Salir de la invisibilidad, el desafío de las mujeres rurales
"Si las mujeres rurales tuvieran los mismos derechos que sus esposos, sus hijos, sus padres y sus vecinos, habría menos hambre en el mundo", dice convencida Lilianne Ploumen, política holandesa comprometida con la lucha por el aborto y los derechos LGTB, quien fue la encargada de abrir el panel de W20 para debatir sobre las condiciones precarias en que viven y trabajan las mujeres rurales alrededor del mundo.
Para Ploumen, de garantizarles acceso a las facilidades productivas y el crédito, cien millones de personas podrían salir del hambre.
De paso en Buenos Aires, conversó con varias referentes que están a favor del aborto legal y quedó convencida de que la Argentina se va a sumar al movimiento que lidera, llamado She Decides. "Cuando las mujeres pueden acceder a anticonceptivos seguros se convierten en las dueñas de su propio cuerpo. Y cuando ellas deciden, el mundo es mejor, más fuerte y más seguro", dijo.
María Noel Vaeza, directora de programas de ONU Mujeres, explicó que aún hay 52 países en el mundo en los que las mujeres no pueden heredar la tierra, lo que limita su acceso a la tecnología y los créditos. Según contó, las mujeres más perjudicadas son siempre las indígenas. "Debemos implementar políticas económicas y sociales para empoderarlas", agregó.
También llamó a que se deje de ver a las mujeres como víctimas, porque son agentes de cambio. "El poder transformador que tenemos es imparable. Si nos permiten acceso a la tierra, finanzas y tecnología, dejamos de ser víctimas de la violencia, dejamos de ser vistas como cargas y podemos ayudar a terminar con el hambre en el mundo", enfatizó.
En tanto, para Carole Megevand, líder del programa de desarrollo sostenible del Banco Mundial para la Argentina, Paraguay y Uruguay, las mujeres rurales juegan un rol enorme en sus comunidades, pero su trabajo es invisible porque enfrentan muchas barreras que no les permiten desplegar todo su potencial: imposibilidad de propiedad de la tierra, nulo acceso a las finanzas, falta de acceso al agua, incluso inseguridad.
Soledad Izquierdo, vicepresidente de Asuntos Públicos de Coca-Cola, explicó que la meta de la compañía está absolutamente ligada al desarrollo de las mujeres. Y citó el ejemplo de un programa que están llevando a cabo en la India, donde "las mujeres son la médula de la producción de la caña de azúcar pero son invisibles". Allí están instruyendo a las mujeres para que generen habilidades de producción. En Kenya buscan favorecer a los mercados locales, fomentando la creación de cooperativas, enseñando negociación, educación financiera. El objetivo, empoderar a 5 millones de mujeres para 2020.
Para Edith Obschatko, del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), la falta de información exacta es la oficialización de la invisibilización de las mujeres rurales: "Si no sabemos cuántas ni quiénes son, no podemos actuar".
Para Obschatko, las mujeres rurales son muy valiosas en tanto producen los granos, frutas y vegetales que le dan de comer a la mitad del mundo. Además, preservan la cultura, las identidades y los valores, y están orientadas a preservar la vida en toda forma y mantener las relaciones pacificas. "Es necesario que los gobiernos incluyan su promoción en políticas a largo plazo", concluyó.
Más temprano, durante la ceremonia de apertura, Susana Balbo, chair del grupo de afinidad, dijo: "Las mujeres rurales representan un 40% invisible para el sistema": Estuvo acompañada por las chairs de Alemania, Mona Küppers, y de Japón, Yoriko Meguro, países que componen la Troika.
"Queremos un mundo que no deje a nadie atrás, que incorpore a todos y a todas para legar a nuestros hijos y nietos un mundo en paz y sustentable", destacó Balbo.
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