Tandanor, a cargo de Domecq García
Acuerdo entre los astilleros estatales
El astillero Tandanor tomó el gerenciamiento de la fábrica de submarinos Domecq García. En realidad, se trata de una operación entre empresas controladas por el Estado, ya que Tandanor fue reestatizado hace unos meses, mientras que Domecq García hasta el momento estaba bajo control de la Armada.
Las instalaciones de Domecq García ya eran utilizadas por otros astilleros para la fabricación de barcazas y buques y ahora la idea de sus nuevos administradores es potenciar el uso de los talleres para la producción y reparación no solo de barcos sino también de material ferroviario.
El paso de Domecq García a la órbita de Tandanor se inscribe en un proceso de reactivación de la industria naval, que tuvo un paso decisivo con la reciente reestatización del astillero.
Tandanor había sido privatizado en 1991 a un consorcio encabezado por el operador marítimo Ciamar y el banco BHU. Los compradores solo abonaron US$ 7 millones de los US$ 59 comprometidos y a los pocos meses abandonaron la explotación del astillero, que pasó a ser manejado por los gerentes y los trabajadores de la empresa, hasta que en marzo pasado fue reestatizado.
"En los ´90 la industria naval sufrió un golpe muy duro del que recién se está recuperando, lo que despierta el interés de inversores no solo de acá sino también del exterior, que están analizando diferentes proyectos", explicó Juan Antonio Torresin, presidente de la Federación de la Industria Naval Argentina (FINA), la entidad que reúne a las principales cámaras empresariales del sector.
Torresin también es dueño del astillero santacruceño Coserena, que impulsa un proyecto de inversión en sus instalaciones de Puerto Deseado para sumar una nueva línea de producción de remolcadores.
"Ya tenemos cerrados acuerdos con un par de armadores para comenzar la fabricación de remolcadores de empuje para barcazas, pensando en la hidrovía", señaló el empresario.
La inversión en el proyecto asciende a US$ 40 millones y será financiado por los propios armadores y un fideicomiso creado por Coserena.
Competencia desleal
Torresín reconoció la recuperación que hoy vive la industria naval pero destacó que el sector todavía enfrenta importantes asignaturas pendientes.
"Uno de los objetivos que tenemos como industria es la derogación de la norma que permite la importación de buques usados, que data de la década del ´90. Se trata de una competencia desleal porque los barcos que se traen al país no pueden ser utilizados en el exterior y por esta razón llegan a la Argentina a un precio que es un tercio de lo que cuesta un buque nuevo", se quejó el dirigente empresarial.
Los industriales además reclaman la creación de una dirección específica para la industria naval, ya que hasta ahora la actividad está englobada dentro del área de funciones de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables.