¿Sacará el BCE la artillería pesada?
La presión se intensificó el miércoles para que el Banco Central Europeo adopte medidas drásticas para estabilizar los mercados de deuda de la zona euro, mientras los inversionistas minimizaron las compras de bonos limitadas de la entidad y los políticos discreparon sobre el papel del BCE en el combate de la crisis de deuda.
El miércoles, las compras de bonos italianos y de otros gobiernos de la zona euro por parte del BCE no lograron detener la venta generalizada de deuda de los países europeos con problemas. Los inversionistas continuaron deshaciéndose de todo lo que no fueran bonos alemanes y resultó cada vez más difícil encontrar compradores privados para la deuda emitida por países como Italia y España.
Los políticos de Francia —cuyos bonos también se han visto golpeados esta semana— e Irlanda instaron al BCE a intervenir de forma más decisiva para apuntalar los precios de los bonos y restaurar la confianza del mercado en la deuda de la zona euro. Sus voces se suman a un coro creciente de economistas, inversionistas y autoridades que afirman que ahora sólo el BCE tiene el poderío financiero suficiente para impedir un colapso financiero en Europa que sacudiría a la economía mundial.
Los líderes de Alemania, no obstante, continuaron rechazando los llamados para que el BCE emita dinero y compre bonos a mayor escala, al insistir que sólo las reformas económicas emprendidas por los gobiernos nacionales pueden resolver la crisis.
El BCE, con el respaldo de Alemania, se ha rehusado a desempeñarse como prestamista de última instancia de los gobiernos europeos, y ha insistido con firmeza en que su programa de compra de bonos es temporal y de alcance limitado. Los detractores sostienen que tal postura ha disminuido la efectividad de las compras de bonos, ya que los inversionistas no creen que el organismo apuntalara los precios de los bonos durante mucho tiempo.
El banco central, por su parte, ha justificado su cautela al decir que su misión es combatir la inflación y que una ayuda demasiado generosa a las economías en aprietos, como Italia, reduciría la presión para concretar reformas fiscales y económicas. Alemania, en tanto, teme que una ola de compras del BCE a mayor escala desate presiones inflacionarias y ponga en riesgo la independencia del banco central.
Valerie Pecresse, ministra de Presupuesto de Francia, cuestionó la opinión del BCE de que su única responsabilidad es mante-ner la inflación bajo control. "El rol institucional del BCE es la estabilidad del euro, pero también la estabilidad financiera de la zona euro", aseveró. "Confiamos en que el BCE tomará las medidas apropiadas para mantener la estabilidad financiera en la zona euro", como lo hizo en 2008 cuando ayudó a apuntalar el sistema bancario europeo, señaló Pecresse.
En tanto, el primer ministro irlandés, Enda Kenny, afirmó en Berlín que el banco central es el único actor en la crisis con los recursos para salir al rescate de Europa. "Mi impresión es que el BCE debería ser la potencia máxima", indicó Kenny mientras la observaba el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäule. Kenny reconoció que los líderes alemanes ven el tema de otra forma, pero agregó: "Lo que nos preocupa es el contagio"
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