Tibio 2016, con brotes amarillos y algunos arrepentidos
Mejor que en 2015, pero aún por debajo de 2014. Con marchas y contramarchas y una demanda mayormente inconstante. Dos líneas que bastan para resumir el balance del año 2016 de búsquedas ejecutivas profesionales.
Con apenas un mes más por delante, las cartas ya están echadas. El segundo semestre en materia de demanda laboral (genuina y masiva creación de empleo privado) nunca llegó. Y los brotes verdes resultaron amarillos. Se entiende, pues, que existieron las oportunidades. Y que el humor de las empresas transmutó del hiring freeze (freezer a la hora de contratar) al prudente optimismo. Pero como viene sucediendo hace un lustro ya, las chances fueron específicas, de nicho, marcadamente sólo para algunos.
Los 4000 ingenieros que el presidente Macri confirmó, allá por febrero de este año, que la Argentina con gusto recibiría, son otra muestra de que lo más escaso del mercado local siguen siendo los perfiles técnicos. Faltan ingenieros electrónicos, en informática, mecánicos, electricistas o químicos y las compañías pugnan por ellos desde hace 10 años.
Sólo superados en demanda por los especialistas en sistemas, graduados universitarios o no; todo vale para satisfacer la demanda de un sector (IT) que si no crece más rápido es –precisamente– por la falta de recursos humanos calificados. Ésta fue la industria vedette del 2016, creando nuevos puestos que antes no existían. Y hasta autoabasteciéndose con iniciativas como la creación de Digital House, la primera coding School local donde se forman, de manera más breve y precisa, las nuevas generaciones de coders y profesionales digitales.
Cuesta encontrar en otros sectores compañías como, por caso, Mercado Libre, que este año acabará incorporando cerca de 800 nuevos empleados, estima 1000 para 2017 y 5000 para los próximos 5 años.
¿Dónde más asomaron brotes? Con mucha menos virulencia, en algunas empresas de la agroindustria (dominadas por las fusiones
compras) y ciertos laboratorios, bancos y centros de servicios compartidos (donde el coloso financiero de JP Morgan consolida su expansión).
Por “fuera del sistema”, la migración de ejecutivos con trayectoria en el sector privado al renovado sector público también tuvo su momentum. Auge desde fines de 2015 y hasta el verano de este año, la corriente se detuvo al tiempo que los evidentes y notorios contrastes y diferencias pusieron a prueba la genuina vocación de muchos patriotas. Fuente de impensadas oportunidades laborales, hoy este nicho se desinfló, incluso con grupos –en tímido off the record– arrepentidos del cambio.
Sectores complicados
En un año de demanda profesional irregular, lo peor se lo llevaron industrias como la construcción, las automotrices y las petroleras (y sus servicios vinculados). Sectores que concretamente expulsaron personal calificado, incluyendo el de uno de los holdings más influyentes y tradicionales del país, con su core business en la siderurgia pesada.
Así entonces, la buena predisposición y el renovado optimismo no bastaron para dibujar un año de genuino crecimiento de la demanda profesional ejecutiva. Fueron más bien rachas, sectoriales, específicas y temporales, que dejaron un escueto saldo a favor; y apoyado en lo de siempre: Ingenieros, Tecnología y IT.
Los brotes, hasta ahora, fueron sólo amarillos.
El autor es director de la consultora Ghidini-Rodil