Tengo un gran empleo mal pago
Un joven profesional es contratado para un buen puesto en la empresa que siempre soñó. Sin embargo, el sueldo está muy por debajo de las expectativas que originalmente tenía. ¿El dinero no es todo?
Cuando arrancamos una nueva experiencia laboral, las personas buscamos un buen ambiente laboral, desafíos prometedores y posibilidades de desarrollo. Asimismo, el aspecto económico representa un factor determinante en nuestra satisfacción.
En este contexto existen empresas que pagan menos de lo que deberían porque no comprenden el profundo valor de un empleado contento y comprometido. Hay otras que ofrecen sueldos bajos sólo porque no tienen otra opción.
Al margen de lo que la empresa pueda dar, el profesional debe hacer su parte. La falta de comunicación genera, a veces, un desequilibrio entre las expectativas del empleado y el sueldo que la empresa le ofrece. En estos casos es necesario que la persona plantee su descontento para que el jefe tome conocimiento de la situación. La comunicación proactiva por parte del profesional puede ser determinante para conseguir el aumento esperado.
Si la compañía no tiene capacidad económica para pagar mejor, existen muchas otras alternativas que permiten negociar a ambas partes: equilibrio entre la vida laboral y personal, brindar al empleado la posibilidad de hacer teletrabajo, días y horarios flexibles, descuentos en gimnasios, notebook, celular, etcétera.
Si bien las estrategias económicas son necesarias en lo inmediato, no son suficientes. Así lo explicó alguna vez Maslow, a través de la pirámide motivacional, que sostiene que las motivaciones más importantes tienen que ver con la autorrealización, autoestima e integridad de las personas.
Hay personas que valoran más los beneficios personales y de tiempo libre que los económicos, y viceversa. Esto es algo personal y pesa distinto en cada uno. Una buena estrategia por parte de la empresa sería observar las necesidades del recurso valorado y ofrecerle un beneficio que se acomode a sus necesidades.
Como vemos, ante situaciones de este tipo se abren distintas salidas que favorecen tanto al empleado afectado como a la empresa. El dinero no es todo, sobre todo si el profesional se siente a gusto con su trabajo. Evaluar otras alternativas es siempre un camino posible. Lo económico, a veces, puede esperar.
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