The Economist: la crítica al FMI por el préstamo a la Argentina
La revista de finanzas inglesa apuntó contra el organismo por el endeudamiento argentino y sostuvo que “el Fondo sabía que el préstamo era arriesgado”, dadas las condiciones estructurales del país
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La revista de finanzas inglesa The Economist criticó en su editorial semanal al Fondo Monetario Internacional (FMI) por el préstamo otorgado a la Argentina en 2018 y lo acusó de “querer salvar su propia pésima reputación en el país” en su evaluación ex-post, en la que admitió el fracaso del programa de rescate impulsado durante el gobierno de Mauricio Macri.
En el artículo titulado “The IMF bashes the IMF over Argentina”, The Economist señala que “el préstamo otorgado en junio de 2018 fue el mayor de la historia del FMI y ha dejado a la Argentina tan endeudada que el país necesitará un nuevo préstamo a más largo plazo para poder devolver el que ya tiene”. La revista señala que, “a pesar de su magnitud, el rescate no ha salvado a Argentina del impago y la desesperación, y ha dejado al fondo muy expuesto a un solo país cuando muchas otras economías emergentes pueden necesitar pronto su ayuda”.
Por otra parte, el editorial cita el informe elaborado por el propio FMI en el que admite el fracaso del programa aplicado en 2018. “El último crítico del fondo es el propio fondo, que concluye que el rescate no fue lo suficientemente ‘robusto’ para soportar los riesgos previsibles a los que se enfrentaba. La economía argentina, señala el informe, padece algunas debilidades estructurales de larga data. Sus finanzas públicas son notoriamente frágiles y su sistema financiero es poco profundo, lo que tienta al gobierno a pedir préstamos a extranjeros volubles. Su gama de exportaciones es reducida, la inflación es obstinadamente alta y sólo responde de forma irregular al endurecimiento de la política monetaria. Los argentinos prefieren mantener sus depósitos en dólares y a menudo fijan el precio de las cosas con referencia a él, lo que significa que la inflación aumenta rápidamente cuando el peso cae”, detalla el artículo.
La revista señala, además, que el gobierno de Macri se enfrentó a “fuertes restricciones políticas” y que, al tener que buscar su reelección en 2019, no hubo tiempo para que “cualquier dolorosa reforma económica diera frutos”. El análisis manifiesta que, “dadas estas dificultades, el fondo sabía que el préstamo era arriesgado, y no insistió en planes de contingencia adecuados por adelantado”.
De acuerdo con el artículo, “el fondo esperaba en un principio que un gran préstamo restaurase la confianza de los inversores extranjeros, estabilizando el peso y permitiendo al gobierno renovar su deuda en dólares en condiciones razonables”. De ese modo, “los pasivos del gobierno resultarían más fáciles de soportar y la confianza de sus acreedores se vería reforzada”, pero la apuesta, concluye The Economist, “no tardó en fracasar, el capital extranjero siguió retirándose, el peso siguió cayendo y la inflación siguió aumentando”.
La revista hace referencia a la ampliación del crédito otorgada por el FMI en octubre de 2018, que vino acompañado por “un nuevo plan que exigía un déficit aún menor y una política monetaria aún más estricta”. Ese plan, que según el editorial parecía funcionar, se derrumbó con el salto en la inflación a principios de 2019.
En ese marco, The Economist señala que la evaluación del Fondo indica que hubiese sido apropiado llevar adelante una reestructuración “temprana” de la deuda junto con controles de capital, lo que habría aliviado la carga. Sin embargo, el editorial afirma que, si ese plan se hubiese hecho público, “habría sacudido la confianza del mercado, precipitando el daño que se pretendía limitar”.
“La evaluación alude indirectamente a otro objetivo implícito del FMI en Argentina: rescatar su propia pésima reputación en el país”, concluye el artículo. “Si hubiera insistido en una pronta reestructuración de la deuda junto con controles de capital, podría haberse distanciado más de su reputación de fundamentalismo de libre mercado, pero haber presionado a Argentina con ese plan, en contra de los deseos de su gobierno democráticamente elegido, habría afianzado su reputación de controlador”, finaliza The Economist.
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