Tenía 54 años, quedó desempleado y fundó su propia empresa que es líder en la construcción
No tener jefe es el sueño de muchos argentinos, pero no era el de Alfonso Bonfiglio, que hoy, a los 73 años, admite que nunca había pensado en ser emprendedor. Siempre había trabajado en relación de dependencia y supuso que toda su vida iba a ser empleado de empresas multinacionales. No esperaba durante la turbulencia de la crisis de 2001 fundar Anclaflex, una empresa de materiales para la construcción que este año proyecta facturar $500 millones.
Bonfiglio es contador público y había pasado más de la mitad de su vida trabajando para grandes firmas, como Fate, Aluar, Etex y Durlock. En diciembre de 1999, la empresa belga Eternit, en la que trabajaba como gerente general, lo premió como el mejor director delegado de la compañía. Bonfiglio estaba seguro de que ese era su camino. Pero en marzo de 2000 la empresa redujo personal y lo echó. Tenía 54 años.
"No estaba preparado para eso, me habían dicho que era bueno y a los tres meses me quedé sin trabajo", cuenta. Enfrentar las adversidades con actitud es parte de la vida de Bonfiglio. "Nadie quiere a los 50 pensar en ir a jugar a las bochas y retirarse", admite. Rearmó su CV y comenzó a buscar trabajo. Bonfiglio se recuerda como un "bicho en relación de dependencia" y admite que emprender fue más una necesidad. "Mi elección era seguir siendo gerente de una multinacional, pero la Argentina del 2000 y 2001 no tenía lugar para una persona como yo".
Luego de la crisis de 2001 y tras algunos intentos fallidos, fundó en 2002 junto a dos socios la empresa de materiales para construcción Anclaflex. "Cuando te echan tenés que sufrir el duelo de quedarte sin trabajo, sacarte el polvo de encima y ver qué idea podés llevar adelante. Lo único que no podés hacer es paralizarte", explica.
La empresa, que cumple 18 años, fabrica masilla para placa de yeso, revestimientos plásticos, pisos cementicios y productos complementarios para la construcción en seco. Hoy da trabajo a 100 personas, tiene más de 600 puntos de venta en el país y exporta a Bolivia y Uruguay.
El crecimiento de la empresa es tal que, con el fin de aumentar la capacidad productiva, están construyendo una nueva fábrica en el parque industrial General Rodríguez de más de 6000 metros cuadrados. Lejos quedó el primer local que habían alquilado. "Era una carnicería, así que imaginate lo que era nuestra planta industrial en ese momento, 10 por 20 metros", confiesa.
Bonfiglio explica que su empresa creció todos los años desde su fundación. Parte de su éxito lo atribuye a rodearse de gente de confianza, tener un buen plan de negocios y a cuestionarse todo. "Desde el primer día sabíamos a dónde queríamos ir y cómo. Además, tenés que preguntarte 100 veces si es el momento de emprender o no".
Desde el día uno, cuenta, la prioridad fue cuidar a sus trabajadores. Cuando comenzó la empresa eran cinco personas y uno de los socios era el encargado de cocinar para todos los trabajadores, incluyendo a los dos obreros. "Hoy tenemos a dos personas cocinando diariamente y todos los viernes seguimos comiendo asado, como siempre", explica.
A los 73 años dice que trabaja más que nunca y que se mantiene en constante actividad. Bonfiglio va a la fábrica tres veces por semana, realiza encuentros con el grupo de Vistage, del que participa desde sus inicios, ayuda a fundaciones y comedores, da cursos de capacitación, organiza charlas y juega al fútbol en un torneo de veteranos mayores de 50. Incluso, añade, acaba de ser elegido el mejor jugador del campeonato.
Minibio
- Profesión: contador público
- Empresa: Anclaflex
- Edad: 73 años
- Hizo toda su carrera profesional en grandes compañías, como Fate, Aluar, Etex y Durlock.
- La crisis de 2002 lo obligó a reconvertirse en empresario y así nació Anclaflex, empresa de materiales para la construcción.
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