Roberto Cortés Conde: "El Gobierno debe resolver el interminable problema fiscal"
El presidente de la Academia Nacional de Historia dice que es equivocado etiquetar a Mauricio Macri comoun líder conservador, aunque lo cuestionó por su excesivo optimismo respecto de la llegada de inversiones
El gobierno de Mauricio Macri debe resolver el interminable problema fiscal que ha enfrentado la Argentina en toda su historia. Así lo expresó el presidente de la Academia Nacional de Historia, Roberto Cortés Conde, en una entrevista con LA NACION realizada en su casa, en San Isidro.
"Mientras Macri no arregle la cuestión fiscal, no está haciendo los deberes que tiene que hacer", afirmó este referente de la historia económica argentina.
Cortés Conde consideró equivocado etiquetar a Macri como un líder conservador, aunque lo cuestionó por su "excesivo optimismo" respecto de la llegada de inversiones.
Nacido en 1932, es abogado y tiene un posgrado en Sociología de la Universidad de Buenos Aires; se ha desempeñado como docente en varias universidades de primer nivel de Europa y los Estados Unidos; en el país, dio clases en la UBA y en las universidades Di Tella y San Andrés. Fue presidente de la Asociación Internacional de Historia Económica y de la Asociación Argentina de Historia Económica, y es autor de 13 libros, además de haber escrito muchos artículos académicos.
-¿Qué particularidad tiene el gobierno de Mauricio Macri por ser el primer presidente que no es ni radical ni peronista desde la década del 30 del siglo XX?
-La primera ruptura del siglo XX la produce el peronismo, ya que hasta ese entonces la disyuntiva era entre radicales y conservadores. Desde entonces, el peronismo muestra una gran capacidad de transformismo.
-¿Macri no es entonces un nuevo líder conservador?
-No lo creo. El peronismo fue el que encarnó el conservadurismo frente al avance de la izquierda en el siglo XX. Por eso, la pregunta que uno debe hacer es ¿frente a qué se considera a Macri un conservador? Macri empieza con un partido moderno de derecha, como Pro, pero es un líder pragmático, y de ahí su encanto con la figura de Arturo Frondizi. La base de apoyo para ganar las elecciones de Macri es de un progresismo moderado, porque de hecho Elisa Carrió y el radicalismo han sido muy importantes para que él ganara. Y Macri le agrega una dimensión tecnocrática.
-¿Macri no está demostrando que se puede gobernar con poder sin el peronismo detrás?
-Es que el mundo donde los fuertes sindicatos peronistas enfrentaban a los gobiernos no peronistas no existe más. Lo que está por verse es el rol de estas organizaciones sociales surgidas en los últimos años. Lo que está claro es que el peronismo, en el sentido clásico, no existe más.
-A Macri lo critican casi por igual tanto el kirchnerismo, que lo acusa de hacer un ajuste, como los ortodoxos, por no hacer nada en el plano fiscal.
-Mientras Macri no arregle la cuestión fiscal, no está haciendo los deberes que tiene que hacer. Claro que una cosa es estar en un aula y otra es en el gobierno. La cuestión es que es difícil controlar el gasto en un país como la Argentina, y cuando el Gobierno eligió no adoptar una política de shock ya condicionó el resto de su gestión. A la vez, no sé si yo hubiera elegido una estrategia de shock. La Argentina es un caso casi único en el mundo en el que la inflación perduró más de 50 años.
-Por otro lado, el kirchnerismoy la izquierda acusan al Gobierno de imitar el modelo de la dictadura y de los 90.
-No es ni uno ni otro. En verdad, el gobierno militar no adoptó ninguna política ortodoxa, mientras que en los 90 no se evitó el déficit fiscal, aunque las privatizaciones le permitieron un importante oxígeno en las cuentas públicas, pero en el 95 ese modelo estaba agotado. En 1977, la inflación bajó del 300 al 100 por ciento anual, pero no bajó más, pese a que los sindicatos estaban intervenidos. Todos los empresarios que pensaban que [el ministro de Economía José Alfredo] Martínez de Hoz era un hombre de ellos se sintieron traicionados por la política de tasas altas. El problema de este país es que no hay ningún plan de estabilización en la historia que haya tenido éxito; el más ortodoxo fue el de Frondizi. Es un problema que nunca se pudo arreglar. Por eso, creo que el gobierno de Macri fue demasiado optimista respecto de los tiempos para la llegada de inversiones, que es un proceso que siempre demora al menos cuatro o cinco años, salvo en el caso de la construcción.
-La apertura al resto del mundo también fue un tema de debate histórico. ¿Alguna vez le fue bien al país abriéndose?
-Sí, claro, a principios del siglo XX, pero no fue un proceso fácil. Hasta 1930 al país le fue excepcionalmente bien, con una gran inyección de capital y de población. De hecho, a fines del siglo XIX, Estados Unidos pensaba que la Argentina iba a superarlo en términos económicos. Eso cambió totalmente después de la Segunda Guerra Mundial. En la década del 50 la Argentina se queda muy atrás de México y Brasil, en buena medida porque el peronismo no combatió al capital, sino que consumió el capital. Y algo parecido ocurrió en la última década.
-¿Es un problema tener tipo de cambio bajo y alto endeudamiento?
-Cada vez que un ciclo político genera confianza, entran capitales y el tipo de cambio baja. Y eso genera más deuda. El problema, repito, es fiscal.
-Macri al principio lo tomaba como modelo a Frondizi. ¿Se parecen en algo?
-Es muy conveniente citar a Frondizi, pero él no tuvo un modelo tan explícito. Sí tenía en claro que necesitaba un plan de estabilización y por eso llama al FMI, pero en lo único en lo que creía era en la necesidad de atraer inversiones. Pero no tenía una política antiinflacionaria ni fiscal clara. De hecho, tuvo varios ministros con enfoques diferentes, como Álvaro Alsogaray y Roberto Alemann. Alsogaray fue importante para liberalizar los precios y Alemann en la cuestión fiscal.
Minibio
Profesión
Abogado e historiador
Trayectoria
Se desempeñó como docente en varias universidades de Europa y Estados Unidos; en el país, dio clases en la UBA y en las universidades Di Tella y San Andrés