“El dinero es sólo un pedazo de papel”
Con un completo CV y una larga trayectoria en el mundo financiero, ahora tritura pesos, dólares y euros para hacer arte
A Alberto Echegaray Guevara no le tiembla el pulso si tiene que triturar US$ 2,5 millones, un millón de euros o 13.000 votos del último referéndum griego. De hecho, eso hizo. Y metió el papel picado dentro de grandes esferas de cristal con las que realizó 14 obras de arte (la última venta llegó a unos US$ 40.000).
"El dinero triturado, al final, es sólo papel que no tiene ningún tipo de valor intrínseco. Con mi obra se puede ver y cuantificar la devaluación y la inflación. Además, los argentinos tenemos apego al dólar desde las hiperinflaciones", dice el ex trader financiero y asesor del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), pero también ex asesor de Domingo Cavallo y uno de los fundadores de su partido Acción por la República. También es ex director de Ashoka para América latina (una ONG), emprendedor, columnista de CNN, empresario, ex militar de caballería y artista plástico. Muchos años trabajó para la banca corporativa y en áreas financieras de deuda soberana de países.
Echegaray Guevara nació en Caracas hace 45 años, pero cuando tenía 10 se mudó a la Argentina (hoy alterna entre el barrio de Retiro y Nueva York). Su padre era político (diputado parlamentario en Venezuela) y tenía amistades que lo llevaron a relacionarse con el mundo artístico: Pablo Neruda y Gabriel García Márquez eran algunos de ellos. Estudió en Buenos Aires y en los Estados Unidos y cosechó varios títulos: Administración de Empresas en la Universidad de San Andrés, Relaciones Internacionales, hizo la carrera militar en el Colegio Militar de la Nación, un MBA en Administración Pública en la Universidad de Georgetown y un posgrado en Management y Desarrollo Social en Harvard.
Pero el arte no regresó a su vida hasta hace cuatro años: tras la muerte de su padre necesitó comunicar sus emociones. "En algún momento fui muy apegado al dinero", confiesa antes de contar la historia que lo llevó a viajar y a tocar las puertas de los bancos centrales de todo el mundo (Europa, Brasil y Japón), y también de varias reservas federales. Del único que no tuvo una respuesta amable fue en el Banco Central de la República Argentina.
El dinero triturado, al final, es sólo papel que no tiene ningún tipo de valor intrínseco. Con mi obra se puede ver y cuantificar la devaluación y la inflación"
La aventura comenzó, de casualidad, en Washington. Allí vivía y trabajaba, y un día lo invitaron al Tesoro, donde se imprimen los dólares. Vio tubos transparentes con billetes verdes hechos papel picado. Le explicaron que era dinero fuera de circulación y que por eso estaba triturado. "Entré a un depósito con millones y millones de dólares rotos y pedí llevarme una bolsa de recuerdo. Me dijeron que no, pero que podía enviar una carta y pedir autorización. A los dos meses me dieron 25 kilos de dólares. Un billete de US$ 100 pesa 1 gramo, por lo tanto, me dieron el equivalente a US$ 2,5 millones", relata. La autorización del Tesoro de Washington fue el pasaporte para entrar en todos los otros bancos. "Cuando fui al Banco de Inglaterra, directamente me dejaron triturar el dinero a mí", cuenta enfático.
Las primeras obras de arte se expusieron en arteBA 2014. Se trató de 12 esferas de cristal llamadas Moneyballs: 11 tienen un millón de pesos cada una y la restante, un millón de dólares. "Cuando fui al BCRA nadie tenía registros de cuánto dinero se destruía y cuánto se imprimía. Es una gran caja negra. Se negaron a darme pesos en papel picado. La emisión debería ser información pública", dice. ¿Cómo los consiguió? "Sabía que tiraban las bolsas de pesos en los volquetes de la zona. Seguí a los camiones de basura cuando se los llevaban y así me los dieron", dice y se ríe mientras cuenta su hazaña.
"Me interesan los simbolismos: tanto los pesos como los dólares comparten lo mismo. Es papel roto, pero tiene un pensamiento detrás. Creo que en 50 años todos los billetes van a estar en un museo", explica y traza el mismo paralelismo con lo que sucedió en Grecia y en la Argentina, tanto a nivel default como democrático. "Alexis Tsipras [primer ministro greigo] llamó a un referendo en el que ganó el 'no' al ajuste por el 61%. Pero a los tres días hizo lo contrario y se olvidó de la voz de la gente. ¡Una locura, en Grecia se inventó la democracia!", dice. Por eso su reciente obra consta de dos esferas que llama Traición Griega. Una tiene un millón de euros destruidos y la otra tiene 13.000 votos negativos, que pesan unos 30 kilos y se los consiguieron amigos que viven en Grecia. ¿Conseguirá los votos de Tucumán? "Lo estoy pensando", concluye.