Riesgos del trabajo: logros y desafíos del sistema, a 25 años de su inicio
El sistema de riesgos del trabajo celebra en este mes de julio de 2021 sus primeros 25 años de compromiso con el trabajo argentino, abogando por un entorno laboral más protegido para sus protagonistas, los trabajadores y los empleadores, y dando atención inmediata e integral ante accidentes y enfermedades profesionales.
En un país que ha atravesado grandes vaivenes en este cuarto de siglo, el sistema no solo se sostuvo, sino que se perfeccionó. Y mostró muchas conquistas, que son reconocidas por el entramado productivo y social. Por eso, hoy la cobertura del seguro de riesgos de trabajo se ha convertido en un aspiracional para aquellos trabajadores que aún carecen de ella.
El logro más significativo es que hubo una caída de 80% de los accidentes fatales, lo que representa 14.000 vidas salvadas. Este resultado es el fruto de la labor conjunta de los trabajadores, los empleadores, las aseguradoras de riesgos del trabajo (ART) y el Estado, cada uno en su rol específico.
Las acciones de prevención en evolución dinámica y la integralidad de la cobertura, tanto dineraria como médica, constituyen los pilares de este sistema, que ha trabajado sumando servicios, incorporando tecnologías de punta, e incrementando las indemnizaciones, resguardadas con un procedimiento de actualización automática. Las ART conforman un sector especializado, con 18 compañías poseedoras de un know how técnico madurado en el tiempo, con el objetivo de estar a la altura de la demanda en cada momento, aun en los escenarios más adversos.
Y la prueba de fuego llegó con la pandemia. En el año 2020, las ART dieron respuesta a las patologías habituales (no Covid) y a una patología exógena y ajena al sistema (Covid) de la que ya se atendieron más de 360.000 casos.
La cuarentena estricta demandó una reconfiguración total del servicio y de la manera de brindar las prestaciones. El avanzado nivel de informatización y el compromiso de sus profesionales y técnicos permitieron la contención de los siniestros, con casi 5 millones de prestaciones asistenciales integrales.
El sector se valió de todas las plataformas tecnológicas a disposición para brindar atención las 24 horas, los 7 días de cada semana, con capacitaciones y elaboración de protocolos. A eso se sumó la incorporación de profesionales en diferentes especializaciones, tales como clínica, neumonología, infectología, epidemiología, y unidades de tratamiento con prestadores diferentes de los habituales, como así también de internación extra hospitalaria (domiciliarias y hoteleras), además de las habituales en clínicas y sanatorios. Hubo más de 24 millones de acciones con soporte digital enfocadas en la atención y en la prevención, como respuesta a las necesidades de empleadores y trabajadores.
Hay previsiones normativas que están todavía están sin cumplimiento. A pesar de los avances y mejoras, la litigiosidad que enfrenta el sistema aún es muy elevada. Resulta inexplicable que a más de cuatro años de la vigencia de la ley 27.348, de 2017, todavía no se hayan conformado los Cuerpos Médicos Forenses en el ámbito judicial, en cabeza de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y de cada uno de los máximos tribunales de Justicia de cada provincia que adhirió a la reforma legal.
Esa ausencia se traduce en prácticas antojadizas de determinación del daño, cuyo mayor estímulo es el de mantener los honorarios periciales atados al monto de la sentencia, y no al trabajo realizado por peritos convocados por concurso, como sucedería si los mencionados cuerpos médicos se hubieran constituido.
A esta costosa e impredecible distorsión hay que agregarle actualizaciones judiciales descontextualizadas, que nada tienen que ver con el rendimiento de las inversiones, en un sistema que opera en condiciones de infratarifación como producto de la litigiosidad. Es vital que cobertura y financiamiento mantengan un adecuado equilibrio para cuidar la sustentabilidad del sistema.
Los avances y los logros son evidentes. Hay casi 10 millones de trabajadores cubiertos por el sistema y más de un millón de empleadores que dan cuenta de ello, con avances más que destacados en prevención y más que elocuentes en cuanto a las prestaciones.
En este sistema, Argentina ostenta un caso testigo: consensos con resultados a lo largo de los años. El desafío continúa con un propósito firme, mejorar cada día en términos de seguridad y salud ocupacional.
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