acordar un plan de acción y un candidato de consenso para sustituir a Mauricio Claver-Carone, despedido por una relación romántica con su jefa de Gabinete, a quien le aumentó el sueldo más de un 40%, según una investigación independiente, en contra de las reglas del banco. Al final, cada país terminó presentando a su propio candidato, el gobierno de Gabriel Boric de Chile se sumó a la pelea y Trinidad y Tobago puso un nombre a última hora en nombre del Caribe.
El resultado: América latina arranca la recta final hacia la elección igualando el récord de 2005, cuando se eligió al sucesor de Enrique Iglesias y también se presentaron cinco candidatos. Ese año, Brasil, Colombia, Perú, Nicaragua y Venezuela buscaron la presidencia. Luis Alberto Moreno, de Colombia, antecesor de Claver-Carone, se quedó con el cargo.
El escenario de fragmentación regional abre una ventana de negociaciones cruzadas hasta el día de la elección, el 20 de noviembre, para terminar de dilucidar quién se quedará finalmente con el timón del BID. En esa rosca regional será decisivo el papel del gobierno de Joe Biden: Estados Unidos es el principal accionista del BID, con un 30% de poder de voto, seguido por la Argentina y Brasil, con un 11,3% cada uno, y México, con un 7%. Un candidato debe obtener una mayoría del poder de voto de los países miembros y contar con el respaldo de al menos 15 de los 28 países regionales para ser electo presidente.
Las postulaciones
Todesca no es la favorita en Washington. Su candidatura se terminó de definir un día antes del cierre de las postulaciones, después de que Brasil, México y Chile presentaron a sus candidatos, y antes de la última nominación, de Trinidad y Tobago. El gobierno de Jair Bolsonaro de Brasil anotó a Ilan Goldfajn, actual director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), quien se tomó licencia hasta la elección. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador, “AMLO”, de México, bajó a Alicia Bárcena –no tenía apoyo en Washington por su abierto respaldo al chavismo y al castrismo– y anotó el miércoles a Gerardo Esquivel, vicegobernador del Banco Central. Boric propuso a Nicolás Eyzaguirre, quien fue ministro de Finanzas de Michelle Bachelet y ocupó el mismo cargo que Goldfajn en el FMI. Trinidad y Tobago nominó a Gerard Johnson.
Biden y Alberto Fernández se verán en Bali para la cita del G20, a la que faltarán Bolsonaro y AMLO.
Los tres candidatos mejor posicionados son Goldfajn, Esquivel y Eyzaguirre. Brasil, al igual que la Argentina, nunca ha tenido la presidencia del BID. México y Chile, sí. Goldfajn y Eyzaguirre son los dos candidatos más experimentados: ambos ocuparon altos cargos en sus países –Goldfajn, el Banco Central; Eyzaguirre, en el Ministerio de Economía– y trabajaron para el Fondo.
El gran favorito de ese lote en Washington siempre fue Goldfajn. Pero la fortaleza de su candidatura quedó envuelta en una anomalía política: Goldfajn fue propuesto por el ministro de Finanzas brasileño, Paulo Guedes, a fines de octubre, antes de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil. La victoria de Lula generó incertidumbre acerca de si Goldfajn podía llegar a ser el candidato del consenso de la región sin un apoyo explícito de Lula, al haber sido propuesto por el gobierno de Bolsonaro, un mandatario enfrentado con el gobierno de Joe Biden –donde se vería con buenos ojos la candidatura de una mujer– y buena parte de América latina, que giró a la izquierda, y quien además dejará el Planalto a principios del año próximo.
Goldfajn dijo en una entrevista con la agencia de noticias EFE que tenía respaldo dentro del gobierno electo. “He estado en Brasil, con todos los que hablé, hablé con mucha gente de todos los partidos, también del partido que fue elegido y todos me han dicho que tengo su apoyo, todos piensan que es el momento de un candidato brasileño porque nunca lo hubo”, afirmó.
Pero Guido Mantega, quien fue ministro de Finanzas de Lula, reconoció que hizo gestiones ante el gobierno de Biden, Colombia, Argentina y México para intentar postergar la elección, algo prácticamente imposible: las reglas del BID no lo permiten, y para hacerlo debería intervenir la Asamblea de Gobernadores.
La movida de Mantega fue leída como una señal nítida de que Goldfajn no cuenta con un respaldo pleno del futuro gobierno. En el equipo de Lula hay divisiones respecto de su nominación: el ala moderada y tecnócrata lo ve con buenos ojos, pero el ala política preferiría llevar a un desarrollista nato. Dada la gravitación regional de Lula, en Washington existe la percepción de que una señal de respaldo a Goldfajn le brindará un impulso más que suficiente para asumir al frente del BID. Lula ha guardado silencio.
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