¿Sabrá Trump lo que terminará haciendo? Lo dudo
Los analistas no hablan de lo que el primer mandatario de Estados Unidos va a hacer, sino de lo que podría llegar a hacer, que son dos cosas muy diferentes
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Es entendible. Me refiero al interés por saber lo antes posible las decisiones que adoptará Donald Trump, cuando a partir del 20 de enero de 2025, y durante los próximos cuatro años, asuma la presidencia de Estados Unidos.
Ejemplos: si supiéramos que Trump duplicará el arancel que Estados Unidos les aplicará a las importaciones de camisas rayadas procedentes de China, haríamos un buen negocio importando ya mismo una buena cantidad del producto; si supiéramos que Trump instalará una base aérea en las afueras de Columbus, Ohio, haríamos un buen negocio comprando un terreno para fabricar y vender comidas rápidas.
Pero no conozco a nadie que lo sepa y probablemente ni el propio presidente Trump lo tenga en claro. De manera que los analistas no hablan de lo que el primer mandatario de Estados Unidos va a hacer, sino de lo que podría llegar a hacer. Que son dos cosas muy diferentes.
Me ocurre lo mismo cuando en la Argentina aumenta el precio del dólar. Los periodistas me preguntan por qué subió. Respondo que no sé, porque no encuesté a los compradores, pero puedo responder “por qué pudo haber subido”, que no es lo mismo.
Trump ya presidió Estados Unidos entre 2017 y 2021. ¿Cuánto sirve el pasado para conjeturar el futuro? En este mundo tan vertiginoso y dramático, probablemente para poco. La historia, tanto local como internacional, me convenció de la importancia que tienen las circunstancias en el diseño y la implementación de las políticas públicas prácticas. De aquí al 20 de enero de 2025 falta una eternidad.
¿Cuánto importa la vinculación personal entre los presidentes de los países para conseguir cosas concretas? En la historia argentina recuerdo los casos de Arturo Frondizi-John Fitzgerald Kennedy, Carlos Saúl Menem-George Bush (padre), y Mauricio Macri-Donald Trump. La pregunta es relevante a la luz de la relación que existe entre Javier Gerardo Milei y Donald Trump.
Respuesta: la vinculación personal importa, pero no exageremos. Le vino muy bien a Macri, cuando tuvo que gestionar el apoyo del FMI, en 2018; quedó en el plano de las conversaciones, en el caso de Frondizi; ignoro cuán importante fue en el de Menem.
La Argentina basa hoy su política económica en el equilibrio fiscal financiero, que ha probado ser una herramienta muy efectiva. La vinculación personal entre Milei y Trump, si funciona, suena más a yapa que a factor clave en el presente y futuro de nuestro país.