Tiene 35 años, convenció a Cristina Kirchner y está a cargo de una obra clave: quién es Agustín Gerez
El presidente de Enarsa, Agustín Gerez, llegó al cargo gracias a su buena relación con la vicepresidenta Cristina Kirchner, pero logró generar buen vínculo con todos los secretarios de Energía
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Agustín Gerez, presidente de la empresa estatal Energía Argentina (Enarsa), es uno de los pocos funcionarios que sobrevivió a la altísima rotación en el área energética durante los casi cuatro años de gobierno. Llegó a Enarsa por recomendación de la vicepresidenta Cristina Kirchner, pese a tener un perfil distinto a los históricos cuadros kirchneristas, y se mantuvo en la gestión a base de resultados. Entre ellos se encuentra la construcción del gasoducto Néstor Kirchner en tiempo récord, la obra de infraestructura más grande de los últimos 40 años.
Durante la administración de Alberto Fernández y Cristina Kirchner hubo tres secretarios de Energía (Sergio Lanziani, Darío Martínez y Flavia Royon), dos presidentes de YPF (Guillermo Nielsen y Pablo González) y dos CEO (Sergio Affronti y Pablo Iuliani), dos interventores en el Enargas (Federico Bernal y Osvaldo Pitrau) y tres en el ENRE (Federico Basualdo, Soledad Marin y Walter Martello).
Entre tanta rotación, el único que se mantuvo siempre en Enarsa fue Gerez, que asumió primero como subgerente general, a principios de 2020, y al año siguiente reemplazó a Andrés Cirnigliano como presidente.
La empresa estatal está a cargo de la compra de los buques de gas natural licuado (GNL) y de la importación de gas de Bolivia, de la construcción de las dos represas de Santa Cruz y de coordinar la construcción de la obra pública más importante de esta gestión presidencial: el gasoducto Néstor Kirchner, que mañana comenzará a funcionar.
Gerez tiene un perfil particular. Nació en Santa Cruz, pero la mayoría de su familia nunca se sintió identificada con el kirchnerismo. Comenzó sus estudios escolares en el Colegio Provincial N° 23 de Río Gallegos, pero lo terminó en el Instituto River Plate, en Buenos Aires. Al recibirse, estudió derecho en la Universidad Católica Argentina (UCA) y luego hizo un posgrado en la Universidad de Buenos Aires (UBA) en Derecho del Petróleo y del Gas.
Su ingreso a la función pública se dio en el Ministerio de Planificación Federal, cuando todavía era estudiante universitario. En 2008, durante el primer gobierno de Cristina Kirchner, dejó su curriculum en la mesa de entradas, donde trabajaba su mejor amigo, e ingresó en la Secretaría de Legales como asesor. En 2013, lo designaron en el mismo rol en Enarsa, luego de que renunciara el entonces presidente, Exequiel Espinosa, en medio de sospechas tras la investigación por lavado dinero que involucraba a Lázaro Báez. Durante ese periodo, realizó un curso de análisis financiero para abogados en la Universidad Torcuardo Di Tella (UTDT).
Durante los cuatro años de gobierno de Mauricio Macri, Gerez se mantuvo fuera de la función pública y trabajó de manera privada como consultor, donde asesoró a pequeñas empresas petroleras en Chubut. Pero nunca perdió contacto con la vicepresidenta, quien recibía los informes sobre el sector energético que escribía para el Instituto Patria, el think tank del que se nutre La Cámpora.
En 2019, cuando se armaron los equipos de campaña del Frente de Todos, Gerez siguió a cargo de los informes sobre el sector de hidrocarburos, lo que le valió después el reconocimiento como subgerente de Enarsa, con apenas 32 años.
Durante los casi cuatro años de gestión, la empresa estatal recuperó el protagonismo en el sector que había soñado el expresidente Néstor Kirchner, cuando dispuso su creación en 2004. El Gobierno frenó la orden de venta de las centrales térmicas Manuel Belgrano y José de San Martín (ubicadas en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, respectivamente), que se había dispuesto durante la administración de Macri, y se restituyó a su nombre original, tras llamarse antes Integración Energética Argentina (Ieasa).
La presión sobre Enarsa, sin embargo, llegó a principios de 2022, cuando la invasión de Rusia a Ucrania disparó los precios internacionales de gas y la compañía tuvo que salir a negociar los valores de la compra de los buques de GNL. Eso aceleró la puesta en marcha de la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, luego de que el Gobierno frenara en 2020 el llamado a licitación que se había realizado en los últimos meses de gestión de Macri (se iba a llamar Neuba II, por Neuquén-Buenos Aires).
Tras esa demora inicial, Gerez podrá mostrar que cumplió con la promesa de construir el gasoducto en menos de un año. En el tercer trimestre, además, se espera que el presidente de Enarsa llame a una nueva licitación para la construcción del segundo tramo del gasoducto, que tendría 484 km de largo y conectaría Salliqueló (Buenos Aires) con la localidad de San Jerónimo, en Santa Fe. Esta vez, en el Gobierno buscan que la obra se haga con financiación privada.
También se avanzará con la reversión del gasoducto Norte, para que la obra que cambia el sentido actual del flujo de gas esté terminada el próximo abril, y se deje de depender de las importaciones de gas de Bolivia.
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