Cómo es el proyecto chino de producción porcina en la Argentina
La actividad creció constantemente en los últimos 20 años y en julio logró poner a su favor la balanza comercial; las dudas sobre un acuerdo en negociación para instalar granjas con inversión china
Hay un sector en la Argentina que crece a paso firme en su producción desde hace dos décadas, que en los últimos tres años aumentó su exportación (incluso en pandemia) y que también incrementó en el mercado interno el consumo per cápita de su carne: se trata del sector porcino, que, como corolario de todo eso, tiene ante sí ahora la posibilidad de desarrollarse más y de forma más rápida, de la mano de un millonario proyecto de inversión chino, que despierta expectativa, precaución y también polémica.
En este contexto, funcionarios chinos y argentinos elaboran un marco para convertir a la Argentina en una potencia porcina con la instalación de 25 granjas productivas de aproximadamente 12.500 cerdas cada una, para satisfacer la creciente demanda de China de la carne de estos animales.
Puesto en cifras, prácticamente se duplicaría el número de 350.000 cerdas que hay hoy en el país y se impulsaría la producción de 700.000 toneladas anuales en lo inmediato y de 900.000 toneladas por año en un cuatrienio, según estimaciones oficiales. Cada planta, según se prevé, será una instalación integrada, desde el procesamiento de granos para alimentación animal hasta la cría de cerdos, matadero y envasado.
De todos modos, aún no hay certeza total de que el proyecto se materialice. Lisandro Culasso, presidente de la Asociación Argentina de Productores Porcinos (AAPP), afirma que lo que hay es un memorándum de entendimiento, es decir, un convenio marco bastante genérico. "Falta más información acerca de cómo se canalizarán esas inversiones y ya hemos acercado la posición del sector respecto de proteger el estatus sanitario, el mercado interno, la bioseguridad y los intereses de pequeños y medianos productores", agrega el directivo.
En caso que se materialice el acuerdo y esas inversiones extranjeras vayan a realizarse, continúa Culasso, será fundamental dejar asentado que, en virtud de los volúmenes de inversión y producción que se podrían alcanzar, el incremental en la producción de los emprendimientos tenga como destino exclusivo la exportación y no el mercado interno argentino".
Con respecto a la cuestión con China, desde la AAPP creen que sería importante poder, en caso de que se firme el acuerdo, participar en el debate sobre la posterior implementación. "Queremos eso porque entendemos que, como representantes del sector, debemos tener un rol preponderante en esa mesa, para poder avanzar en forma segura, protegiendo la producción nacional y los logros alcanzados a la fecha", señalan.
Por su parte, Juan José Ucelli, consultor del sector porcino, opina que, si se hacen las cosas correctas, bajo los controles correspondientes y en los términos pactados, es un buen negocio para el país; pero si se hacen mal, sin controles, con permisos amistosos, existen muchas posibilidades que desaparezca gran cantidad de actores del sector porcino local. "Es como una bomba con dos cables, uno la desactiva y otro la hace explotar. Habrá que ver cuál se toca acá", afirma el especialista.
En el caso de que las cosas fueran bien, los beneficios para el sector y para la Argentina, se dice que serían inmensos. Un solo dato basta para dimensionarlo: se pasaría a ser uno de los 10 países con más exportaciones de carne porcina del mundo y podría darse que pasara a ser la principal carne exportada desde aquí. "En particular, soy de los que creo que los chinos vienen. Ojalá sea de la mejor manera", dice Ucelli.
En tanto, Juan Manuel Bautista, gerente comercial de Agroceres P&C Argentina, opina que lo importante es que el sector está trabajando de una manera distinta, en conjunto con el Gobierno, tanto en sanidad como en genética y ambiente. "Se elabora un plan estratégico y eso es lo interesante, porque se le puede dar valor agregado al maíz. Se mejoró mucho el tratamiento de efluentes y todo el mundo está enfocado en que sea una actividad rentable, pero que no afecte al ambiente. En ese sentido, creo que el posible proyecto con China ayudó a poner en foco al sector", afirma.
Según Bautista, la Argentina está capacitada para crecer, tanto con inversión del extranjero como con capital local: sabe cómo hacerlo, tiene los profesionales y productores adecuados, tiene disponibilidad de maíz y soja. "Solo hay que corregir la parte impositiva, estableciendo un marco razonable en los próximos años, y el financiamiento, que hoy tienen plazos y tasas imposibles para el escaso margen de rentabilidad del productor", aclara.
Las perspectivas son buenas para este sector que, según datos oficiales, emplea a 90.355 personas. Culasso subraya que la Argentina es uno de los mejores lugares para producir cerdo. "Tenemos espacio, disponibilidad de granos, gente capacitada para hacerlo y un estatus sanitario sin igual. La oportunidad que tiene el país de hacer viable cultivos como el maíz en zonas alejadas del puerto es enorme", remarca.
Aunque no es ajeno a los cimbronazos causados por el Covid-19, el sector logró en junio un hito sin precedentes en el país, al lograr dar vuelta la balanza comercial y exportar más de lo que se importa. "Además, en los primeros 9 meses del año aportamos 4,5% más de cabezas y 10,5% más de carne porcina en el mercado de producción", dice Ucelli.
Culasso hace hincapié en que esta cadena productiva ha tenido un crecimiento sin precedentes y que, además, todavía no ha tocado su techo. "No hay un crecimiento estimado en aumento de stock de madres, pero sí hay una tendencia que se consolida en cuanto a la eficiencia; medida en kilos de faena, es posible que terminemos 2020 produciendo más carne", concluye el directivo.
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