Sergio Roggio: cómo pasar de los ladrillos a la cerveza artesanal
Cambio de vida - Nuevo comienzo: dejó el holding familiar para incursionar en el negocio turístico y la producción de bebidas en forma independiente
Roggio es un apellido empresarial ligado a la construcción en general y a la obra pública en particular. Pero hay una rama de la familia que cambió de rubro y pasó del ladrillo al turismo y la cerveza artesanal. Sergio Roggio -primo de Aldo y Graciela, hoy únicos dueños del holding cordobés- dejó la empresa en 2006 después de una compleja operación de reorganización y de 25 años en el grupo.
Él y su hermano Alejandro vendieron su parte a sus primos. Entonces el ingeniero y durante varios años presidente de la Fundación Mediterránea, decidió profundizar su inserción en la actividad hotelera, en la que había debutado con un proyecto en Misiones, en Iguazú, que estuvo frenado y al que ahora se está incorporando capital extranjero.
"Fue una transición sin ningún inconveniente, amistosa -dice Sergio Roggio a LA NACION-. Lo que sí pasa es que, luego de 25 años en el grupo y de una experiencia invalorable, muchos siguen viéndome como una parte de la compañía."
Ya independizado, armó Sergio Roggio Resorts y, bajo ese paraguas, la empresa Jaguary Mink con la que Sergio y sus hijos Marcelo, Federico, Sebastián, Santiago y Alejandra desarrollan emprendimientos que integran el componente turístico e inmobiliario, incluyendo una fábrica de cerveza artesanal y franquicias de bares.
Cuenta que aprovecharon unos lotes en la zona de Calamuchita -a unos 100 kilómetros de la capital cordobesa- y comenzaron con la marca Peñón del Águila, Aventura Alpina, con la que apuntaron a poner en valor los atributos de la zona conocida como la "Córdoba alemana": ríos, cascadas, playas de arena, forestaciones típicas de la Selva Negra, cultura y gastronomía centroeuropea.
La empresa opera comercialmente estas 200 hectáreas en las que funciona el complejo turístico y parque temático, y un desarrollo inmobiliario con estilo de "aldea de montaña" que hoy -dice Roggio- ya es un barrio más de La Cumbrecita.
Al poco tiempo, y ya consolidado ese emprendimiento, la familia puso en marcha Puerto del Águila, un club náutico a orillas del lago Los Molinos, que también cuenta con un loteo. "Buscamos ofrecer dos productos de montaña y lago a menos de 30 minutos entre sí para que sus propietarios los disfruten indistintamente con la tarjeta de membrecía del Club del Águila."
La inversión inicial en el parque fue de 1 millón de dólares: "Desafiamos una geografía complicada y las crecientes se llevaron dos puentes, pero nunca dejamos de invertir en la región, tanto nosotros como los terceros dueños de viviendas y comercios".
La idea de producir cerveza artesanal estuvo desde un comienzo, pero el empujón definitivo fue cuando Marcelo se recibió de ingeniero industrial y empezó a probar primero de forma "doméstica", a viajar y a estudiar en Inglaterra. Instalaron una fábrica chica en La Calera, para abastecer a Peñón del Águila, pero cuando el consumo nacional creció decidieron invertir en Malagueño.
Federico asumió la responsabilidad de la comercialización y Sebastián, la gestión de la producción. "Trabajan con un equipo de profesionales y técnicos jóvenes para asegurar lo mejor en un mercado que crece alrededor del 40% anual", apunta Roggio.
En la planta de Malagueño invirtieron 40 millones de pesos para producir unos 60.000 litros al mes. La capacidad se ampliará por la incorporación de fermentadores hasta los 220.000 litros mensuales.
En paralelo, la empresa se asoció con la cadena gastronómica Johnny B. Good para desarrollar -asesorados por Centro de Franchising- bares cerveceros que cuentan con la docena de variedades de "lager" que produce la planta. En los próximos meses sumarán puntos de recarga de "growlers", que son botellones que se llenan con cerveza tirada directo desde el barril.
Roggio señala que el acuerdo de franquicias cubre la Argentina y países limítrofes; este mes abre un bar en Asunción del Paraguay. Por fuera de esos locales, la cerveza se comercializa en otros y en fiestas como la Oktoberfest de Villa General Belgrano. La Peñón del Águila es la primera cerveza artesanal en lata.
Los Roggio hablan de una "revolución" de la cerveza artesanal que -describen- "llegó para quedarse". En Estados Unidos la variedad representa el 12% del total del mercado, mientras que en la Argentina apenas es del 1%; hay espacio para crecer. Para 2017 esperan seguir con las inversiones tanto en el área inmobiliaria -casas de planta baja y un piso frente al lago Los Molinos- como en la cervecería de Malagueño.
Negocios con espuma
Apuesta fuerte
En su planta en la localidad cordobesa de Malagueño invirtió $ 40 millones para producir 60.000 litros mensuales de su cerveza Peñóndel Águila
Expansión
Asociado con la cadena Johnny B. Good se unió para desarrollar bares cerveceros y también es la primera cerveza artesanal que se vende en lata.
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