Silencio en el quinto piso de Economía tras el desmarque de Máximo Kirchner
Cerca del titular del Palacio de Hacienda no harán comentarios sobre la decisión del hijo de la vicepresidenta de abandonar la presidencia del bloque del Frente de Todos en oposición al acuerdo con el FMI
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Martín Guzmán trabajaba en el quinto piso del Palacio de Hacienda cuando llegó el misil de Máximo Kirchner. Pese a que el elenco albertista del Gobierno negaba hoy la posibilidad de un ajuste con el nuevo programa, el hijo de la vicepresidenta renunció al liderazgo del bloque del Frente de Todos (FdT) en Diputados como forma de mostrar su rechazo al entendimiento que el ministro de Economía había logrado sellar el viernes con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Todo en medio de la extrema fragilidad de las reservas internacionales que gestiona el Banco Central (BCRA).
“Sin comentarios”, afirmaron a LA NACION en el Ministerio de Economía quienes suelen revolotear alrededor del economista platense a diario para dejar en claro que no cometerían más imprudencias mediáticas con La Cámpora. Es que meses atrás, el ministro buscó -con aval de Alberto Fernández- desplazar a Federico Basualdo, subsecretario de Energía Eléctrica y hombre de la agrupación que dirige Máximo Kirchner. Ni Fernández ni Guzmán pudieron. Ese desencuentro tensó al máximo el vínculo entre Guzmán y el ex jefe del bloque del FdT en la Cámara de Diputados.
“Él [por Guzmán] es una persona muy respetuosa del rol y de las posturas de todos los líderes de la coalición. No va a analizar las distintas opiniones porque no le corresponde. Es ministro ha tenido un trabajo constructivo en el marco del Congreso con Máximo y en distintas leyes que son buenas para el país. Hacer análisis de opiniones no es a lo que se dedica. Es el ministro de Economía y ha estado negociando lo mejor para el país”, dijeron fuentes oficiales.
Agregaron: “Cada uno opina lo que le parezca. El Presidente tomó la decisión que cree lo mejor para el país”. Luego remarcaron que la vicepresidenta no estaría de acuerdo con la decisión que tomó su hijo.
El ministro de Economía tenía previsto hasta hoy -la comitiva del Presidente no estaba totalmente confirmada- viajar mañana a Rusia con Fernández, aunque no iba a sumarse luego a la gira presidencial por China, según indicaron.
En un intento por despegar la decisión del acuerdo sellado el viernes, por el Palacio de Hacienda circulaban ayer versiones parlamentarias de que Máximo Kirchner ya venía poniendo a disposición su cargo desde diciembre pasado. Esas mismas fuentes vinculadas al mundo legislativo decían que no había nombres para su reemplazo en el Congreso.
Había llamado la atención en el equipo económico el diálogo que mencionó en su columna Horacio Verbitsky en el que supuestamente, el miércoles pasado, Fernández habría intentado convencer sin éxito a Máximo Kirchner de las bondades del entendimiento con el organismo. Entonces, escribió el periodista con línea directa con Cristina Kirchner, “el El jefe de la bancada de diputados del Frente de Todos le reprochó el mal trato que a su juicio el Presidente dispensa a la vice”.
“Le hiciste perder las elecciones de 2017 y te ayudó a llegar a donde estás. A Esteban Bullrich, que durante aquella campaña se la agarró con su hija, lo llamó y se puso a su disposición cuando se enfermó. Y te aclaro que yo no estuve de acuerdo con tu candidatura así como no apruebo ahora esta negociación. Por eso, creo que te va a ir mejor con ella, que es la jefa de ese espacio político”, habría reprochado, según el periodista, Máximo Kirchner al Presidente.
Está claro que para Guzmán la decisión política de Máximo Kirchner llega en un momento de extrema sensibilidad. Las reservas netas, para algunos economistas, ya están casi en terreno negativo. El hijo de la vice decidió desmarcarse después de que el Gobierno pagara más de US$700 millones el viernes tras lograr un acuerdo. En las próximas horas, el Tesoro tenía que ordenarle al BCRA el pago de más de US$360 millones en intereses.
Por otra parte, una de las condiciones que requirió el FMI al Gobierno para cerrar un acuerdo con el staff técnico, que luego debería ser aprobado por el board del organismo, era un “amplio consenso político y social”. La decisión de Kirchner empaña ese requisito.
Cerca de los negociadores con el Fondo creen además que la influencia de Máximo Kirchner va a arrastrar a legisladores de La Cámpora y otros partidos -dentro del FdT- hacia el rechazo al acuerdo. Tal situación podría complicar, aunque existiera una carta de intención con el Fondo, la aprobación en el Congreso, que pasaría a depender de la oposición. Se trata de un juego en el que el kichnerismo quedaría enfrentado al “ajuste”, mientras el Gobierno -urgido- requería el apoyo de Juntos por el Cambio. Por ahora, en Economía es todo especulación. Tras la novedad, esperarán que la política mueva sus piezas.
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