Sturzenegger cargó contra los laboratorios y “los sommeliers de DNU”, y ahora pone en la mira a la industria del acero
El ministro de Desregulación tildó de “recetas ilegales” a las que contienen la marca de un medicamento y adelantó que evalúa suspender antes de fin de año la prohibición para exportar chatarra que se utiliza en la producción del acero
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Con la bandera argentina y el cuadro de Juan Bautista Alberdi a sus espaldas, el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, tomó la palabra y rompió la formalidad: “Nunca probé los hongos que venden en Amsterdam pero fui diputado: es un efecto parecido”. El comentario despertó algunas risas en el auditorio del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, a donde el funcionario llegó para hacer una disertación sobre la gestión del Gobierno. La charla no ahorró ironías ni críticas a quienes entre los presentes cuestionaban los alcances de algunas medidas del Gobierno. “¿Acá hay alguno que va a presentar una cautelar? Peleen todo lo que quieran, pero no nos vamos a cansar”, desafió Sturzenegger.
Esta última frase se vinculó con la idea general que atravesó la participación del ministro, quien sostuvo que “el sistema de protección de las castas está metido en el marco normativo argentino”. De hecho, enumeró iniciativas oficiales implementadas a través de decretos. Y a propósito de las trabas legales y medidas cautelares para dejar sin efecto las iniciativas libertarias, el funcionario introdujo los conceptos de “sommeliers de DNU” e “institucionalidad selectiva”.
De este modo, el ministro que más habla sobre “la casta” dedicó la mayor parte del tiempo a referirse a desregulaciones en el sector de la salud, aunque también realizó menciones críticas a las industrias de la pesca y del acero, y a la cultura. En relación a su tópico principal, apuntó contra farmacias y laboratorios.
Las rispideces entre “el coloso”, tal cual apodó Javier Milei a Sturzenegger, y los laboratorios locales comenzaron con el apoyo del ministro al gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, quien busca importar medicamentos de la India.
Sturzenegger enumeró otros dos temas con los que deslizó cuestionamientos al sector. “Cambiamos la ley de genéricos. La famosa ley de Ginés García, que él intento poner para que la receta fuera por droga, y la ley terminó saliendo por droga y/o marca”, comenzó. En ese sentido, explicó que el presidente Javier Milei, en el DNU 70, también conocido como el “megadecreto” de diciembre de 2023, había incluido un artículo que establecía que una receta médica sólo podía incluir el nombre de la droga o fármaco. Esto cambió con la reglamentación de la norma.
“Toda receta o prescripción médica deberá efectuarse en forma obligatoria expresando exclusivamente el nombre genérico del medicamento o denominación común internacional que se indique”, decía el texto original del DNU. Sin embargo, en su reglamentación se incluyó que el médico podrá “sugerir” una marca.
Pese a esto, el ministro insistió: “Una receta con marcas es una receta ilegal”. Ante la consulta de LA NACION, el director ejecutivo de Cilfa, la cámara que nuclea a los laboratorios nacionales, Eduardo Franciosi, le respondió horas después. Manifestó que “las marcas son la base del capitalismo y de la competencia”, razón por la que dijo que esa idea “atrasa”.
El embate de Sturzenegger contra jugadores del sector privado de la salud no concluyó ahí. También incluyó cuestionamientos por las resistencias a la venta online de medicamentos.
“Permitimos la venta online de farmacias. ¿Por qué? Porque en el interior del país podés tener una farmacia a 20 o 30 kilómetros de tu casa. Es sentido federal”, enunció. En este punto, explicó que esto hubiera posibilitado a farmacias venderles remedios a kioscos y estos al público. Entonces, volvió a hablar de statu quo. “Si vos vendés online, yo no te vendo los remedios, les dicen los laboratorios a las farmacias. Este statu quo tiene plata y tiene recursos”, lanzó el ministro.
“En cuanto a la venta online, consideramos que es necesario priorizar plataformas especializadas en salud en lugar de plataformas de comercio que solo buscan mayores consumos y la monetización de transacciones”, señaló Franciosi.
A su vez, Sturzenegger cargó contra la industria del acero que utiliza chatarra ferrosa para producirlo. En este punto, reveló un contrapunto con una de las empresas más importantes del país.
La exportación de chatarra está prohibida, razón por la cual sus proveedores solamente pueden venderla a jugadores del mercado interno. “Techint me dice que la exportación de chatarra es un bien estratégico para Argentina. ¿Vos me estás diciendo en serio?”, cuestionó el ministro. Luego, en diálogo con LA NACION, admitió que evalúa dejar sin efecto la prohibición de exportar antes de fin de año.
La chatarra ferrosa es aquella que deriva de descartes de heladeras, autopartes y metales que se encuentren en desuso. Para producir acero, se reciclan esos materiales.
Desde el sector siderúrgico indicaron que “la chatarra ferrosa es un bien escaso, que se usa como carga metálica junto al mineral de hierro, que la Argentina importa, para producir acero”. Y a propósito de la posibilidad de traer dólares al país por la exportación de chatarra, respondieron: “La Argentina necesita divisas derivadas de la exportación de productos de acero de alto valor agregado, con valores que multiplican hasta por diez la exportación de chatarra. Además, grandes volúmenes de exportación de chatarra local derivarán en la necesidad de importar chatarra de otros países, generando salida de divisas en momentos en que la Argentina necesita cuidar sus reservas”.
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