Santiago Caputo vs. Pablo Biró: la pelea de fondo en Aerolíneas en la que solo vale ganar por knock-out
Más allá de la negociación salarial entre el sindicato de pilotos y la empresa, el conflicto se ha profundizado especialmente por las enormes diferencias respecto del destino de la línea aérea
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En el Gobierno, puntualmente los hombres que están cerca del asesor presidencial Santiago Caputo, van por una proeza: lograr la caída de Pablo Biró, el duro sindicalista que maneja el gremio de pilotos (APLA). En este tiempo de humores exaltados en el mercado aerocomercial, esta iniciativa es ni más ni menos, que colocar una mano en alguna extremidad sensible de un león. Se puede hacer pero, hay que soportar la reacción.
El sindicalista construyó su prodigiosa vida frente a APLA de la mano del conflicto. Ganó siempre; se podría decir que de un lado del ring está el aspirante Caputo y en el otro, el crédito del Instituto Patria, el invicto Biró. Claro que hay una diferencia entre uno y otro: el primero tiene en el rincón al presidente Javier Milei.
La pelea tendrá un primer round en los próximos días. Posiblemente, en la semana, el directorio se junte e intente la salida del sindicalista de la mesa más importante de la empresa. La arremetida de Caputo no será solo contra Biro sino que el asesor intentará colocar a varios alfiles en ese órgano de dirección. Por caso, desde el 26 de diciembre pasado, además del gerente general de la compañía, Fabián Lombardo, que también tiene un sillón en el directorio, comparte ese lugar con dos representantes de capas geológicas antiguas que formaron el primer mileísmo.
Uno de esos directores es Mauricio González Botto, un funcionario que supo manejar mucho poder al inicio de la gestión cuando de él dependían todas las empresas públicas. Era un hombre de confianza del expulsado exjefe de Gabinete, Nicolás Posse. El otro, es Juan Bautista Ordoñez, sentado en Aerolíneas por gestión del exministro de Infraestructura, el efímero Guillermo Ferraro, un funcionario que duró poco más de un mes en el cargo.
Estos nuevos integrantes del directorio fueron designados por la Asamblea Autoconvocada Especial Ordinaria de Accionistas Clase A celebrada el 26 de diciembre de 2023. Se debería recurrir a una solución así para poder reemplazar los directores rápido. O en su caso, seguir los plazos de un llamado ordinario y publicar edictos, cosa que no ha sucedido.
Para que quede claro. Biró está sentado en el directorio en representación de la propiedad participada que tienen los empleados desde la privatización de los noventa que llevó adelante Carlos Menem. Pero después de tantos años de aportes (la gran mayoría de los subsidios se entregaron como aporte de capital), la compañía es prácticamente estatal ya que aquella porción se licuó. Apenas el 0,00001422% está en manos de los trabajadores. Por esa milésima, Biró tiene su silla en el directorio. Hasta ahora.
La salida del sindicalista del directorio está sellada, pero hay quienes dicen que también la de los dos representantes del Ejecutivo. Son días en los que cursarán las formalidades como para que Santiago Caputo desembarque en Aerolíneas con dos directores nuevos.
Pero hay un tema más con Biró. Por un lado, el piloto tiene inmunidad gremial para llevar adelante las medidas de fuerza que quiera. Sin embargo, cuando se mira la ley de Sociedades aparece una limitación cuando sus directores ya que están inhibidos de ejecutar algún acto contra la persona jurídica. Eso es causal de expulsión del directorio. Pero, el Gobierno estudia la posibilidad de realizar algún tipo de reclamo judicial que vaya directamente contra el patrimonio de Biró. Como se dijo, hay ciertos actos, según varios abogados del Gobierno, que no están cubiertos por la aquella inmunidad gremial. Puntualmente, se refieren a decisiones que ha tomado Biró en el último tiempo, como por ejemplo impedir que tres pilotos vuelen a Estados Unidos un avión Embraer alquilado que la empresa decidió desprogramar de su flota.
Pero no es lo único que estudian los abogados del Estado. Más allá del corset que entregó la ley Bases, que impide la posibilidad de vender la empresa, en los despachos oficiales trazan diversos escenarios para el futuro cercano de la compañía. Cerca de Milei dicen que van a ir al Congreso, y que aquel impedimento que trazó la norma se corrige con otra ley que permita la venta. Ya hay 30 diputados del PRO que presentaron un proyecto de ley en ese sentido. El oficialismo parece decidido a subirse a esa iniciativa y arrancar el debate parlamentario.
Otras recetas judiciales
La compañía ya transitó un concurso preventivo desde 2001 a 2011, cuando finalmente, se levantó. Por lo tanto, es un camino conocido. Pero hay otro camino que algunos miran con atención. Se trata de presentar ante la Secretaría de Trabajo un Proceso Preventivo de Crisis, una herramienta que entrega la legislación a una empresa cuando se dan ciertas condiciones para que se ejecute un plan que termine por salvar de la quiebra a la firma.
Se trata de un expediente administrativo, en el que la línea aérea tendrá que convencer a las autoridades de que las condiciones actuales la han llevado a una crisis. Claro que hay que esgrimir razones y argumentar como se hizo en la pandemia, cuando muchas sociedades acudieron a esa receta impulsadas por la tremenda caída de la actividad.
En el supuesto caso de que la sede administrativa acceda al pedido de la empresa, los derechos gremiales quedan muy golpeados y la posición de los jefes sindicales, también. Claro que es un extremo que llevaría a la línea aérea a un estado de un cese de la actividad aérea hasta que se termine el trámite. No sería una buena noticia para Biró y su gente ya que ese esquema habilita la posibilidad de volver a discutir convenios colectivos o por lo menos, algunas condiciones.
El “crédito del Instituto Patria” espera confiado. Sucede que más allá de la irritación de la sociedad respecto de los beneficios con los que cuentan los pilotos, todos están sedimentados en condiciones que año tras año le fueron dando los diferentes gestiones de Aerolíneas Argentinas. Cada uno de esos incisos que logró están refrendados por algún ejecutivo de la compañía.
Dicho esto, para cambiarlos hay que volver a negociar con el gremio ya que no hay manera de que muchos de ellos se supriman o se cambien unilateralmente. El derecho laboral tiene un instituto llamado “derechos adquiridos”, con lo cual, todas y cada una de las condiciones favorables que se quiten deberán tener también la aprobación del gremio. Es decir renegociar todo un convenio. Parece un camino imposible de transcurrir, al menos con Biró, si se mira la secuencia de los últimos días y la profundización del conflicto entre el gremialista y la conducción de la compañía.
Como se dijo, la pelea de fondo va más allá de lo salarial. Todo indica que no habrá ganador por puntos. Los dos van a todo o nada, por el knockout y la gloria.
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