Un retailer de electrodomésticos muy complicado financieramente, un fabricante de electrónica reestructurando un préstamo privado, una empresa de Tierra del Fuego analizando un potencial ingreso a un proceso preventivo de crisis, suspensiones de personal en automotrices con baja producción o concesionarios con problemas de sustentabilidad. Pese a que el Gobierno dice que la economía ya tocó fondo, estos casos se multiplican en la industria, más precisamente en el sector de los bienes durables, que dependen del crédito.
El caso emblemático fue ayer el de los autos . La Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (Acara) informó que en marzo se patentaron 38.864 vehículos, una caída interanual de 54,5%. La baja adquiere formato de desplome ya que el año pasado el patentamiento de vehículos 0km era récord histórico. A contramano de la visión oficial sobre la situación económica, la medición sobre febrero registró un retroceso de 3,1%.
"Son meses con números extremadamente preocupantes", afirmó el presidente de Acara, Dante Álvarez. "Para encontrar un primer trimestre así, donde los patentamientos no superan las 140.000 unidades, debemos remitirnos a 2006, año que finalizó con 450.000 patentamientos", agregó. El mercado, según datos privados, estima ventas por 618.000 unidades en el año.
"El problema se agudiza si tenemos en cuenta que nuestra red de concesionarios ha venido creciendo con fuertes inversiones, porque proyectaba tener un mercado cercano al millón de unidades, lo que ya está generando problemas de sustentabilidad graves", dijo.
"El otro aspecto vital es la ausencia de financiación, prácticamente inexistente, algo que para nuestro sector siempre ha sido clave, y también una presión impositiva creciente hacia una actividad que emplea a más de 70.000 personas de manera directa", indicó Álvarez.
En el Gobierno existe preocupación por la caída de las ventas, pero principalmente por la situación de aquellos que ingresaron en un plan de ahorro y que en la actualidad no pueden pagarlo: esos planes se ajustan siguiendo el precio de los autos, que a su vez están, en gran parte, dolarizados. Es un tema que ya comenzaron a analizar en algunas dependencias oficiales. En las terminales, dueñas de las financieras, estimaron que -por ahora- tratan los casos de manera individual.
Las ventas de autos se frenaron con la crisis cambiaria, el alza de los precios, la caída del poder adquisitivo, pero, sobre todo, por la incertidumbre, que congela toda decisión de compra de un bien caro. En la industria afirman que existe un sobrestock de 200.000 autos con un doble efecto: el impacto sobre la producción y el costo financiero. A esto se le suma una baja rentabilidad que ya arrastraban los comerciantes debido a la presión de las automotrices para vender con ofertas y beneficios.
"Es probable que en los próximos meses veamos una desaceleración de la caída en las estadísticas", dijo a LA NACION Diego Coatz, director ejecutivo de la Unión Industrial Argentina (UIA). "Pero eso no quiere decir que haya un repunte concreto. Las empresas siguen vendiendo poco. Y las tasas de interés altas generan una fuerte presión financiera. Hoy esta es la gran preocupación. Si se mantienen las bajas ventas con estas tasas de interés va a haber muchos problemas", agregó el economista. Coatz reconoció, sin embargo, la importancia prioritaria de lograr estabilidad cambiaria, pero reclamó ayuda financiera oficial de los bancos públicos y de la AFIP.
Impacto concreto
El impacto en la producción es concreto. Renault paró su fábrica tres días en marzo. PSA (Peugeot-Citroën) lo hizo todo el mes. General Motors tiene un turno suspendido desde septiembre de 2018 y FCA (Fiat-Chrysler), que ya tenía suspensiones, dejará de fabricar cajas de cambio en el país. La capacidad ociosa del sector es de casi 50%. En las terminales afirman que el diálogo con el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, es permanente. Pero que no hay fondos para planes de incentivo y menos para eliminar retenciones y reponer reintegros en momentos de estrechez fiscal.
El mundo de la electrónica y los electrodomésticos mostró signos vitales para algunas empresas en los últimos meses, pero desde un nivel que muchos ubican en el subsuelo. "Aún no tocamos fondo", se lamentó ayer ante LA NACION el CEO de una de ellas, que reclamó estabilizar el dólar, bajar las tasas, mejorar el salario real y dar certidumbre política.
El ejecutivo afirmó que la leve mejora se vio sobre todo en el margen logrado en algunos productos importados. Esto sucedió porque con la suba del dólar y el corte del crédito que sufrieron muchos importadores, quienes pudieron abastecer al mercado recuperaron algo de rentabilidad.
Sin embargo, las ventas de producción local, fundamentalmente de Tierra del Fuego, siguen perdiendo en volumen. Allí están, por caso, los celulares, equipos de aire acondicionado y las TV. Allí todavía celebran la adenda firmada con la UOM para mantener "la paz social", que incluyó una mejora salarial para trabajadores hasta 2020, pero que habilita a las empresas a reducir la jornada laboral y a suspender con un cupo máximo de 90 días. "Sin esto hubiera habido 2000 despidos", dicen en la isla.
Las ventas de celulares bajaron un 24,5% interanual entre septiembre y noviembre; las de TV, 30%, y las de equipos de aire, 17,2%, según los últimos datos de la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (Afarte). En ese mismo período, el desplome interanual en la producción llegó al 47,7% en celulares, 65,3% en televisores y 1,5% en aires.
"Mantener una fábrica abierta significa pagar todos los gastos corrientes y los sueldos, más allá de las unidades que se fabriquen", contó otro CEO del mismo rubro. "Si la fábrica está dimensionada para producir una cantidad de unidades y la demanda cae muy abruptamente, lo que no se fabrica y debe pagarse como costo fijo es subabsorción", explica. "Esto es lo que está pasando. Tenemos una demanda muy baja, una necesidad de producción menor y por las altas tasas que hay es imposible acumular stock", sentenció. Pero con stocks acumulados y sin ventas se toman créditos para reposición a tasas altas, que generan una bola financiera a la que se suman costos hoy imposibles, como los de seguros de cambio.
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