Se encarece el financiamiento, ¿cuáles son las consecuencias?
1. Tasa de interés. Empieza a surgir globalmente un fenómeno que traerá implicancias para la economía: la suba de tasas de interés. Desde que la inflación en los Estados Unidos –país emisor de los dólares en los que hoy el mundo transacciona bienes y servicios– alcanzó aquel último gran pico de 15% a comienzo de los 80, la tasa de interés creció en paralelo y alcanzó un 20%. Desde entonces, el país norteamericano domó la inflación, que bajó hasta 5% en una primera instancia para luego posicionarse en torno al 2% anual. Sostuvo ese nivel luego; pero ahora, según las últimas mediciones, supera el 8%. Con el control de la inflación, llegó en paralelo la baja de las tasas de interés. Tras la crisis de 2008 la inflación volvió, pero la suba de tasas no lo hizo hasta 2015, cuando alcanzaron 2,5%, para volver a 0 tras la pandemia del Covid.
2. Por qué importa. La tasa de interés es el costo del dinero. Desde hace más de una década el mundo convive con dinero prácticamente gratis, hecho que, ante la permanente y elevada inflación, llegaría a su fin. ¿Cuál es la relación? Cuando la tasa de interés sube, se incentiva más el ahorro y se desalienta el consumo. Quizás haya cosas que no valoramos tanto y entonces, antes que comprarlas, es preferible ahorrar el dinero. Esto deprime el consumo, y quien tenía pensado continuar con la suba de sus precios porque la demanda estaba firme, ahora no lo hará, dado que su producto ya no será requerido si sube los precios. Por el contrario, la suba de la tasa de interés encarece el crédito y retrasa las decisiones de inversión.
3. Deuda. La deuda pública y privada viene creciendo en las últimas décadas. En 2020 observamos el mayor aumento de la deuda en solo un año desde la Segunda Guerra Mundial. El monto global aumentó a $226 trillones. La deuda global, que alcanzaba 100% del PBI global llegó ese año a 256% del producto: 99% es deuda pública, 98%, deuda corporativa no financiera, y 59%, deuda de los hogares. La pública representa casi el 40% de la deuda mundial total, la proporción más alta desde mediados de la década de 1960. La acumulación de deuda pública desde 2007 se atribuye en gran medida a las dos principales crisis económicas: primero, la crisis financiera mundial y luego, la de la pandemia de Covid-19. Tomar deuda ahora será más caro y posiblemente los países deban reducir sus déficits para paliar los riesgos de no poder tomar dinero prestado a tasas más altas. La reducción de los impulsos fiscales tendrá un impacto negativo en el crecimiento.
4. Venture capital. En la Argentina, muchos proyectos de inversión semilla fueron impulsados en los últimos años gracias a que el financiamiento disponible. El primer trimestre de 2022 mostró un crecimiento del número de rondas respecto de lo observado en igual período de 2021, pero con montos de inversión mucho menores. Esto empieza a verse como un problema: los coletazos de una política monetaria más contractiva encarecen el financiamiento de proyectos y lleva a pedir mayores requerimientos. Eso afecta sobre todo a los negocios globales que dependen del financiamiento permanente.
5. Oportunidad perdida. El ciclo de tasas cero fue para la Argentina una chance para el financiamiento de proyectos privados y del déficit público. Ahora habrá mayores costos; por eso, habrá que analizar cuánto más nos cuesta no ser solventes en materia fiscal y cuánto impacto recae en el sector privado, que necesita el financiamiento.
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