Según la UCA, el 37,5% del país tiene alguna necesidad que lo coloca en la pobreza
La entidad dio a conocer un estudio de 2019 en el que no solo se analizan los ingresos, sino el acceso a otros servicios
La verdadera grieta argentina no es política. La verdadera grieta es social y divide al país en un tercio sumido en la pobreza, otro fuera de ese flagelo y un tercero que vive entre carencias.
Un informe de la Universidad Católica Argentina (UCA) estimó que la pobreza multidimensional -una medición que, además de ingresos, congrega las carencias de algunos derechos básicos- llegó en 2019 a 37,5% y afectó a 15.750.000 personas, según una proyección sobre la población urbana total del país. Un año antes, ese indicador afectaba a un 31,4%. Esto implica que en el último año se sumaron 1.428.000 argentinos.
A diferencia de la medida tradicional por ingresos que publica el Indec, y que marcó 35,4% en el primer semestre, el indicador desarrollado por la UCA -que ya cumplirá una década- toma seis dimensiones de derechos sociales y económicos (alimentación y salud, vivienda digna, accesos educativos, a los servicios básicos, a un medio ambiente saludable y a un empleo y seguridad social). Un pobre multidimensional es esa persona que está por debajo de los ingresos requeridos por una determinada canasta básica y que al mismo tiempo sufre la carencia de las otras dimensiones que conforman el estudio.
"La tendencia muestra que las carencias de derechos bajan en el largo plazo, pero aún es elevada la población que tiene entre una y tres fragilidades", afirmó el coordinador del Observatorio de la Deuda Social Argentina, Agustín Salvia. "Esas carencias son derechos y mejoran lentamente", completó el investigador.
Sin embargo, la suba de seis puntos de la pobreza multidimensional estuvo -estimaron en la UCA- fuertemente marcada por la caída del poder adquisitivo en un marco de alta inflación y de deterioro del empleo que se dio en 2019.
"Esto implicó que muchas personas que sufrían carencias en alguna dimensión ahora sean pobres por ingresos", explicó Salvia al presentar el documento.
Incluso, más allá del número absoluto, algunas dimensiones más estructurales mejoraron entre las mediciones de 2018 y 2019. Por caso, las personas con carencias en conexión de cloacas, agua corriente y energía (servicios básicos) pasaron de 34% a 33,5%, mientras que aquellas que vivían en zonas sin basurales, fábricas contaminantes y agua contaminada (medio ambiente), de 33,8 a 31,2 por ciento.
Déficit de viviendas
Sin embargo, las personas con déficit relacionado con una vivienda adecuada en su tipo, materiales, servicio sanitario y espacio pasaron de 27,1 a 27,2%; de asistencia a instituciones educativas y ausencia de rezago educativo, de 12,3 a 12,5%, o con ingresos por empleo registrado o jubilaciones o pensiones contributivas, de 31,3 a 33 por ciento.
Sin embargo, el número más impactante tuvo que ver con el déficit en seguridad alimentaria y acceso a atención médica y a medicamentos, que en doce meses pasó de 28,2 a 32,2%. Fue la dimensión, de todas las que conforman el indicador, que más empeoró.
Por otro lado, la UCA definió además una "pobreza estructural" que básicamente está compuesta por tres carencias de dimensiones más la pobreza por ingresos. Según esa mirada, en la Argentina la pobreza estructural fue en 2019 de 21,4% y alcanzó a cerca de nueve millones de personas en el país. Se trata del dato más elevado de la serie que elabora la casa de estudios desde 2010.
Por regiones, en tanto, la pobreza multidimensional llegó a 47,7% en el conurbano bonaerense en 2019 (casi siete puntos más que un año atrás), mientras que en la ciudad de Buenos Aires marcó 9,2% (cuando en 2018 llegaba a 8,6), según los relevamientos del Observatorio de la Deuda Social.
Algo similar ocurrió con la pobreza estructural. En la tierra actualmente gobernada por Axel Kicillof fue de 30,4%, mientras que en el territorio que comanda Horacio Rodríguez Larreta, de 2,6%. Las diferencias entre lo que sucede entre los indicadores de los porteños y los bonaerenses es ostensible.
"El análisis de la evolución de las distintas dimensiones de derechos revela una tendencia dispar en la que, por una parte, se observan mejoras de los aspectos más asociados a la inversión y a distintas instancias de la acción pública. Se registra, en este sentido, entre 2010 y 2019 una mejora sustancial en el acceso a servicios básicos de la vivienda y una evolución favorable en relación con el acceso a una vivienda digna y a un medio ambiente saludable", indicó la UCA en su informe. "Sin embargo, por otra parte, se manifiesta un deterioro, claramente marcado a partir de 2016, en las dimensiones alimentación y salud, y en el acceso al empleo y a la seguridad social, aspectos ligados de manera más directa a los ciclos económicos", estimaron los analistas de la universidad.
Salud y medicamentos
La UCA indicó además que el déficit que se observa a nivel de hogares en la dimensión alimentación y salud "experimentó un descenso inicial y, marcando un pico en 2014, se ubicaba en torno al 19% para 2015; a partir de 2016, las condiciones de privación comienzan a incrementarse hasta alcanzar al 26,6% de los hogares en 2019". Según la universidad, "esta evolución se explica desde 2016 por las dificultades para el acceso a medicamentos y a atención médica, y desde 2018, por el incremento de la inseguridad alimentaria severa, en un contexto de fuertes incrementos de los precios de medicamentos y alimentos y descenso del consumo en términos generales".
La pobreza por ingresos, que generó una fuerte polémica entre la UCA y el gobierno saliente de Mauricio Macri, en diciembre último, se mantuvo para la universidad en un 40,8% para 2019. El dato del Indec sobre el segundo semestre se difundirá recién el 31 de marzo próximo. "No son la misma medición, siempre tenemos dos o tres puntos arriba y en el último tiempo se amplió la brecha", dijo Salvia el viernes en una entrevista que ofreció a Radio la Red. "Para nosotros, la cantidad de pobres es de 40,8%. Para el Indec, rondaría entre el 35% y 36%", cerró el especialista.
"Nosotros tuvimos un error de comunicación. Puedo reconocer que publicamos una nota metodológica de cómo proyectamos los datos que podía estar dando el Indec, y no tenemos por qué adelantar las cifras del instituto y mucho menos en un tuit. Sobre todo cuando es un dato técnico y metodológico. Ese fue el error", admitió Salvia en su mea culpa público.
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