Para qué sirve el detox digital
Hace 18 días que estoy de vacaciones. No, no de vacaciones de trabajo, sino de vacaciones digitales. A fin del 2019 hice un balance del tiempo que estaba usando algunas redes sociales y de lo mucho que me costaba hacerlo de una manera moderada, así que corté por lo sano y las desinstalé del teléfono en busca de mayor foco, tiempo de reflexión y para bajar la ansiedad. Elegí estos primeros días del año como un período de prueba y lo que experimenté fue muy positivo.
Los primeros días busqué los íconos en el teléfono de manera instintiva y "sufrí" no poder meterme a chusmear algunas fotos o compartir mi tan lindo desayuno, pero también me sirvió para tomar consciencia de cómo las estaba usando, reflexionar sobre las emociones que me surgían y pensar en sus causas y en cómo puedo usarlas de ahora en adelante. Sé que no estoy sola. Este mes conversé al menos con otras diez personas cercanas que estaban haciendo distintas pruebas, desde sacar Twitter del teléfono hasta la kamikaze de desinstalar WhatsApp del teléfono, todos en la misma intentado un détox o dieta digital.
Una amiga llegó a su lugar de veraneo y metió el celular en un cajón y lo sacó a los diez días. De 500 personas que respondieron a una consulta que hice justamente en la red social Twitter, 40% creían en que sirve hacer una dieta digital, el 20% que no y el resto contestó no estar seguro de si sirve la idea.
"El concepto de detox o dieta digital surge como respuesta ante el creciente uso que los usuarios hacemos de las tecnologías digitales en general y de los dispositivos móviles en particular. Toda persona que reconozca que el tiempo que pasa frente a una pantalla es cada vez mayor, debería reflexionar y analizar las razones de este cambio de hábito o conducta", recomienda Ezequiel Passeron, director de la ONG Faro Digital.
En los talleres que Bienestar Digital que brinda la ONG notaron que la mayoría de las veces existe cierta naturalización de las prácticas digitales. "Es decir, no somos conscientes de la cantidad de tiempo que estamos conectados o bien no reflexionamos acerca del motivo por el cuál cada vez pasamos más tiempo en contacto con lo digital. Ahí es donde el concepto de detox sirve: en cuanto a la búsqueda de un equilibrio en el uso, para poder desarrollar así un uso responsable y consciente de estas herramientas", dice Passeron.
La psicoanalista Diana Litvinoff, integrante de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y autora del libro El sujeto escondido en la realidad virtual advierte sobre el peligro de pensar a la dieta digital como un ayuno mágico que resuelve un problema mediante la prohibición de uso.
"No podemos a prescindir de la tecnología y de todo lo que nos permite, muchos servicios resultan indispensables. A veces podemos experimentar una sobre estimulación por la demanda constante que llega a través del celular que genera una sensación de esclavitud. En este caso, es necesario que la persona pueda consultar, primero consigo misma y/o con un profesional sobre por qué se está tan pendiente de estos estímulos y de estos mandatos de consumo", dice Litvinoff que aclara que solo así podremos entender qué es propio y podemos trabajar, y qué demandas son instaladas por una exigencia externa.
"Un ayuno o abstinencia impuesta no es la solución, cada persona tiene experiencias diferentes y lo que sí puede hacer es marcar ciertos límites y restricciones internos que acompañen mientras se entienden las causas de las emociones que se experimentan, y otros a quienes demandan de una respuesta inmediata todo el tiempo", dice.
Desde Faro Digital recomiendan usar un despertador analógico, desactivar las notificaciones, probar la escala de grises en las apps, poner en el inicio solo las apps utilitarias (no las redes sociales) y controlar el tiempo con cualquiera de las apliaciones que existen (como por ejemplo, Quality Time, o bien el modo "zen" de los nuevos teléfonos Android).
Esta semana leí que pensar en las consecuencias del uso de las redes sociales es "demonizar a la tecnología" como en otras épocas se hizo con la radio y la TV y no hacernos cargo de nuestros demonios internos y creo que no tiene que ver con eso para nada.
La posibilidad de conexión permanente, ubicua y que tiene a nuestra atención como moneda de pago requiere que hagamos un uso más crítico y consciente de las aplicaciones, entendiendo su funcionamiento y para poder elegir con intención los momentos de conexión.
Mi detox digital está llegando a su fin, pero vuelvo más consciente del uso y tiempo que quiero hacer de estas herramientas.
Sonido recomendado para leer esta columna: Desconexión sideral, de La Bersuit
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