Thomas Poole Griesa: el juez que puso al país contra las cuerdas del default
El juez federal de Nueva York que llevó adelante la mayoría de las causas por la deuda argentina en default, Thomas Griesa, falleció este fin de semana .
Así lo indicaron a LA NACION fuentes oficiales argentinas que mantuvieron contacto con el mediador designado por Griesa para las últimas negociaciones, Dan Pollack. Este funcionario se lo comunicó el domingo a la noche en forma telefónica al ministro de Finanzas, Luis Caputo.
El magistrado tenía 87 años y, por sus problemas de salud, se había jubilado y delegó todas las causas referidas a la Argentina a la jueza Loretta Preska, del mismo distrito, en junio de este año.
Thomas Poole Griesa había nacido en la ciudad de Kansas, estado de Missouri, hace 87 años.
Recibió su primer título de bachiller en Artes en la Universidad de Harvard en 1952; luego de servir en la guardia costera de Estados Unidos entre 1952 y 1954, estudió leyes en la Universidad de Stanford hasta graduarse, en 1958.
Luego se desempeñó como abogado en el Departamento de Justicia de Estados Unidos hasta 1960, y a partir de entonces trabajó en el sector privado.
Fue nominado como juez por el presidente Richard Nixon en 1972 y confirmado por el Senado de su país ese mismo año; se desempeñó como juez hasta la resolución de la mayor parte de los casos por el default de la Argentina, aunque en 2000 ya había adquirido el estatus de juez "senior".
El último fallo de Griesa referido a la Argentina fue rever la polémica sentencia del pari passu de 2011, que determinó que la Argentina debía pagar la deuda a todos los bonistas, estuvieran en default o con la deuda regularizada con legislación de Nueva York.
Aquel fallo quedó en firme en 2014, cuando la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos no lo trató y la Argentina entró en un nuevo default, tanto con los bonistas a los que no les pagaba como a los que habían ingresado a los canjes de 2005 y 2010.
Cuestionado por muchos analistas jurídicos argentinos por favorecer los intereses de los "fondos buitre", Griesa recién falló en contra de la Argentina 10 años después del default de 2001, cuando entendió que el gobierno de Cristina Kirchner no dejaría abierta una opción de acuerdo para los bonistas que seguían en default. Esto fue cuando se volvió a aplicar la llamada "ley cerrojo".
Había dictado un embargo de 48 horas durante el canje de 2005 a pedido de los "fondos buitre", pero enseguida lo levantó para que la operación pudiera llevarse a cabo.
Sus extensas audiencias en las que preguntaba cada detalle a los abogados de ambas partes quedarán en la historia de la jurisprudencia internacional.
Una vez que el gobierno de Mauricio Macri decidió acordar con los holdouts a fines de 2015, Griesa convalidó todos los acuerdos alcanzados entre las partes a través del mediador Pollack.
Hoy aún resta acordar con cerca del 3% de los holdouts -incluyendo aquellos que tienen bonos con ley argentina-, sin que se haya producido una nueva ola de juicios por la oferta formulada por el Gobierno, tal como advertían ex miembros del gobierno kirchnerista que nunca supieron cómo llegar a una solución de este problema. El intento más destacado fue el del entonces presidente del Banco Central Juan Carlos Fábrega, que llegó a un acuerdo con los bancos privados nacionales para comprar la deuda en default, pero a último momento la presidenta Cristina Kirchner lo bloqueó. Esa decisión fue la que llevó al país a un nuevo default.
Más allá de la relevancia mediática que Griesa adquirió en la Argentina, el juez tuvo otros casos muy importantes en su extensa carrera. Entre los más recordados, está el caso en el que le dio la razón al músico y ex beatle John Lennon en una pelea con una compañía discográfica por derechos de autor. También se enfrentó con el fiscal general Griffin Bell por su negativa a aportar una serie de archivos del FBI. Además, fue clave su oposición al proyecto para construir una autopista en el lado oeste de Manhattan, Westway, que fue dejado de lado.
Parco, meticuloso, cascarrabias, Griesa les comentó a sus amigos en uno de sus últimos festejos de cumpleaños que dejaría su silla en los tribunales del distrito sur de Manhattan una vez que solucionara el conflicto con la Argentina. Y cumplió, satisfecho por haber cerrado uno de los casos legales más complejos en la historia de la deuda soberana.