2020, no reeditar: cómo vive su crisis la industria del libro
La producción y las ventas cayeron 40% en 2020 respecto de 2019 por la recesión general y el impacto del Covid-19; aun así, la actividad se ilusiona con el mayor hábito de lectura y el auge del e-commerce
La industria editorial argentina despidió 2020 con un sabor amargo en lo que respecta a ventas, debido a la recesión general y al impacto del coronavirus, pero con una mirada optimista hacia el futuro: si bien la comercialización de libros estuvo muy golpeada y cayó un 40% respecto del año anterior, explotó el comercio electrónico y se comenzó a evidenciar un mayor hábito de lectura.
La cancelación de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y el cierre de las librerías durante 50 días (reabrieron a mediados de mayo en la ciudad de Buenos Aires) debido a la cuarentena fueron dos grandes golpes para la industria. Esto último llevó a un incremento del comercio electrónico (aunque no suficiente para recuperar lo perdido en ventas físicas) y a que muchas editoriales salieran a vender en forma directa.
María Inés Redoni, presidenta de la Cámara Argentina de Publicaciones, reafirma que el sector cerró un año muy difícil. "La pandemia nos pegó fuerte, aunque se han hecho cosas y en los últimos meses recuperamos un poco respecto de los primeros meses de la cuarentena. El cierre de las librerías, junto con la mayoría de las actividades, derrumbó las ventas", dice la directiva.
En medio de la turbulencia, Redoni rescata algo a favor. "El incremento del e-commerce es lo positivo que nos dejó este año, dentro de la mala situación, porque descubrimos una herramienta fundamental para la venta. Junto con el e-book, tuvo un crecimiento de 50%. Si bien estos dos rubros no tienen una participación importante dentro del negocio global, ayudaron a que los números no fueran tan malos y generaron nuevos hábitos, que es algo bueno para generar más lectores", relata la directiva.
Martín Gremmelspacher, presidente de la Cámara Argentina del Libro, afirma que el sector está complicado como lo está la Argentina, pero con la particularidad de que de 2016 a 2019 se redujo casi a la mitad, por la gran caída en el poder adquisitivo de la gente. "Con la pandemia, vamos a terminar un 40% abajo. Desde lo económico no necesita grandes inversiones de capital, sino que lo que se requiere es que se recupere el consumo. Mientras eso no suceda, el sector va a estar en grandes dificultades", explica.
Las caídas en la producción y en ventas determinaron que varias novedades previstas para este año se postergaran; algunas editoriales, incluso, rescindieron contratos con los autores. Hubo menos novedades que en 2019. "Hubo una ayuda del Estado en este contexto, porque el ATP ayudó y también la compra de libros por parte del Ministerio de Educación por un valor de $600 millones", agrega Gremmelspacher.
Algo que ayudaría mucho en este momento es que la AFIP emita la reglamentación para poder pedir el reintegro del IVA. "El libro es uno de los pocos productos que al fin de la cadena se comercializan sin IVA; por lo tanto, los editores estamos teniendo esa gravamen como un costo", comenta Gremmelspacher.
Ignacio Iraola, director editorial de Planeta para el Cono Sur, dice que, más allá de la crisis de consumo que hay, el año terminó con una facturación superior a la que se proyectaba en marzo, cuando explotó la pandemia. "La recesión y la pandemia golpean, es cierto, pero además hay otras variables, como por ejemplo que la gente percibe que el libro es caro. Puede regalar una remera que cuesta $3000 y no le parece mucho, pero sí le suena excesivo un libro a $1500. Hay que cambiar esa percepción", opina.
Asimismo, y aunque cree que hace falta una mayor campaña por parte del Estado para incentivar la lectura, Iraola cree que la industria de los libros es la industria editorial que menos se va a ver afectada por el Covid-19. "Las librerías independientes, cuando empezó la pandemia, fueron un bastión, porque el mismo dueño te llevaba el libro a tu casa. Eso generó una supervivencia de la industria. Las cadenas tuvieron más problemas, porque gran parte de sus locales estaban en shoppings o en avenidas", destaca.
La editora Trini Vergara explica que un editor en este momento tiene que analizar un doble contexto. "Por un lado, el de la crisis argentina, que a su vez tiene la crisis global de la pandemia, y por otro lado, el de la transformación de la industria, que data de 2007 en adelante, con el crecimiento del e-book y el audiolibro y el e-commerce", señala la especialista.
En lo que respecta a la crisis económica, Vergara dice que es algo que excede a la industria misma, pero en lo que hace a la transformación del negocio se muestra muy optimista: "Ahí hay una oportunidad, con nuevos formatos digitales para vender libros que no sean impresos; con la posibilidad de vender todo tipo de libros online; con la impresión a demanda (porque la industria gráfica también se transforma y permite imprimir cantidades pequeñas), y con el cambio del proceso de trabajo (por ejemplo, no tener oficina)", detalla la editora.
Iraola destaca que el libro llegó para quedarse, porque la gente le tomó el gusto al comercio electrónico, le perdió miedo, y eso va a hacer que crezcan las ventas por esa vía. "Además, la gente aumentó su hábito de lectura. Si aprovechamos el impulso que produjo este bajón, podemos quedar muy bien parados con un producto muy noble. Yo lo comparo con el vinilo; decían que estaba muerto, pero ahora se vuelve a consumir", subraya.
Esta es la realidad de una industria que presenta luces con miras al futuro y sombras respecto de un 2020 que quedará archivado en el casillero de los malos recuerdos, con un cartel que dirá: "No reeditar".
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