Roberto Frenkel: "La sensación es que el Banco Central y el Gobierno no trabajan bien juntos"
El economista considera que la autoridad monetaria se quedó a mitad de camino con la decisión de bajar poco la tasa; expectativas por las negociaciones salariales
Fin de año con novedades en el diseño de la política económica. El economista Roberto Frenkel, investigador del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes), analiza los cambios recientes desde el sur, en Villa la Angostura. Hace home office y se muestra al tanto de los últimos datos, durante un diálogo que mantuvo en forma telefónica con LA NACION.
Frenkel investigó sobre modelos para salir de la alta inflación y fue uno de los ideólogos del plan Austral en 1985. De las experiencias regionales para combatir el alza de precios destaca la de Perú, y siempre levanta la bandera de un tipo de cambio real estable. Reconoce las dificultades del caso y dice que en la Argentina "hacer política inflacionaria es más arte que ciencia", a la vez que interpreta que la decisión del Banco Central de bajar la tasa de interés de referencia un 0,75% fue "mojarle la oreja al Gobierno".
-Usted estudió varios procesos inflacionarios en el país. ¿Cómo llegamos al actual?
-América Latina terminó con el problema de la inflación en los años 90. Incluso nosotros llegamos a tener en un momento menos inflación que Estados Unidos. Esto que tenemos ahora es un bicho nuevo y fue generado durante el kirchnerismo por una mala política económica. La situación externa y fiscal del país era excepcionalmente buena. Parecía imposible de arruinar, pero hasta las calesitas pueden chocar, y el broche de oro fue la intervención del Indec. Inventar números es un paso que no da nadie...
-¿Qué evaluación hace de la conferencia de la primera plana económica, en los últimos días del año pasado, para anunciar nuevas metas de inflación?
-Quedó la sensación de que el Banco Central y el Gobierno no trabajan bien de forma conjunta. Por más que el primero sea independiente, es crucial que la política económica sea de común acuerdo y no una cosa forzada. Hay que evitar conflictos. Si no queda una señal confusa que va en contra de las inversiones.
-¿Y respecto de la decisiónde política monetaria?
-El BCRA baja la tasa de interés de forma simbólica, como para decir que se cambia la meta pero no el instrumento. Pero no puede corresponder la misma tasa a una meta de 10% anual que a una de 15%. La clave de las metas de inflación pasa por que la gente le crea. Ahora una cosa es que se le crea al BCRA cuando dice que la tasa se va a mantener alta, y otra es que crean que con la tasa alta va a bajar la inflación. Es un problema diferente, y pienso que lo que pasa aquí es que la gente no le cree al modelo.
-Usted advierte sobre la necesidad de evitar el atraso cambiario para desinflacionar con éxito. ¿Piensa que se corrigió?
-En parte. Pero sigue faltando información muy importante. Al sector privado hay que aclararle tres variables: la inflación, la tasa de interés y el tipo de cambio real. Sobre esta última variable el Gobierno debe una señal. Hay una especie de prurito. No lo comunica. ¿Qué quiere decir que lo define el mercado? A corto plazo tiene que fluctuar, porque si no se timbea. Pero la tendencia se debe orientar. El que quiere poner una fábrica y piensa exportar necesita saber cuál va a ser el tipo de cambio en dos o tres años.
-¿Cómo entiende el juego entre el Banco Central y el Gobierno?
-El BCRA se metió en un problema de política, y creo que por eso le resultó incomoda la conferencia, donde bajar la tasa era visto como admitir una pérdida de independencia, y por ende la mantiene. Me parece mal. Si te sentaste a redefinir política y cambiaste las metas, no te quedes a mitad de camino. Lo que ha hecho el BCRA es mojarle un poquito la oreja al Gobierno y la economía de un país no puede depender del orgullo. ¿Querés crecer un 3,5% este año? Mostrale a la gente que tanto el BCRA como el Gobierno van en la misma dirección. No se sacrifica credibilidad así...
-¿Qué arrastre puede generar sobre la inflación de 2018?
-Como pasa todos los años, las expectativas que importan serán las que se consigan instrumentar a través de las negociaciones colectivas y salariales. El principal precio de la economía es el del trabajo y las expectativas que importan son las de quienes negocian salarios, las de los sindicatos; son los que van a pesar en el resultado final. El Gobierno necesita credibilidad para negociar, y en ese sentido 15% suena más factible que 10%.
-¿Cuánto afecta el esquema fiscal al proceso de desinflación?
-Resolver el déficit es lo más urgente. No es que haya que hacerlo violentamente, pero sí hay que tomar US$30.000 millones de deuda todos los años, estás muerto. Y estás expuesto a la tasa de interés internacional y un retaceo del financiamiento. Me parece bien el gradualismo fiscal porque es lo posible, pero tiene que ser gradual todo, incluso la inflación.
-¿Le preocupa un stock de Lebacs de más de un billón de pesos?
-Es un problema. Se paga 28% por las Lebacs y las reservas rinden tasa internacional más devaluación. Si atrasás el dólar, el valor en pesos de las reservas crece menos que la deuda del BCRA. Con esta tasa, cada vez que compran dólares se emite deuda al 28%. No es sostenible. Después se arregla con la devaluación, pero licuás los pesos del sector privado.
-¿Qué evaluación hace del plan de financiamiento vía deuda?
-La deuda es baja y eso es una ventaja, pero no se puede abusar. En el futuro, no puede seguir creciendo la deuda pública en pesos y dólares a un ritmo de 6 o 7 puntos del PBI por año. Es explosivo que todo el tiempo la deuda crezca más rápido que el PBI.
-¿Quién coordina la política económica en la Argentina?
-No lo tengo claro. Veo un BCRA independiente que sobreactúa un poco su independencia y en el otro lado, "mis ojos y mis oídos"... no hay un economista profesional. ¿No querías tener un ministro pesado? Perfecto, pero tengan una instancia explícita de coordinación. O mismo los cuatro funcionarios de la conferencia [Luis Caputo, Federico Sturzenegger, Nicolás Dujovne y Marcos Peña] podrían tener reuniones mensuales e informar. ¿Quién coordina? No se entiende. Da la impresión de que es el Presidente quien corta el bacalao y no se le puede exigir eso a un presidente.
-¿Cuál es su balance de estos primeros dos años de Macri?
-Vamos bien, se sobrepasaron muchas dificultades y el Gobierno se consolida políticamente. Ahora viene la maduración. Creo que hay gente muy comprometida, pero deberían escuchar más en lo económico. Me parece que el Presidente compró un diagnóstico que estaba mal de entrada. Se va dando cuenta pero nadie se lo explica bien. "Llegamos al Gobierno, controlamos la oferta monetaria y en seis meses domamos la inflación", se escuchaba. ¿Alguien cree que solo el BCRA con la tasa al 28% puede bajar la inflación? La economía de este país tiene una historia...
Minibio
Ocupación
Economista, investigador del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes)
Edad
74 años
Trayectoria
Es profesor en la UBA y fue consultor en organismos internacionales
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