Suben las presiones sobre los bancos en la UE
Muchos inversionistas temen que el franco-belga Dexia no será el último en sucumbir
El banco franco-belga Dexia SA aceptó ser rescatado y dividido, convirtiéndose en la primera víctima bancaria de la crisis de deuda soberana de la zona euro. Entre tanto, nuevas presiones surgieron en el sector bancario en Austria y Grecia y los gobiernos siguieron considerando planes para revivir la confianza en los prestamistas.
Ayer temprano, la junta directiva de Dexia aprobó un plan de rescate elaborado durante el fin de semana por los gobiernos de Francia, Bélgica y Luxemburgo, según el cual la filial belga del banco será nacionalizada y sus otras divisiones vendidas. Dexia recibirá hasta 90.000 millones de euros (unos US$120.000 millones) en garantías de los contribuyentes, principalmente de Bélgica, para apuntalar su financiación.
Entretanto, el banco austríaco Erste Group emitió ayer una sorpresiva advertencia de resultados, al informar que espera una pérdida neta de casi 1.000 millones de euros en lugar de una ganancia neta, debido a su exposición a las deudas de gobiernos en dificultades de la zona euro, así como a rebajas contable en sus unidades en Hungría y Rumania.
La medida de Erste plantea la posibilidad de que otros bancos de la zona euro podrían decidir reconocer pérdidas más profundas en sus posiciones de deuda soberana cuando informen sus ganancias en las próximas semanas.
Por su parte, las acciones de los bancos griegos cayeron ayer, debido al temor de los inversionistas de que un paquete de rescate adicional para el país signifique que los prestamistas se enfrenten a grandes rebajas contables de sus posiciones de deuda pública.
Muchos inversionistas temen que Dexia no sea el último banco europeo en sucumbir a la fuerte exposición a gobiernos en problemas de la zona euro, como Grecia. La profundización de la desconfianza entre los bancos de Europa está dejando a muchos prestamistas dependiendo de los fondos de emergencia del Banco Central Europeo, y reviviendo los recuerdos de las consecuencias del colapso de Lehman Brothers en 2008.
En medio de crecientes temores de que la crisis bancaria y de deuda pública podrían llevar a Europa a una recesión, e incluso a socavar el crecimiento global, los líderes de la zona euro trabajan en un plan para recapitalizar sus bancos y lidiar con la insostenible deuda de Grecia. La Unión Europea dijo que su próxima cumbre de líderes tendrá lugar el 23 de octubre, una semana después de lo previsto. Los funcionarios dicen que el retraso es necesario para negociar las medidas anticrisis.
La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolás Sarkozy, prometieron el domingo que presentarían un "paquete integral" para frenar la crisis a finales de octubre, pero no dieron detalles. Berlín y París tratan de reconciliar sus diferencias sobre quién debe pagar por las inyecciones de capital a los bancos y las necesidades de financiación de Grecia.
La promesa de los líderes de Francia y Alemania fue suficiente para impulsar ayer a muchos mercados financieros, incluyendo acciones en Europa y EE.UU.
La Autoridad Bancaria Europea, el organismo regulador paneuropeo creado a principios de este año, hará nuevas evaluacio-nes del capital de los bancos con base en información dada a conocer por las instituciones bancarias durante las pruebas de solvencia llevadas a cabo a mitad de año. Se espera que la evaluación incluya más escenarios negativos.
Los analistas opinan que Dexia era especialmente vulnerable a la pérdida de confianza a partir de sus tenencias de deuda soberana ya que dependía más que otros en los volubles mercados mayoristas de financiación. Sin embargo, otros bancos eu-ropeos, incluidos los franceses, también se enfrentan a presiones de financiación.
The Wall Street Journal