¿Seguirá cayendo la Bolsa de EE.UU. en 2023?
Muchos inversores esperan una recuperación basados en la tendencia alcista, sin embargo las chances de que la principal economía del mundo sufra una caída severa en su nivel de actividad y se vea acompañada de otro derrumbe bursátil parecen muy altas
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Año nuevo y expectativas renovadas en el mercado de capitales más desarrollado del mundo, el de Nueva York. Luego de un 2022 para el olvido, con caídas de entre 20 y 30% en los principales índices bursátiles norteamericanos, muchos inversores esperan una recuperación basados en la tendencia alcista de larguísimo plazo que ha experimentado esa plaza bursátil, no sin ruidos ni derrumbes que generaron pánico en más de una ocasión.
En mi opinión, la espera no será tan breve y la vuelta a los valores máximos alcanzados a principios del año pasado se demorará más allá de 2023.
A continuación, los argumentos.
Curva de rendimientos invertida
Son dos las variables que conforman la denominada curva de rendimientos de los mercados de bonos del Tesoro estadounidense: el plazo de vencimiento de los bonos, que puede ser un año, tres, diez o más; y la tasa de interés implícita que pagan, según su precio de mercado.
Cuanto más lejano en el tiempo es el vencimiento de los bonos, más alta suele ser la tasa que pagan. Tiene su lógica: si voy a prestar dinero, cuanto más demoren en devolvérmelo, mayor recompensa voy a pedir a cambio.
Por lo tanto, en situaciones normales la curva de rendimientos suele tener una forma convexa, puesto que en el mercado domina el sentimiento de una economía sana, donde todos los bonos se pagarán, más allá de que a los de largo plazo se les otorga una lectura de riesgo mayor que a los de corto plazo.
Ahora bien, si miramos la curva de rendimientos actual en función de las tasas que pagan los bonos con distintos vencimientos, veremos que hoy sucede todo lo contrario: desde julio del año pasado (como podemos ver en este gráfico), los bonos con vencimiento a un año han venido ofreciendo un rendimiento mayor a los de vencimiento a 10 años, formando una figura de curva invertida.
La interpretación mayoritaria de este fenómeno apunta a que para el mercado se avecina una recesión y que a corto plazo (un año) los inversores con bonos de deuda de EE.UU. piensan que hay riesgos de que la economía entre en recesión en el corto plazo, por lo que prefieren mantener su dinero en efectivo y solo aceptan invertirlo a mayores tasas, sobre todo en tiempos de inflación.
A largo plazo (10 años), en cambio, se espera que la crisis sea superada. Por esta razón, los rendimientos anuales exigidos para comprar esos títulos de deuda disminuyen.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta el presente, la curva de rendimientos se acható e invirtió tal como en el presente antes de cada recesión, por lo que el fenómeno es considerado un predictor muy eficaz de las recesiones en Estados Unidos. Hablamos de la crisis de las acciones tecnológicas del Nasdaq en 2001, de las hipotecas subprime (de baja calidad crediticia) en 2008 y del derrumbe de corta duración por la pandemia de Covid-19 en marzo de 2020.
Hoy la curva vuelve a mostrarse invertida, por lo que las chances de que la principal economía del mundo sufra una caída severa en su nivel de actividad y se vea acompañada de otro derrumbe bursátil parecen muy altas.
Principales indicadores de EE.UU. en retroceso
El índice de indicadores principales de la economía norteamericana (LEI en inglés, por The Conference Board Leading Economic Index) es también muy observado por los inversores, puesto que una señal muy precisa sobre la salud de la actividad del país en el presente y habla de lo que se avecina.
Está compuesto por más de 10 indicadores económicos y financieros, como el de la expectativa promedio de los consumidores, los permisos de construcción de nuevas casas, la evolución de los pedidos de subsidios por desempleo y la misma curva de rendimientos mencionada en esta columna.
El índice se construye para resumir y revelar puntos de inflexión en la economía de una manera clara y más convincente que cualquier componente individual, transformándose en una variable predictiva que anuncia los cambios unos siete meses antes de que se produzcan, tal como ocurrió en las últimas tres recesiones.
¿Cómo se encuentra este importante indicador en la actualidad? Luego de haber alcanzado un pico de más de 15 puntos en febrero de 2022, desde ese entonces no ha hecho otra cosa más que retroceder hasta los niveles de -7 con el último dato de noviembre del año pasado.
Ataman Ozyildirim, director senior de Investigación económica en The Conference Board, describe el momento crítico: “El LEI de EE.UU. cayó bruscamente en noviembre, continuando el descenso en el que ha estado inmerso durante la mayor parte de 2022, después de alcanzar su punto máximo en febrero. Solo los precios de las acciones contribuyeron positivamente al LEI de EE.UU. en noviembre. Los indicadores del mercado laboral, la manufactura y la vivienda se debilitaron, lo que refleja serios obstáculos para el crecimiento económico. El diferencial de tipos de interés y los componentes de nuevos pedidos de fabricación permanecieron esencialmente sin cambios, lo que confirma la falta de impulso del crecimiento económico a corto plazo”.
Como se ve, el LEI también anticipa una recesión económica en EE.UU. y vuelve menos probable una recuperación de los valores bursátiles para el año en curso.
Conclusión
A los argumentos antes presentados podría sumarse la veloz suba de tipos de interés que la FED (Banco Central de EE.UU.) llevó adelante durante todo 2022 y muy probablemente mantendrá en el primer trimestre de este año.
El proceso de suba de tasas ha dañado considerablemente el ingreso disponible del trabajador promedio estadunidense, que suele encontrarse mayoritariamente endeudado por la hipoteca de la casa y las compras con tarjetas de crédito.
El daño se observa en los bolsillos y la capacidad de consumo de los estadounidenses, con lo que su demanda de nuevos productos se reduce y genera un deterioro importante de las ventas y las ganancias de las empresas, que en forma mayoritaria el año pasado presentaron balances más pobres, especialmente en el sector tecnológico, donde muchas compañías pierden dinero por los altos niveles de gastos en desarrollo.
Por si no quedó claro aún, respondo la pregunta del título de esta nota con una afirmación que no esquiva el bulto: sí, pienso que la Bolsa de Nueva York tiene altas probabilidades de seguir cayendo este año. Por lo tanto, y a pesar de una inflación global que continúa elevada, el dinero en efectivo y diversificado en monedas fuertes (dólar, euro, libras esterlinas, francos suizos, yenes y más) parece la mejor opción para capear la tormenta económica y financiera.
A lo largo del año, veremos cuán cerca o lejos hemos estado con nuestro pronóstico de la realidad. Por lo pronto, el mercado espera malas noticias con muchas balas que conviene esquivar antes que ponerles el pecho sin mayores fundamentos.
¡La seguimos la semana próxima con más análisis para fortalecer tu salud financiera!
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