Se decretó la quiebra de la empresa madre del Grupo Cirigliano
La Justicia confirmó la extensión de la quiebra de Trenes de Buenos Aires (TBA) a su controlante; la concesionaria manejaba la línea Sarmiento cuando fue la Tragedia de Once
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Hablar del Grupo Cirigliano parece algo tan lejano como hacer arqueología empresaria. Sin embargo, aún se sienten los coletazos de uno de las conglomerados de empresas más importante de los primeros tres kirchnerismos.
Esta semana, después de sentencias, apelaciones y recursos, la Justicia confirmó la quiebra de Consorcio Metropolitano de Transporte, compañía que funcionaba comercialmente con la sigla Cometrans, y que era la controlante de la gran mayoría de las empresas que manejaban los hermanos Claudio y Mario Cirigliano.
Lo que sucedió es que, en octubre de 2014, la Justicia en lo Comercial declaró la quiebra de Trenes de Buenos Aires (TBA), la concesionaria ferroviaria que operaba el tren Sarmiento cuando ocurrió la tragedia de Once, aquel el 22 de febrero de 2012. Pero, la Justicia no se quedó sólo con esa fallida.
En un expediente ordinario, de los tantos que se le siguieron a TBA, decidieron hacer extensiva la quiebra a la empresa controlante, Cometrans. Ese expediente se perdió en vericuetos legales que terminaron esta semana, cuando la Sala D de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial bajó el martillo y confirmó la sentencia que declaró fallida a la transportista.
Se consolida así la caída de un gigante del transporte, un imperio que creció tanto durante el kirchnerismo como en las presidencias de Carlos Menen, apalancado mayoritariamente en negocios con el Estado o en subsidios a sus empresas de colectivos.
La quiebra de Cometrans es, más que nada, un símbolo del derrumbe. “Ya no debe tener ni un peso de activos”, dijo una fuente que conoce de cerca el expediente. Según la fiscal de Cámara Gabriela Boquín, “la quiebra de su controlada [TBA] fue causada por la rescisión del contrato de concesión para la explotación del servicio de transporte ferroviario de pasajeros en las líneas Mitre y Sarmiento”. Y si bien Cometrans dice ser ajena a tal rescisión, la justicia consideró que la concesionaria había contratado a Cometrans y sus controladas Favicor, [el taller ferroviario] Emfer, entre otras empresas del grupo. “Es por ello que mal puede afirmarse, como hace la demandada, que no existe en el caso relación de causalidad entre su obrar y la quiebra de su controlada”, dice la representante del Ministerio Público.
Desde que en 2012 los hermanos Cirigliano se quedaron sin las concesiones de trenes, empezó un camino para vender, o al menos cambiar de titular, la mayoría de las empresas del grupo. Luego de la quiebra de TBA se vendieron algunas líneas de colectivos en la Capital que funcionaban bajo el paraguas de Grupo Plaza, dejaron de operar en los colectivos urbanos que tenían en Bahía Blanca y en Santa Rosa, La Pampa, y se deshicieron de empresas de ómnibus de media distancia que funcionaban bajo la marca Dumas.
El taller ferroviario Emfer, que funcionaba en la exfrábrica de tanques, en General Paz a poco de Constituyentes, quedó en manos del Estado. El ministro Florencio Randazzo colocó ahí algunos contratos para arreglar trenes y la gran mayoría de los empleados, con el tiempo, pasaron a la planta de alguna de las ferroviarias del Estado. En ese predio también funcionaba Tatsa, una empresa que fabricaba unos colectivos urbanos marca Puma. Aún quedan algunos empleados que reclaman cada tanto a la vera de la General Paz.
Plaza, la empresa de colectivos que fue el origen del grupo, se empezó a achicar en febrero de 2012. En ese momento, los coches rojos funcionaban en Bahía Blanca bajo las líneas 502, 503, 509, 512, 513 517, 518 y 519 A. Había 89 unidades. Algo similar sucedía en Santa Rosa: tenían 30 colectivos con las líneas 1, 2, 3, 4, 5 y 6. En septiembre de 2012, Cirigliano dejó La Pampa y la Municipalidad local las estatizó pocos meses después de que se despidiera de Bahía Blanca.
Lo que sí aún mantienen dos empresas de colectivos en Estados Unidos. En otra época, y con intenciones de diversificar, el grupo abrió dos empresas en Miami, Travelyncx y Red Coach. La primera está destinada a alquilar buses y colectivos a turistas y, la segunda, es operadora de transporte de pasajeros de media y larga distancia entre las ciudades de Miami, Tampa y Orlando.
Pero más allá de la caída de la empresa madre, lo que sucedió es el derrumbe de un imperio. Hace poco más de 10 años, un 29 de agosto de 2011, Claudio Cirigliano llegó a la cita a esperar a dos presidentes, Cristina Kirchner y José Mujica, de ellos se trataba, que no ahorraron elogios por la iniciativa. El hombre había hecho posible un pequeño sueño de integración. Después de 36 años, un tren argentino cruzaría el río Uruguay para unir Entre Ríos con tierra uruguaya. Subieron al primer vagón y transitaron media hora para cubrir Concordia con Salto.
Hoy, Claudio Cirigliano está con prisión domiciliaria. Su hermano, Mario, atiende los negocios en Estados Unidos y se reparte entre Buenos Aires y Miami. Del Grupo Plaza, prácticamente ya no quedó nada.