Tarifas: jugada clave con el aval de Alberto Fernández para aislar a un kirchnerista díscolo
El ministro de Economía, Martín Guzmán, avanzó en un juego de ajedrez político para aislar a un kirchnerista díscolo y alinear a otros funcionarios del Gobierno cercanos a Cristina Kirchner con vistas a avanzar en su plan para aumentar las tarifas, darle cierta previsibilidad a su gestión y esquivar los impedimentos que llegan del ala opositora dentro del oficialismo.
Todo ocurrió con el visto bueno de Alberto Fernández, cada vez menos paciente con los funcionarios de la vicepresidenta que traban sus decisiones de Gobierno.
Este mediodía la Secretaría de Energía convocó a audiencias públicas para aumentar las tarifas de luz. Es un paso clave para la Casa Rosada, dado que de eso depende que se modere en parte el gasto en subsidios -uno de los factores que desequilibran la economía- y cumpla sus compromisos con el FMI.
La convocatoria de Energía es el punto final de una pulseada que puede conducir a una nueva etapa en la relación entre los socios del Frente de Todos. Eso se debe a que dejó en el camino la opinión de Federico Basualdo, subsecretario de Energía Eléctrica, miembro de La Cámpora y alfil de Cristina Kirchner.
Basualdo remitió esta semana un informe a pedido del secretario de Energía, Darío Martínez. El documento irritó a Guzmán y fastidió a Alberto Fernández.
Por orden del Presidente, Basualdo debía elaborar un informe técnico que apoyara su decisión: avanzar en una recomposición de tarifas de la electricidad. Sin embargo, el hombre del kirchnerismo elaboró un trabajo que, según la interpretación de la Casa Rosada, excede el pedido que se le había hecho y va a contramano de la orden de Alberto Fernández.
Entre otras cosas, el trabajo de Basualdo, según sus críticos, presenta una determinada cantidad de números, habla de ingresos -algo que no le correspondería-, llega a conclusiones macroeconómicas ajenas a su cartera y sostiene que los aumentos de tarifas, si se aplica el plan trazado por Guzmán, alcanzarán el 65%.
Economía esperaba recibir informes con conclusiones técnicas -no políticas- que respaldaran la decisión de Alberto Fernández de actualizar las tarifas de acuerdo con el esquema definido en el programa votado en el Congreso. No ocurrió.
La Casa Rosada leyó ese trabajo como una negativa al aumento de tarifas, una mirada que no corrobora Basualdo, según averiguó LA NACION de fuentes incuestionables.
Cuando vio el trabajo, Guzmán asumió que estaba en un entuerto. Eso se debe a que el Gobierno debería presentar en las audiencias públicas un documento contrario a su propio objetivo. Allí se puso en marcha el plan B.
Guzmán acordó con Martínez, cercano a Cristina Kirchner, pero alineado con su jefe en este punto, convocar a las audiencias públicas para aumentar la luz el 10, 11 y 12 de mayo próximo. Energía lo informó hoy a primera hora en un comunicado cargado de respuestas al informe de Basualdo, que representa fielmente el pensamiento del Instituto Patria, de La Cámpora y del ala enrolada con Cristina Kirchner.
Por caso, señala que para la mayoría de los usuarios residenciales de Edenor y Edesur excluidos quienes son beneficiarios de tarifa social, las facturas de luz tendrían una corrección en promedio del 17%. Es una cifra lejana al 65% que le adjudican al informe de Basualdo.
En las mismas audiencias se tratará el aumento del gas. Ese punto no parece por ahora implicar un conflicto, ya que los equipos técnicos de Guzmán aseguran que trabajan bien con Federico Bernal, un hombre también de Cristina Kirchner, pero encargado del Enargas, el ente que regula ese servicio.
El alineamiento de Martínez es un dato político de consecuencias económicas. Es el mismo funcionario que le envió semanas atrás una nota a Guzmán diciéndole que iba a faltar gas en el invierno por las restricciones presupuestarias que imponía Economía. Al menos en este punto, las viejas diferencias parecen haber quedado atrás.
Alberto Fernández y Martín Guzmán se reunieron el último domingo en la Quinta de Olivos. Allí acordaron seguir una nueva postura frente a los embates liderados por la vicepresidenta y su hijo Máximo, que se extendían a toda la línea que responde a Cristina Kirchner.
La primera estación de esa nueva temporada en el poder ocurrió el martes pasado, cuando el ministro de Economía sostuvo en una entrevista con Gustavo Silvestre, por C5N, que gestionarían con quienes estuviesen alineados con el proyecto.
Fernández habló esta semana con varias personas que lo saludaron por el nacimiento de Francisco Fernández Yáñez, el hijo que tuvo con su pareja, Fabiola Yáñez. La alegría por el recién nacido se mezcló con conversaciones sobre política en las que el Presidente mostró una actitud distinta.
En varios casos, según corroboró LA NACION de fuentes diversas, Fernández anticipó que estaba decidido a avanzar en el plan económico de Guzmán y plasmado en el acuerdo con el FMI, a tal punto que se mostró dispuesto a pagar los costos políticos atados a ordenar parcialmente las cuentas públicas en el marco de la pelea contra la inflación.
El objetivo del tándem Fernández-Guzmán es sacar del Gobierno a los funcionarios que no estén alineados para que no traben la gestión. O, cuanto menos, encontrar rodeos para anularlos.
Guzmán intentó echar a Basualdo a principios del año pasado. Si bien la decisión se comunicó extraoficialmente, el funcionario kirchnerista permaneció en su cargo por pedido de Cristina Kirchner. Hasta este mediodía, nadie le había vuelto a pedir la renuncia o informado su despido.
La nueva estrategia también cambió el estado de ánimo del ministro de Economía. Guzmán, quien suele profesar una tranquilidad tibetana en medio de las peores tormentas, no ocultó su fastidio por los palos en la rueda del plan que, todavía, cree que puede tener éxito.
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