Salvando al "prestatario UVA"
El épico desembarco de los aliados en Normandía no fue una operación simple y sin retrocesos o múltiples problemas en el camino. Rescatar al soldado Ryan en la celebrada película de Oliver Stone fue una operación delicada y compleja en un frente hostil en el cual, tras un primer avance exitoso, el enemigo planteó obstáculos antes de concretar la misión en particular, y la liberación de Francia del nazismo en general. Volver a abrir los caminos a París, restablecer la comunicación y la economía europea fueron epopeyas aún más desafiantes.
En nuestro país, Cambiemos desembarcó en el Gobierno en un terreno metafóricamente parecido a Normandía, minado de alta inflación, déficit de las cuentas públicas, déficit externo, un Banco Central con bajo poder de fuego y escaso o nulo crédito a las familias, en particular para comprar, refaccionar o ampliar su casa. El déficit habitacional era y es uno de los principales problemas estructurales; afecta a uno de cada cuatro hogares y es prioridad para bajar la pobreza, léase en la recuperación de un norte europeo devastado por la Segunda Guerra Mundial, que en la Argentina fue por años la ausencia de crédito para comprar, construir o refaccionar vivienda
El sistema de créditos indexados por la Unidad de Valor Adquisitivo (UVA), que evoluciona según la inflación, fue creado e implementado exitosamente en abril de 2016, y permitió por más de un año que se otorgaran más de 120.000 créditos de vivienda por un total de $197.000 millones. Con la perspectiva de cumplimiento de las metas descendentes de inflación y las elecciones octubre de 2017, los aliados imaginaban tener el frente despejado para la continuidad del avance de los créditos en un marco de recuperación económica y paulatina estabilización de precios
Pero el avance de los aliados de Cambiemos se vio bruscamente interrumpido por la crisis cambiaria desatada en abril. El fuego externo y la tormenta interna provocaron la virtual paralización del crédito hipotecario en todas sus versiones. Propiedades un 60% más caras en pesos, ingresos ajustándose muy lentamente y muy por debajo de la inflación (estimada en 30 a 35% para 2018), la recesión en curso y las tasas de interés en alza tornaron para la familia endeudada y para la que pretendía endeudarse, el camino hacia la vivienda en un objetivo (el derrotero a Paris).
¿Cómo salvar al "Prestatario UVA" vigente y resucitar al caído? En primer lugar, es imperativo que se estabilice el tipo de cambio y que comience a bajar la inflación. Dudosamente los vendedores acepten denominar sus propiedades en UVA. En Chile tomó más de una década estabilizar la inflación, crear un sistema de créditos indexado y lograr ahora superen el 20% del PBI. Solo con tasas de inflación por debajo del 7 u 8% el sistema de crédito hipotecario despegó.
Segundo, es necesario implementar un seguro para cubrir el descalce entre la inflación y la evolución de salarios. Este año se espera una pérdida del salario real y un mayor peso de las cuotas indexadas en los ingresos de las familias endeudadas, así como del saldo del capital adeudado. En septiembre de 2017 el diputado Marco Lavagna presentó un proyecto de ley en el Congreso que remediaría este problema y crearía un fondo anticíclico fiscal, tan necesario en la Argentina. La adopción de un seguro contra esos descalces está en la agenda de las autoridades y debería ser prioridad.
Tercero, es imprescindible incluir, tal como algunos bancos intentaron, una cobertura contra el riesgo de cambio mientras haya volatilidad en el mercado cambiario. Si bien los contratos futuros no cubren la totalidad del riesgo, lo mitigan y evitan o incluso habrían evitado la caída de muchas operaciones en medio de la devaluación. Así como los chalecos antibalas y cascos no protegieron totalmente a las tropas de los aliados.
Es urgente tratar el problema de los deudores UVA mientras la inflación persista elevada y volátil, para evitar problemas de insolvencia de las familias y de liquidez del sistema. La nueva "tropa" de deudores que desertó en el camino a la casa propia, solo podrá regresar cuando la ecuación dólar-precio propiedades (o costo de la construcción) vuelva a ser congruente y permita acceder al crédito. En última instancia, no puede haber un círculo virtuoso de desarrollo financiero y suba del crédito hipotecario, mayor crecimiento y menos pobreza en una economía con la inestabilidad y volatilidad de la Argentina.
El autor es economista; UBA-Conicet y Escuela de Gobierno
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