Riesgo país cerca de los 3000 puntos: qué mide, por qué sube en la Argentina y cuándo llegó a su pico máximo
Es un índice que compara los rendimientos de los bonos de largo plazo de un país respecto de los de Estados Unidos y sirve como termómetro del contexto económico y político
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El riesgo país es un termómetro del contexto político y económico, y es tenido en cuenta tanto por los inversores como por las empresas y los estados que buscan financiamiento. En el año, el riesgo país de la Argentina aumentó 71%, de 1701 puntos básicos a 2913 al cierre de ayer, aunque el incremento mayor se dio en los últimos 40 días, cuando subió 1000 puntos. De esta manera, la Argentina tiene el riesgo país más alto de la región, igual que el El Salvador, y solo superado por Venezuela, con 39.354 puntos básicos.
Tener un riesgo país de 2900 puntos implica que, como mínimo, un inversor que quiera financiar un crédito a un gobierno local (nacional o provincial) o a una empresa que opera en la Argentina, le pedirá una tasa de interés en dólares de 30%, lo que implica que el país tiene cerrado el mercado internacional porque no existe ningún proyecto que otorgue una rentabilidad superior a ese costo.
El riesgo país es un índice creado por el banco estadounidense JP Morgan, que compara los rendimientos de los bonos de largo plazo de cada país con respecto al de Estados Unidos, que es considerado el activo menos riesgoso del mundo, ya que tiene la facultad de emitir dólares. En el caso de la Argentina, hace un promedio ponderado de los bonos Globales, que en el mes cayeron hasta 20%.
En otras palabras: el índice mide cuánta más tasa de interés piden los inversores para prestarle dinero a un gobierno u empresa, en comparación con el costo del crédito en Estados Unidos. Cuanto más riesgoso sea el país, más rentabilidad piden los inversores para compensar esa incertidumbre.
En general, el riesgo país suele aumentar cuando un país enfrenta mayores probabilidades de default. En el caso de la Argentina, sin embargo, sucede un comportamiento extraño, porque, pese a que el país no tiene grandes vencimientos de deuda externa en el corto plazo, el mercado financiero ya proyecta que la economía no crecerá lo suficiente como para hacer frente a sus obligaciones en los próximos años.
En un contexto de altísima incertidumbre, los inversores consideran nulas las posibilidades de que el Gobierno lleve adelante reformas estructurales para que la economía crezca de manera sostenida. En cambio, observan un Gobierno que cada vez gasta más de lo que recauda y que no tiene forma de financiar ese déficit, excepto con emisión monetaria. Sin embargo, con niveles de inflación cercanos al 80% interanual, los márgenes de emisión cada vez son más limitados, si no se quiere incurrir en una crisis mayor.
“El riesgo país, conocido como EMBI, mide cuánto le está exigiendo el mercado al bono local por encima al que le exige a Estados Unidos”, define Martín Vauthier, economista de la consultora Anker.
Sobre cómo afecta al sector privado, el analista explicó: “En teoría, nadie puede tomar deuda más barata que el Estado, que tiene la capacidad de sacarle plata a los contribuyentes para pagarla. A la hora de competir con las empresas multinacionales, las nacionales tienen costos más altos porque tienen que financiarse a tasas más altas”.
El riesgo país en niveles cercanos a 3000 puntos porcentuales no es nuevo para la Argentina, ni para el Gobierno, ya que se había llegado a este nivel en mayo pasado. De hecho, el récord en la gestión de Alberto Fernández ocurrió el 23 de marzo de 2020, cuando llegó a 4362 puntos básicos.
En ese entonces, la Argentina estaba negociando la reestructuración de la deuda externa, con pocos avances en las conversaciones. Durante meses, el riesgo país se mantuvo alto, con un piso de 2000 puntos básicos, hasta que luego de cerrar la reestructuración, el índice cayó 1000 puntos en un día a 1100, el 10 de septiembre de 2020. Desde entonces, el riesgo país volvió a subir, pese a no tener vencimientos de deuda de corto plazo.
“El riesgo país es el adicional que te exigen los inversores para que inviertan en tu país. Un país muy riesgoso debe pagar mucho más y la Argentina es un defaulteador serial, de por sí tiene un piso estructural”, agrega Fausto Spotorno, director de Centro de Estudios Económicos.
En casi 2 años, los bonos argentinos perdieron 59% de su valor. Para recuperar las paridades post canje, los precios en promedio deberían subir 145% o multiplicarse por 2,45. pic.twitter.com/Ez7XOhhwAf
— Nery Persichini (@nerypersi) July 22, 2022
El riesgo país y los presidentes
Durante el gobierno de Mauricio Macri, el riesgo país llegó al pico de 2532 puntos básicos, unos días después de perder las elecciones primarias, el 30 de agosto de 2019. Al momento de su llegada a la Casa Rosada, en diciembre de 2015, el indicador se ubicaba en 480 puntos, pero comenzó a descender luego del desarme del cepo, para tocar mínimos de 347 puntos en diciembre de 2017. La corrida cambiaria de abril de 2018 hundió al país en la recesión y el riesgo país volvió a subir hasta los 1000 puntos, cuando empezó a bajar hasta las PASO.
El valor más alto de riesgo país corresponde a la gestión de Eduardo Duhalde, quien ocupó el sillón de Rivadavia entre febrero de 2002 y mayo de 2003. Tras la salida de la convertibilidad, devaluación, pesificación de depósitos y 49% de pobreza, el indicador tocó máximos de 7722 el 7 de agosto de 2002, en un contexto de default dispuesto por Adolfo Rodríguez Saá durante su breve presidencia.
La situación continuó durante la gestión de Néstor Kirchner, quien sucedió a Duhalde y asumió el 25 de mayo de 2003. El riesgo país se mantuvo alto, con un pico de 6769 puntos durante su gestión (el 8 de junio de 2005). Luego retrocedió abruptamente (quedó debajo de 900) tras la renegociación de la deuda, en una gestión en la que trabajaron el entonces ministro de Economía, Roberto Lavagna, y el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen.
Más atrás en la historia aparece la gestión de Fernando De la Rua, quien asumió el 10 de diciembre de 1999 con una economía en declive (ese año la economía se contrajo un 4%) y el compromiso de mantener el “uno a uno” heredado por el régimen de convertibilidad de la gestión anterior. Con un modelo económico que daba señales de agotamiento, el Gobierno recurrió al FMI, pero la incertidumbre global se reflejó en el riesgo país, que llegó a un máximo de 4753 en los meses previos a la crisis de diciembre de 2001 que derivó en la renuncia del presidente.
Por su parte, los ocho años con Cristina Kirchner al frente del Poder Ejecutivo no superaron los picos de sus antecesores, pero tocó valores máximos en noviembre de 2008, cuando el indicador llegó a 1965 empujado por la crisis financiera internacional, que dinamizó una salida de capitales de mercados emergentes.
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