Semana clave: los bancos aseguran estar preparados para afrontar el pico de tensión preelectoral
El mercado descuenta que la pulsión dolarizadora no se aplacará, pese a la suba de tasas al 133% anual dispuesta por el BCRA, que comenzará a regir desde mañana
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La economía argentina comenzará mañana a transitar, en los hechos, una semana al cabo de la cual podrían definirse cuestiones claves.
No es una afirmación antojadiza: en tres de las últimas cuatro elecciones presidenciales (2011/2019/2023), en sus prolegómenos o definiciones finales surgieron redefiniciones del tipo de cambio oficial; algo que -se sabe- podría volver a ocurrir el próximo lunes e incluso repetirse tras el cambio de mando programado para diciembre.
Es una semana para la que se estuvieron preparando buena parte de los ciudadanos y todos los sectores comerciales (supermercados mayoristas y minoristas, concesionarias automotrices, cadenas de electrodomésticos y equipos de tecnología, corralones de materiales, entre muchos otros rubros) y financieros que se encuentran afectados, mientras la política dirime sus cuestiones en el escenario público, y -en muchos casos- a espaldas de los padecimientos de la sociedad.
Una muestra de ello es la conducta preventiva que adoptaron los bancos desde hace meses: a la mayor parte de ellos (en especial a los privados con muchas sucursales) el congelamiento hasta fin de mes dispuesto para la posición de contado en moneda extranjera de las entidades -establecida a último momento el pasado jueves (en vísperas del feriado XXL) por el Banco Central (BCRA) mediante la Comunicación “A” 7863- que tanto ruido naturalmente hizo, no les hace mella.
Es algo que habían previsto desde hace meses -dada la prolongada y cada vez más crítica “crisis de las reservas”- y para lo que -consecuentemente- se habían preparado porque, básicamente, no esperan que se calme la demanda de coberturas cambiarias por el nuevo aumento de 150 puntos básicos de la tasa de interés de referencia dispuesto el último jueves, dado que, pese a estar en el máximo nivel en más de 21 años y medio, sigue por debajo del nivel que alcanzó la inflación.
La norma oficial mencionada impide a los bancos, hasta fin de mes -en principio- cualquier posibilidad de sumar dólares físicos a la posición global neta (PGN) ya híper regulada que tenían registrada hasta el último día hábil de la semana anterior, aun si estuvieran “vendidos” (es decir, por debajo de ella) hasta ese momento.
En todo caso, les ofrece cubrirla -si quisieran- con Levid (Letras Internas del BCRA nominadas en dólares pero liquidables en pesos al tipo de cambio de referencia y a tasa cero) o bonos en dólares o ajustables por el dólar oficial (dollar-linked) emitidos por el Tesoro nacional, algo que difícilmente les resulte atractivo en este contexto de incertidumbre.
“El objetivo es que los bancos no sean demandantes de dólares en este contexto de expectativas fuera de control, algo que ya ha sucedido en períodos similares”, confió a LA NACION un experimentado ejecutivo del sistema. “Es una medida que, en otro contexto, podría haber tomado desprevenido a algún gerente financiero novato que se haya tentado con las híper tasas del 793% en pesos que ofrecen los contratos de dólar futuro pactados a $973 promedio para fin de año. Pero de existir ese caso -lo dudo- estaríamos hablando de un ejecutivo de un banco de inversión o de uno especializado en operaciones mayoristas, porque el resto tenía esta norma -u otra similar- descontada”, confió.
Cierre Dólar futuro pic.twitter.com/kqqt06NUL5
— Pip Stoch (@pipstoch) October 12, 2023
Según los últimos números disponibles (congelados al pasado lunes por el fin de semana extra largo) en la última semana (en la que el BCRA se desangró aún más perdiendo reservas por US$535 millones por ventas en el mercado oficial de contado y otros casi US$250 millones por intervenciones sobre el dólar MEP, según cálculos de Delphos Investment) los bancos aumentaron en 180 millones sus encajes en dólares, lo que evitó una baja mayor de las reservas brutas que, aun así, perforaron el piso de US$26.000 millones.
Esto se dio aun cuando sus depósitos privados en dólares -según una estadística oficial que tuvo llamativas correcciones al cabo de la semana pasada- se mantuvieron bastante estabilizados, a excepción de la caída en US$122 millones que habría registrado el último martes (según datos preliminares).
En paralelo, para atender el desarme de plazos fijos (PF) en pesos, bajaron en $600.000 millones -de $13,8 a $13,2 billones- sus inversiones en las Letras de Liquidez (Leliq) del BCRA, aunque aumentaron de $5,6 a 6,9 billones sus tenencias en pases pasivos muy mayoritariamente constituidos a un día. Esto es, para poder afrontar esas salidas, dado que las colocaciones en PF caen 20% real en los últimos 30 días y que, antes de ese escenario -y por razones obvias- sólo tenían líquidos $13 de cada $100 depositados.
“La verdad es que estamos híper líquidos tanto en pesos como en dólares, porque esto no es nuevo y para dar respuesta a la potencial demanda por retiro de depósitos en caso de que la situación siga empeorando. Es algo que podemos decir sin problemas, porque el ahorrista lo puede comprobar”, explicaron en off en un banco privado líder, en coincidencia con lo que muestran las cifras oficiales.
“Los dólares de los ahorristas están y los pesos -ni hablar- también. El sistema está sólido y líquido porque sabe que es una circunstancia que vuelve a poner a prueba su reputación, aunque, básicamente, la incertidumbre no está vinculada a la salud de los bancos sino a cuestiones que tienen que ver con la economía real”, coincidieron en otra entidad.
Vale recordar que los bancos se venían preparando para este escenario importando (en el caso de los privados, a costo propio) entre US$24 y US$40 millones (montos que varían por logística y cupo en los aviones) en billetes de dólares mediante vuelos comerciales, a razón de hasta dos veces por semana en los últimos cuatro/cinco meses en cada travesía.
A eso se suman los dólares que importa el BCRA directamente desde la Reserva Federal (Fed), canjeando tenencias de su cuenta allí por billetes físicos.
Eso provocó que muchos de los ahorristas que hicieron retiros de depósitos en moneda extranjeras en los últimos días se hayan encontrados con billetes nuevos y que pasen a ser excepcionales las quejas o denuncias por entregas de otros más viejos o, incluso, de “cara chica”, como se los denomina.
Mientras ese frente parece cubierto, las que crujen son las reservas del BCRA, lo que llevó al Gobierno a aumentar la represión a la demanda de divisas y hasta anticipar el envío de una delegación a China en busca de destrabar el uso del segundo tramo de la parte del swap de monedas utilizable para intervenciones sobre la plaza local (aquel del que había dicho poder disponer hace unos meses).
“Los manotazos en busca de recursos de último momento para seguir sosteniendo al dólar oficial congelado hasta las elecciones van desde la apresurada licitación de bandas de frecuencia 5G a la reactivación del swap. Evidentemente, se echa mano a todo tipo de recursos para transcurrir el cortísimo plazo con la menor cantidad posible de problemas percibidos por el grueso de la población, mientras hay una llamativa disminución de los DEG [derechos especiales de giro, la moneda del FMI] sin haber disminuido la deuda con el FMI por el equivalente a unos US$1000 millones”, observó el economista y consultor Roberto Drimer (ValNet).
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