Si el PBI no crece, todo lo demás es pura fantasía
Un mismo PBI puede ser apropiado 50% por los pobres y, otro tanto, por los ricos; o 70% por los pobres y el resto por los ricos. Si duplicamos el PBI, pero no la deuda, la relación deuda/PBI cae a la mitad; si durante diez años, el PBI crece al 7% anual, dentro de una década duplicará el nivel actual.
Esto es aritmética, no economía. La economía usa la aritmética, como también usa la geometría, el álgebra, la teoría, la historia, la introspección, etc.. Todo al servicio del razonamiento.
La realidad económica es el resultado de la acción humana, privada y pública interactuando con la naturaleza. Adam Smith explicó en La riqueza de las naciones que no es por la benevolencia que tiene el carnicero que nos vende sus productos, sino porque él (o ella) vive de eso. Los chinos aplican esto, y así les va; el gobierno venezolano insiste en ignorar esto, y también, así les va. Y por casa, ¿cómo andamos?
Pensar en seguir redistribuyendo en una economía estancada es no pensar. ¿Es el crecimiento del PBI suficiente para solucionar todos los problemas? Nada es suficiente, pero todo indica que es una condición necesaria.
El PBI no puede crecer sin inversiones, que las realizan los empresarios en base a los recursos con los que cuentan más los que pueden conseguir. Pero, sobre todo, en base a lo que creen que les va a ocurrir como consecuencia del acto de inversión. En todos los países del mundo el futuro es incierto, pero no en todos a los empresarios exitosos les preocupa qué “genialidad” se le va a ocurrir al gobierno de turno para hacerles dudar que serán dueños de los frutos de sus esfuerzos, de los riesgos asumidos, y hasta de los activos comprometidos en la inversión.
¿Qué debe hacer un gobierno en la Argentina para que aumenten las inversiones? ¿Promoverlas, alentarlas? ¿Condecorar a los empresarios? Todo lo contrario: dejarlos tranquilos, que ya bastantes problemas tienen con los problemas reales.
El Papa Francisco inventó una versión ridícula de la teoría del derrame, para criticarla. ¿Por qué no le pregunta a los sacerdotes si la colecta dominical, en un pueblo rodeado de productores agrícolas, rinde igual cuando la soja cotiza a US$200 o a US$1000 la tonelada?
Pero tampoco nos vayamos al otro extremo. Si a fines de 2023 reaparecen las condiciones para que el PBI vuelva a crecer, la acción social continuará, aunque sobre bases distintas a las actuales.
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