Se acelera el alza del dólar en sus precios libres y estalló la demanda a futuro
Escalan al 5% promedio y se amplió la brecha con el oficial; esto contagia a los contratos de coberturas no intervenidos por el BCRA y que vencen en el próximo gobierno
Los precios libres del dólar y el costo de las coberturas cambiarias potenciaron su tendencia alcista ayer, confirmando de este modo que la proximidad de las elecciones presidenciales desató una nueva carrera contra el peso.
Esas cotizaciones, que surgen de operaciones bursátiles realizadas para arbitrar monedas, treparon 4,5% y 5,7%, al cerrar a $76,10 en promedio el dólar Bolsa o MEP, usado para pases locales, y a $79,10 el dólar "fuga" o contado con liquidación (CCL), que permite enviar divisas al exterior, lo que amplió las brechas de esas variables con el dólar oficial a 29,7% y 36%. Son precios que habían cerrado septiembre a $61,43 y $66,80 y estaban hace una semana a $63,30 y $68,32, respectivamente.
A su vez, las cotizaciones del dólar validadas mediante contratos a futuro se encarecieron del 5,5% al 7,7% en el Rofex, la plaza más activa, en los plazos a liquidar ya cuando haya asumido el próximo gobierno, con lo que quedaron formando una escalera empinada que parte de los $79,10 a fin de año y ya llega a $100 para fin de mayo de 2020.
Ese salto contrasta con el alza de apenas 1,5% que mostró el contrato que vence a fin de mes (cerró a $61,20), que se mueve menos porque el Banco Central (BCRA) limitó su intervención en ese mercado a los plazos más cortos (incluye ventas a fin de noviembre, contrato que igual avanzó casi 4% hasta $67,70), lo que dispara toda clase de interpretaciones y alimenta temores en el mercado sobre los plazos largos.
Con todo, los analistas más serios interpretan esta conducta como una derivación de las causas que enfrentan exfuncionarios de esa entidad por avanzar en ventas a plazos que excedían sus mandatos. "Imagino que, por cuestiones judiciales, deben estar preocupados por intervenir en futuros fuera del horizonte de sus mandatos. No lo veo como una señal al mercado, sino como un condicionante político para los funcionarios, aunque solo es una conjetura", indicó Miguel Zielonka, director de la consultora EconViews.
"Estas señales reflejan la delicada situación de las reservas y el creciente ruido entre las principales fuerzas en pugna, que podría complicar una eventual transición. Es un fenómeno que se alimentó de la decepción que dejaron los contactos con inversores y empresarios de la semana pasada, al no aportar visibilidad, lo que castigó también a los bonos", juzgó Santiago López Alfaro, de Delphos Investment.
La pulsión dolarizadora, aunque reprimida en parte por las restricciones impuestas a la demanda desde inicios de septiembre, se va colando también sobre la plaza oficial: va impulsando progresivamente el volumen operado (que llegó ayer a los US$603 millones, su mayor nivel desde comienzos de septiembre) y derramando sobre el precio oficial del dólar, que cerró ayer a $61,32 para venta al público y a $58,70 a nivel mayorista, precios que suponen su mayor valor también desde la implantación del nuevo cepo.
El ajuste fue de solo 0,5%, entre 9 y 12 veces inferior al salto del resto de los precios no regulados de la divisa, pero solo porque el BCRA abastece al mercado supliendo la retracción de la oferta privada, con un costo preocupante sobre sus reservas: ayer menguaron en otros US$294 millones en términos brutos (cerraron en US$46.591 millones), básicamente por estas intervenciones que se hacen a costa de reservas netas, que son las que menos sobran.
"Está claro que hay otro round de dolarización en marcha, que tiene razones y encontró en la inyección de pesos de los últimos días [ver recuadro] un trampolín, porque para cubrirte necesitás estar líquido", explica el consultor Gabriel Caamaño, de Estudio Ledesma. "Hay que entender que el mercado viene de malas experiencias y nadie sabe cómo va a reaccionar el Gobierno si pierde la elección. Y, en consecuencia, qué puede pasar desde el lunes", insiste.
Para su colega Alejandro Henke, de Proficio Investment, lo que sucede es que "todo el mundo asume que hay pocas reservas, lo que quedó explicitado por el reperfilamiento de deuda y los límites a la demanda, y obligaría al BCRA a aumentar restricciones. Eso también acelera la demanda de futuros, que perdieron eficacia con el cepo, pero al menos tienden a seguir la evolución del CCL", sostiene.
"El apetito dolarizador crece por la expectativa de más controles cambiarios, en un contexto de incertidumbre y escepticismo sobre la posibilidad de ir hacia una renegociación rápida de la deuda. Son muchos los incentivos para cubrirse", sostiene el economista Julio Piekarz, exgerente general del BCRA.
Los datos dejan a la vista la compleja situación de mercado con la que se llega a las elecciones, algo agravado por una economía hundida desde hace año y medio en un agudo proceso de estanflación.