Soja a precios récord: por qué no resolverá los problemas económicos a largo plazo
Los valores harán crecer las reservas del Banco Central, pero no alientan a realizar las correcciones necesarias, según los analistas
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El precio de la soja siguió subiendo hoy y alcanzó los US$600 la tonelada en Chicago, lo que implica, en principio, buenas noticias para el Gobierno. Sin embargo, la “soja peronista” no resolvería los problemas de la economía argentina como tampoco los resolvió en 2012, cuando llegó a US$650. Según economistas consultados por LA NACION, lo recaudado vía retenciones muy posiblemente se utilizará para gastos y no para llevar a cabo las correcciones de los desequilibrios macroeconómicos.
De acuerdo con el economista Fernando Marull, de la consultora Fernando Marull y Asociados, un precio de US$600 en Chicago -o US$570 si se toma el precio de exportación de la Argentina- “mueve la economía”. “Es un buen precio para el productor y, cuando venda, se va a fondear a un buen precio para la nueva cosecha; va a pagar impuestos y va a cambiar la camioneta”, consideró.
En cuanto a la proyección de exportaciones, explicó que sube US$1400 millones, a US$30.000 millones, porque trepó 40 dólares la tonelada, de US$530 a US$570,. “Son casi US$8000 millones más que el año pasado y es un valor de exportación récord. Esto tiene un impacto en que el agro liquida y, si a eso se suma el cepo cambiario, el Banco Central compra reservas a razón de US$120 millones por día”, siguió. Y, además de la suba de las reservas, el Tesoro recaudaría por retenciones el equivalente en pesos a US$9000 millones.
“El campo está cumpliendo y se están llevando el 33% de lo que aporta. Son casi dos puntos del PBI; mucha plata que se va a usar para fondear los mayores subsidios, salarios, la suba de jubilaciones, etcétera. Esto es más gasto corriente. Retenciones y subsidios van de la mano”, afirmó.
En tanto, Invecq también se refirió a la suba del precio de la soja que, junto a la del maíz y el trigo, hizo que, en los primeros cuatro meses del año, la liquidación de agrodólares fuera la más alta de la historia: se duplicó con relación al mismo período del año pasado y se incrementó por un equivalente a US$3110 millones en comparación con el promedio de la última década.
Según la consultora, las implicancias de este fenómeno son múltiples y todas positivas: ayuda a la recuperación económica porque apalanca el gasto privado del sector y todo su entramado de actores, ayuda a consolidar las cuentas públicas vía retenciones, permite demandar menos asistencia monetaria del Banco Central y es el pilar de la estabilidad cambiaria que el Gobierno ha logrado desde principios de este año.
Sin embargo, los consultados fueron pesimistas en cuanto al uso que se le dará al “viento de cola”. “Está en manos del Gobierno decidir si aprovecha esta bonanza para llevar a cabo las correcciones imprescindibles de los desequilibrios macroeconómicos pudiendo minimizar los impactos en la sociedad o si, por el contrario, toma impulso la facción más extrema de la coalición y se alinean todas las medidas hacia el único objetivo de ganar las elecciones aun a expensas de incrementar la vulnerabilidad de la economía el día después. Los últimos episodios en materia de política económica no permiten ser optimistas al respecto”, sostuvieron.
Por su parte, el economista jefe de Ecolatina, Matías Rajnerman, dijo que el precio de la soja le da más dólares al país, el bien más escaso, y ayudaría al sector público a pisar el tipo de cambio y a pagar la deuda con el Club de París y el Fondo Monetario Internacional (FMI), pero no es una salida óptima.
“Con menos dólares el Gobierno estaría obligado a ser más sensato en materia cambiaria y en la reestructuración de la deuda. La economía tiene muchos problemas. Tenés que reestructurar la deuda con el FMI y el Club de París porque a priori no podés pagar las cuotas de este año. Pero, cuando empieza a subir la soja, se dan cuenta de que pueden pagar y empiezan a patear la reestructuración. Si la suba del precio de la soja disuade de hacer correcciones y dar discusiones, puede ayudar en el corto plazo, pero complica en el mediano. Por eso está la idea de que es peronista: porque permite controlar presiones cambiarias y patear correcciones”, explicó.
La comparación con 2012
Eso mismo habría ocurrido en 2012, de acuerdo con Marull. “En ese año, la soja estuvo en US$600 la tonelada y le alcanzó al Gobierno para llegar a 2015, pero no resolvió los problemas porque el cepo se mantuvo. Ahora estás igual, pero con la macro peor que 2012. En ese año la pobreza era del 25% y ahora es del 44%, la inflación era del 25% y ahora del 47%, el déficit era del 1% y ahora del 4,7% del PBI y las reservas de Banco Central eran de US$33.000 millones y ahora son US$6000 millones [netas] y no habías usado al FMI. Te ayudó un poco a que no se vieran los problemas, pero ahora estás peor que antes”, señaló.
Por último, Juan Ignacio Paolicchi, de Empiria Consultores, dijo que, más allá del precio de la soja en US$600, en 2012, la Argentina estaba en una posición fiscal y externa mucho menos deteriorada que en la que se encuentra hoy. “A pesar de estos precios y los Derechos Especiales de Giro (DEG) del Fondo, el país sigue con enormes tensiones y dudas hacia adelante que hacen que el riesgo país no baje y sigamos en una maraña de discusiones que no llevan a ningún lado, mientras otros países colocan deuda a tasas bajísimas”, cerró.
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